En 1702, PEDRO I avanza a lo largo del río Nevá, desde el lago Ladoga al mar Báltico.


PEDRO I va presionando en las provincias bálticas y concretando sus propósitos bélicos. En 1702 avanza a lo largo del río Nevá, desde el lago Ladoga al mar Báltico, y a orillas de este río empieza la construcción de una nueva capital. Desea desplazar a Moscú, con su oscuro tradicionalismo enraizado en el pasado medieval de Rusia y la experiencia mongola. Aspira a disponer de una capital abierta al mar Báltico, mirando a las naciones de Europa: iba a ser su «ventana a Occidente».