Con la abdicación del antipapa CLEMENTE VIII queda zanjado definitivamente el CISMA DE OCCIDENTE.


En 1429, ALFONSO de BORGIA recibe del papa MARTÍN V en Roma, la misión de resolver el problema del papa CLEMENTE VIII residente en Peñíscola. Por fin, en la fecha, se acaba lo que era una ficción política. El papa MARTÍN V y el rey ALFONSO V el Magnánimo de Aragón se avienen cuando éste consigue que MARTÍN V haga también concesiones (entre las que se incluyen las relativas a su posesión del reino de Nápoles). ALFONSO obliga a abdicar a CLEMENTE VIII. El último acto de esta farsa será el reconocimiento en el castillo de Peñíscola de MARTÍN V por CLEMENTE VIII, sus tres cardenales y dignatarios, abandonando su nombre pontificio y volviendo a tomar su nombre de bautismo. Con la abdicación del antipapa CLEMENTE VIII (el español Gil Sánchez Muñoz), elegido en oposición a MARTÍN V, queda zanjado definitivamente el CISMA DE OCCIDENTE. MARTÍN V nombra a Gil Sánchez obispo de Mallorca y como tal morirá el 28 de diciembre de 1446.