Se constituye la Liga Santa, integrada en principio, por los Estados Pontificios, Venecia y España.


El papa JULIO II se encuentra ante la tarea de expulsar a los franceses de Génova y Milán, después de haberlos utilizado en el enfrentamiento con Venecia. Su consigna de «¡fuera los bárbaros!» penetra profundamente en el ánimo de los italianos. Una vez más, el papa JULIO sabe que sin la cooperación de alguna potencia europea ellos solos no serán capaces de enfrentarse con éxito al poderoso Luis XII. Sirviéndose una vez más de la diplomacia organiza la Liga Santa, en la que se integran los Estados Pontificios, Venecia y España y que queda formalmente constituida el 4 de octubre de 1511; un mes después se adhiere a ella el rey ENRIQUE VIII de Inglaterra y algo más tarde el emperador MAXIMILIANO y Suiza.