LEON III -papa- (26.12.795 – 12.6.816) Un sacerdote de origen humilde que ha llegado muy alto en el rango eclesiástico, es -en la fecha- elegido unánimemente papa al día siguiente de la muerte de Adriano, y consagrado obispo al día siguiente. La velocidad con que ocurren estos hechos hace pensar en una maniobra preventiva cuidadosamente planeada por parte de sus seguidores frente a otros contendientes. Lo que es seguro es que, ya desde el comienzo, LEÓN tiene enemigos entre la aristocracia romana, que está decidida a deponerlo. Resulta irónico, por tanto, que, al igual que Adriano antes que él, disfrute de un pontificado inusualmente largo, que se prolongará durante casi veintiún años.

El Papa LEÓN III se apresura a testimoniar a CARLOS (Carlomagno) su fidelidad enviándole las llaves de la confesión de San Pedro y el estandarte de Roma. La posición de LEÓN III es difícil por la rebelión de los nobles romanos capitaneados por los sobrinos del anterior Papa, Adriano I, que no toleran la subida de un clérigo de humilde estirpe al solio de San Pedro. Pero León III siempre amenazado por los reinos bárbaros vecinos, desea pedir ayuda a Carlomagno.

LEÓN III tendrá que hacer frente a un contencioso de carácter teológico con la Iglesia de Oriente: la cuestión del “filioque”; es decir, la discusión sobre la procedencia del Espíritu Santo. Sólo del Padre, para los orientales; del Padre y del Hijo, para los occidentales. El papa mantendrá una actitud ambigua, que sólo despejará dos siglos después Benedicto VIII, proclamando la doctrina del “filioque”.

El obispo FÈLIX de Urgell es condenado, en la fecha, por el papa LEÓN III, y convocado en Aquisgrán.

El adopcionismo, ha sido condenado en el segundo concilio ecuménico de Nicea (en 787) y también en sendos concilios celebrados los años 794 y 798, en Francfort y Roma respectivamente. Así, pues, en la fecha, tropas carolingias aprehenden a FÉLIX de Urgell y le llevan ante un tribunal eclesiástico en Aquisgrán donde tiene lugar una famosa polémica que sostendrán el obispo FÉLIX de Urgell y ALCUINO de York ante CARLOS. FÉLIX se retracta de la herejía pero es confinado en Lyon. Esta querella ha dado origen a una disyunción: Hay dos Iglesias en Hispania, la libre en comunión con el papa, y la mozárabe, vuelta a la ortodoxia pero mirada siempre con recelo. Por ello, muchos mozárabes comienzan a emigrar a Asturias, donde se puede vivir en libertad.

En la fecha, durante una procesión, el papa LEÓN III es físicamente agredido. Se dice que la intención de sus enemigos es cegarlo y cortarle la lengua, con lo que estaría inhabilitado para ejercer el pontificado. Pero LEÓN III logra sobrevivir. Más tarde es acusado de adulterio y perjurio, lo cual le vale ser depuesto y encerrado en un monasterio. Puede huir de Roma y, cruzando los Alpes, se reune con CARLOS en Paderborn (Alemania).

CARLOS logra que el papa LEÓN III, en la fecha, vuelva a Roma escoltado por un pelotón de soldados y decide abrir un proceso informativo para aclarar las acusaciones que se han hecho sobre el papa. Sin embargo, ALCUINO le recuerda que nadie es quien para juzgar a la máxima autoridad de la Iglesia.

Se obtiene del papa LEÓN III el permiso para trasladar en España, la sede episcopal de Iria a la nueva iglesia de Compostela.

La situación no se normaliza en Roma, donde son muchos los adversarios del papa LEÓN III, por lo que CARLOS toma la decisión de presentarse en Roma, a finales del mes de noviembre del año 800, “para restablecer la paz de la Iglesia, gravemente perturbada”. Se reune un sínodo ante el cual LEÓN III sincera su conducta, contra las acusaciones de sus adversarios.

En la fecha, LEÓN se ofrece a hacer un juramento solemne para librarse de las acusaciones, y ésta es la solución sobre la que se llega a un acuerdo. El 23 de diciembre, en presencia de una gran y solemne asamblea, LEÓN hace su juramento, cuyo texto se conservará a los largo de los siglos. El emperador queda satisfecho, y LEÓN queda así reivindicado ante sus enemigos. Desde entonces hasta la muerte de CARLOS, LEON aunque seguro en su puesto sabe cual es su lugar. Actúa más como un agente de CARLOS en Italia que como un obispo independiente, y menos aún como el obispo de Roma.