JULIO I (Papa) (337-352)

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JULIO I nombrado papa. Romano de origen, promulgará diversas normas eclesiales.


JULIO I -papa- (6.2.337-12.4.352) Romano de origen, promulgará diversas normas eclesiales, entre ellas, la que prohíbe a los clérigos llevar sus causas ante los tribunales seculares y la que reglamenta el derecho de apelación ante el pontífice en las causas de importancia. Saldrá de las persecuciones externas, pero tendrá que enfrentarse este santo papa a las disensiones internas, sostenidas todas ellas en doctrinas que intentarán minar la unidad del credo al tiempo que cuestionarán la unidad jerárquica de la Iglesia. Acercará a ATANASIO, patriarca de Alejandría y a otros obispos expulsados por los arrianos.

Un sínodo en Roma declara a ATANASIO de Alejandría y a MARCELO de Ancira, libres de culpa.


Un sínodo que se celebra en Roma por convocatoria del papa JULIO I, declara a ATANASIO de Alejandría, libre de culpas. A este sínodo es invitado MARCELO de Ancira a quien el papa JULIO I le ruega que haga una exposición por escrito de su fe que al ser ortodoxa motiva que no se confirme su deposición (336) declarándolo inocente. Los arrianos, reaccionan ferozmente y, en un determinado momento, emiten una carta en la que excomulgan a Julio y a los obispos occidentales que le apoyan.

JULIO I convoca un concilio en Sárdica para reconciliar con la Iglesia a los excomulgados arrianos.


El papa JULIO I convoca un concilio en Sárdica (Sofia) en Tracia (342-343) en un intento por reconciliar con la Iglesia a los excomulgados arrianos. Este concilio se reúne merced a un convenio entre CONSTANTE I (cristiano) y su hermano CONSTANCIO II (arriano). En Sárdica se reúnen 90 sostenedores de la fórmula nicena contra 80 defensores de la herejía arriana. La unión no se logra, aunque algunos herejes deponen su actitud, y la separación entre los obispos de Occidente y los de Oriente se muestra clamorosamente. También en este concilio se reconoce explícitamente la autoridad papal pues se dice que el primero entre todos los obispos y juez supremo en los asuntos religiosos, dogmáticos y disciplinarios. No se trata solamente como en los primeros siglos de un reconocimiento más o menos implícito, sino de un reconocimiento oficial y explícito. El primado pontificio no es un simple primado de honor, sino un verdadero primado de jurisdicción. Reside en el Palacio de Letrán (Roma). El Papa, enviará a este Concilio como legado suyo al obispo de Córdoba, OSIO. Este Concilio confirmará la ortodoxia de las doctrinas de ATANASIO y se reconocerá para cualquier obispo expulsado de su sede, el derecho de apelación a Roma.