Tras vencer CÉSAR a ARIOVISTO, el Rin se convierte en la frontera definitiva de Roma por el norte.


Tras la victoria de JULIO CÉSAR sobre ARIOVISTO, rey de los suevos, en el 58 aC, los germanos son obligados a replegarse al otro lado del Rin y el gran río centroeuropeo se convierte en la frontera definitiva de los dominios de Roma por el norte. Por otra parte, la comarca de Alsacia, donde estaban instalados los suevos, entra, por consiguiente en la esfera de influencia de Roma.