CONDADO DE ROSELLÓN (790-1790)

Total de piezas: 5

ALFONSO II de Aragón tras la conquista de Cuenca -en la fecha- adopta las barras como señal propia.


ALFONSO II de Aragón tras la conquista de Cuenca -en la fecha- adopta las barras como señal propia. Según algunos historiadores, el primero que usa las barras en sus sellos y en la historia fue el citado rey aragonés. ALFONSO II de Aragón, en su calidad de conde de Barcelona, hereda el condado de Rosellón

PEDRO el Grande consigue que su hermano JAIME II de Mallorca se reconozca vasallo suyo.


PEDRO el Grande consigue que su hermano JAIME II de Mallorca, que se encuentra entre los nobles sublevados en su calidad de conde de Rosellón y señor de Montpellier, se reconozca vasallo suyo. El documento, que firman en Perpinyà, significa la voluntad política de volver a reunir los estados catalanes, pero después, JAIME II de Mallorca lo rechazará y dirá que lo ha firmado presionado por el miedo. Aunque los territorios de la Corona que ganara Jaime I se rompen a excepción de Montpelier, que en derecho no puede segregarse de Aragón y Catalunya, se cumple con la ley, pues los reinos de Valencia y Mallorca no son patrimonio de la Corona, sino ganancias personales de Jaime I, que puede entregarlas, como hace, a quien le plazca.

Las tropas expedicionarias catalanas son armadas por PEDRO el Ceremonioso para someter a JAIME III.


En la fecha, las tropas expedicionarias catalanas armadas por PEDRO el Ceremonioso para someter a JAIME III, desembarcan en Santa Ponça, ocupando la capital mallorquina y la isla sin apenas resistencia. Menorca e Ibiza también se le someten. JAIME III huye a sus posesiones del Rosellón, mientras que PEDRO el Ceremonioso, tras ser coronado solemnemente en la Seo, declara que, en el futuro, el reino de Mallorca no se separará de la Corona de Aragón.

PEDRO el Ceremonioso ataca el Rosellón hasta que consigue la rendición de JAIME III de Mallorca.


PEDRO el Ceremonioso ataca el Rosellón hasta que consigue la rendición de JAIME III de Mallorca. Éste ya sólo conserva Montpellier, donde se refugia. Pero no se da por vencido. Finge sumisión y en los años siguientes intentará recuperar sus Estados, pero el conde-rey, que ha jurado, a instancias mallorquinas, no separar nunca de su corona el reino de Mallorca, reprimirá una y otra vez los sucesivos intentos.