ENRIQUE IV reúne un concilio en Worms y declara depuesto a GREGORIO VII a quien comunica tal decisión en una histórica carta.


ENRIQUE IV, ante la exigencia de GREGORIO VII,  reúne un concilio en Worms, declara depuesto a GREGORIO VII y le comunica la decisión en una histórica carta. ENRIQUE IV tropieza con la oposición de unos Papas desacostumbradamente enérgicos, que hacen la controversia aún más enconada. ENRIQUE IV sabe que los emperadores que le han precedido no han tenido escrúpulo alguno en destronar Papas ni en interferir las elecciones para hacer de los pontífices marionetas del Imperio. ENRIQUE IV trata de imitar en esto último a sus antecesores. Pero el Papa también sabe que puede excomulgar al emperador y relevar a la nobleza de su obediencia hacia él. Y esto es lo que procurará hacer.