CARLOS XII, rey de Suecia, desembarca en la orilla oriental del mar Báltico, y libera la ciudad de Narva.


El 6 de octubre, CARLOS XII, rey de Suecia, desembarca en la orilla oriental del mar Báltico, y decide liberar la ciudad de Narva, en la frontera nororiental de Estonia. Está siendo sitiada por 40.000 rusos, y CARLOS sólo dispone de 8.000 suecos, pero éstos están bien instruidos, en tanto los rusos no son más que chusma. CARLOS los borra del mapa. (El zar PEDRO abandona el escenario de la batalla antes de iniciarse el combate, probablemente porque supo lo que iba a suceder). Carlos se da cuenta de que en cuestión de tres meses ha arrollado a los dos miembros más débiles de la alianza, y de que ahora está dispuesto para marchar contra el que considera el principal enemigo: Polonia. Así pues, vuelve la espalda a Rusia y a su ejército torpe e improvisado. Éste es su error fundamental, pues la victoria de Narva le induce a subestimar a Rusia y, lo que es peor, a PEDRO, el cual no tiene la menor intención de dejarse desmoralizar por una derrota. Mientras CARLOS XII presta atención a Polonia, PEDRO tiene tiempo de reorganizar su ejército.