Tratado de Cazorla: La crisis política de al-Ándalus hace que los cristianos se repartan las áreas a conquistar.


La crisis política de Al-Ándalus hace creer a los cristianos que su expansión es imparable y que, tarde o temprano, unos y otros pueden colisionar en sus campañas de conquista, de modo que los soberanos de Castilla y León y los de Aragón se reparten las áreas a conquistar. ALFONSO VIII de Castilla y ALFONSO II el Casto de Aragón firman un nuevo tratado -el Tratado de Cazorla- sobre sus zonas de influencia y reconquista. Por este Tratado se rectifica el de Tudején (1156) que fija los límites de conquista entre Castilla y la Corona de Aragón. En efecto, en este primer Tratado se asignaba la reconquista de Murcia a los reyes de Aragón. Esta adjudicación, sin embargo, se invierte en el de Cazorla. De esta manera, el Reino de Murcia es destinado a constituir un acceso al mar para la Corona de Castilla y una muralla enfrente de la futura expansión catalana hacia el sur. Por todo ello, el rey de Castilla levanta a ALFONSO II el deber de vasallaje que los reyes de Aragón deben a los de Castilla -ya que ALFONSO VII devolvió Zaragoza a RAMIRO II en 1136-. Este deber de vasallaje consiste en que el rey de Aragón tiene la obligación de asistir a la coronación de los reyes de Castilla empuñando una espada desenvainada.