GREGORIO VII perdona a ENRIQUE IV. La humillación imperial es una clara afirmación de la autoridad papal.


GREGORIO VII perdona a ENRIQUE IV. Sabe que el perdón le va a costar muy caro, pero como representante de Cristo en la tierra no puede obrar de otra manera. El sometimiento de ENRIQUE IV al Papa, significará para el imperio una pérdida de jerarquía que no logrará recuperar jamás. Desde entonces, el Emperador y el Papa se enfrentarán como dos poderes en pie de igualdad.Sin embargo, la humillación imperial es una clara afirmación de la autoridad papal, de la que GREGORIO es uno de sus más valiosos sostenedores. Él afirma la suprema potestad de la Iglesia aun sobre la autoridad civil, potestad justificada por la misión confiada a la misma Iglesia, que procura, por encima de cualquier otro valor, y cualquier otro bien, el bien espiritual de los pueblos. Los papas llegarán a alcanzar una autoridad (el papa nombra los obispos a partir del siglo XIII) que ya no perderán desde entonces. Así, en los siglos XII y XIII, los papas considerarán que, a causa de su autoridad espiritual, tienen el derecho y el deber de intervenir en los asuntos temporales, y, por tanto, les corresponde corregir la conducta de los reyes, puesto que éstos son pecadores como todos los demás hombres. Por consiguiente, habrá dos representantes de Dios en la tierra, el papa y el emperador. Obviamente, uno de los dos sobrará.