Después de Sancho III el Deseado, reina en Castilla su hijo ALFONSO VIII el Bueno (1158-1214). Tiene sólo tres años cuando sube al trono. Cada uno de los reinos tratará de asegurarse la supremacía -cuando no la ascendencia- sobre el otro. Hubo pactos para repartirse las tierras de la frontera meridional, pero con más frecuencia desencuentros y enfrentamientos que influirán en la marcha de la conquista y en la contención del enemigo almohade. Particularmente duras serán las luchas durante la minoría de edad del rey castellano ALFONSO VIII, que permitirán el afianzamiento de una nueva clase nobiliaria: los Castro, Lara, Haro o Meneses, que se convertirán, junto a los concejos, en árbitros de la vida política del reino durante dos centurias.