La madre de JUANA de Arco y el rey piden al Papa CALIXTO III que revise el proceso por el que, en 1431, había sido condenada a la hoguera JUANA de Arco, acusada de magia y herejía. El Papa, tras leer los documentos, abre de nuevo el caso en este año. La sentencia es declarada nula y revocada «por fraude, calumnia, iniquidad, contradicciones y errores manifiestos de hecho y de derecho», determinando que el tribunal de la Inquisición que la condenó había actuado presionado por los ingleses. Tras este proceso de rehabilitación, JUANA de Arco es declarada «limpia de toda infamia» e inocente de todos los cargos que se le imputaron haciéndose pública manifestación de que había muerto en defensa de su religión, de su patria y de su rey.
