ALFONSO II de Aragón confirma, en la fecha, su alianza con Navarra firmando un nuevo tratado -Liga de Huesca- al que se unen también ALFONSO IX de León y SANCHO I, de Portugal. Estos pactos confirman y aglutinan la política anticastellana de los cuatro monarcas.

Los firmantes de la Liga de Huesca del mes de marzo, firman a su vez, una tregua con los almohades por una duración de cinco años. Esta decisión política parece bien acertada, a la vista del terrible descalabro que sufren las armas castellanas en la batalla de Alarcos, frente a las tropas musulmanas comandadas por el famoso guerrero el Miramamolín. Castilla se queda aislada y su crecimiento se hace más dificultoso. Esta política, sin embargo, no durará demasiado porque el Papa quiere la unión de todos los reyes cristianos para luchar contra los sarracenos

Como consecuencia del pacto de los cuatro monarcas contra ALFONSO VIII rey de Castilla, en 1192 aragoneses y navarros penetran en Castilla por Soria, mientras ALFONSO VIII lo hace en Aragón, aunque pronto debe desistir. León, por su parte, concentra sus fuerzas en Salamanca y Ciudad Rodrigo.

Tras participar en una campaña en León junto a ALFONSO VIII de Castilla, PEDRO II de Aragón convoca en setiembre de 1197, una curia regia en Daroca, donde jura los fueros y toma posesión oficial de sus reinos. Luego prosigue junto al rey castellano la campaña contra León y Navarra.

Nace Fernando -futuro Fernando III el Santo- hijo de ALFONSO IX, rey de León y BERENGUELA de Castilla hija primogénita del rey ALFONSO VIII de Castilla. Viene a nacer en un momento en que sus progenitores luchan denodadamente ante la curia pontificia por mantener la licitud canónica de su enlace matrimonial (1197), denunciado en su día por el Papa CELESTINO I.

ALFONSO VIII, rey de Castilla, redacta un testamento por el que hace dotación a favor de su nieto Fernando (futuro FERNANDO III) de hasta un total de 9 villas, una generosa y providencial donación que se verá incrementada en el Tratado de Cabreros de 1206.

Con ello queda invalidado lo dispuesto en su día por el Pontífice. Aunque éste, con el tiempo, también dará su sanción, pues la insalvable ilegitimidad de origen del futuro rey FERNANDO -que aún no ha cumplido los cinco años- quedará subsanada mediante su consideración como hijo adoptivo del leonés conforme a la costumbre del reino.

La muerte de Alfonso VIII de Castilla lleva a ALFONSO IX de León a participar directamente en los asuntos castellanos. Como consecuencia de las luchas internas que se producen en Castilla durante la minoría de edad de ENRIQUE I, ALFONSO IX se reúne con éste y sus partidarios en agosto de 1216. El plan de algunos castellanos es conseguir la boda de ENRIQUE I con Sancha, la hija mayor de ALFONSO IX y su primera esposa TERESA de Portugal. De esta forma se unirían ambos reinos y se apartaría a FERNANDO, hijo de ALFONSO IX y BERENGUELA, de su posible sucesión al trono.

Al tener noticia de la coronación de su hijo FERNANDO, ALFONSO IX, rey de León, aprovecha la circunstancia para intentar recuperar para su reino las plazas que forman el Infantado de FERNANDO. Se lanza al asalto de Castilla y avanza sin grandes dificultades. El 11 de noviembre de 1217 se firma una tregua. En ella, FERNANDO III, rey de Castilla, no tiene inconveniente en dejar que su padre, ALFONSO IX, se quede con las plazas que ha conseguido.

FERNANDO III firma la paz con su padre, ALFONSO IX. Estos enfrentamientos -sin embargo- acarrearán un profundo distanciamiento personal