BONIFACIO VIII (Papa) (1294-1303)

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Papa Bonifacio VIIIBonifacio VIII,  Papa de la Iglesia católica, de 1294 a 1303

(Ver relación de todos los Papas)

JAIME II el Justo vence a su hermano FEDERICO II de Sicilia en la batalla naval de Orlando.


Nueva expedición de JAIME II el Justo contra su hermano FEDERICO II de Sicilia, al que le cuesta reducir (quizá tampoco lo pretende). Por fín -en la fecha- lo derrota en la batalla naval de Orlando. JAIME II quejoso de no recibir la ayuda económica prometida por BONIFACIO VIII y CARLOS II de Anjou, se retira a Catalunya pretextando haber cumplido sobradamente sus compromisos.

El mongol Gazhán vence a los mamelucos en Salamia y conquista Damasco.


En 1299 el líder mongol Mahmud Ghazán cruzó el Eufrates con un enorme contingente y se apoderó de Alepo. Su aceptación del Islam era incipiente y sus intereses de ambición y poder eran superiores a su nueva fe. Gazhán había realizado una muy elaborada alianza con el papa BONIFACIO VIII (1240-1303) y el rey Hayton o Hethum II del dominio armenio de Cilicia, a quienes prometió los lugares santos de Palestina a cambio de ayuda. Gazhán rápidamente venció a los mamelucos en Salamia (cerca de Homs), el 23 de diciembre, y conquistó Damasco (enero de 1300). Se ha escrito: “La victoria mameluca salvó al Islam de la amenaza más peligrosa con que se había enfrentado nunca. Si los mongoles hubieran penetrado en Egipto no habría quedado ningún estado musulmán importante en el mundo al este de Marruecos”

BONIFACIO VIII proclama para este año un «Gran Jubileo», el primer jubileo cristiano. Roma se ve invadida de peregrinos.


A pesar de toda la tirantez que existe entre el papa BONIFACIO VIII y el rey de Francia FELIPE IV el Hermoso, se llega a un compromiso, y el Jubileo puede celebrarse en paz. Este papa fue el primero en celebrar un Año Santo. Roma se ve, por este motivo, invadida de peregrinos que vienen a rezar ante las tumbas de los apóstoles. Ello significa la recaudación de enormes sumas de dinero, y con ello el Papado alcanza la cumbre de su aparente poder. Es posible que también Inocencio III hubiese concedido un perdón semejante en 1200 e incluso en 1100 lo hubiese hecho  Pascual II, pero no está todo ello suficientemente documentado. Bonifacio VIII al señalar la cadencia centenaria para los venideros años santos lo hace con el fin de que nadie pueda beneficiarse  por dos veces en su vida de una gracia tan extrema…

El papa BONIFACIO VIII publica un edicto por el que no se puede despedazar un cuerpo humano o hervirlo.


El papa BONIFACIO VIII publica un edicto por el que, cualquiera que se atreva a despedazar un cuerpo humano, o a hervirlo, será excomulgado; disposición que tiene por objeto prohibir una práctica que en ciertas ocasiones los cruzados han llevado a cabo. Cuando uno de los suyos muere, sus compañeros, en ocasiones, despedazan el cadáver y lo hierven después para obtener los huesos, que pueden llevarse fácilmente consigo y, de regreso, dárselos a los familiares del muerto, para que los entierren; el precepto de la Iglesia, que tiende a corregir tal costumbre, es interpretado como una prohibición general de la disección, sin que se excluyera la que tiene por fin el estudio de la Anatomía

En la fecha BONIFACIO VIII proclama un «Gran Jubileo», el primer Jubileo cristiano.


BONIFACIO VIII proclama un «Gran Jubileo», el primer Jubileo cristiano. Esta decisión da nueva dimensión y significado a las peregrinaciones a Roma, hacia las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo.

BONIFACIO VIII crea el nuevo obispado de Pamiers colocando a Bernardo de Saisset. Felipe, incómodo.


El entendimiento entre BONIFACIO VIII y FELIPE IV de Francia es muy breve, ya que en 1301 se produce un nuevo choque cuando el Papa crea el nuevo obispado de Pamiers, en el sur de Francia, colocando en él a Bernardo de Saisset. FELIPE, incómodo con el designado, lo acusa de alta traición y lo encarcela.

BONIFACIO VIII convoca a FELIPE IV de Francia y al espiscopado francés a un concilio a celebrar en Roma.


BONIFACIO VIII en desacuerdo con la actitud del rey FELIPE IV de Francia ante el nombramiento del nuevo obispo de Pamiers, emite entonces la bula Ausculta fili en la que convoca a FELIPE IV de Francia y al espiscopado francés a un concilio a celebrar en Roma, el 1 de noviembre de 1302, con el fin de definir de una manera definitiva la relación entre el poder temporal y la Iglesia. El rey FELIPE IV de Francia prohibe la asistencia al concilio convocado por BONIFACIO VIII, que no obstante se celebra sin la asistencia de los franceses

Bonifacio VIII publica la bula Unam Sanctam que alcanza excesos megalomaníacos.


La arrogancia de BONIFACIO VIII alcanza excesos megalomaníacos en 1302. Publica una bula en la que formula, en el tono más imperativo posible, su pretensión de superioridad sobre todos los gobernantes cristianos y, por lo mismo, de ser el gobernante de la Tierra entera, responsable sólo ante Dios. En efecto, el 18 de noviembre de 1302, BONIFACIO VIII publica la bula “Unam sanctam” en la que expone la doctrina de un sistema jerárquico con supremacía pontificia afirmando, en la misma línea que sus predecesores Gregorio VII e Inocencio III, que: «…existen dos gobiernos, el espiritual y el temporal, y ambos pertenecen a la Iglesia. El uno está en la mano del Papa y el otro en la mano de los reyes; pero los reyes no pueden hacer uso de él más que por la Iglesia, según la orden y con el permiso del Papa. Si el poder temporal se tuerce, debe ser enderezado por el poder espiritual (…) Así pues, declaramos, decimos, decidimos y pronunciamos que es de absoluta necesidad para salvarse, que toda criatura humana esté sometida al pontífice romano».

Una nueva bula papal, la “Unam Sanctam”, decide a FELIPE IV a procesar a BONIFACIO VIII.


La reacción de FELIPE IV a la bula papal “Unam Sactam” en la que cree ver una reafirmación del concepto de “monarca universal” que sin duda ostenta el pontífice, aunque sólo en lo espiritual, es el detonante para que el rey francés, aconsejado por GUILLERMO de Nogaret, se decida a pasar a la acción convocando, el 12 de marzo de 1303 una asamblea en el Louvre en la que, tras acusar a BONIFACIO VIII de herejía y simonía, se decide su procesamiento, encargando al consejero Guillermo de Nogaret su captura y traslado a París. Se lanzan sobre el Papa terribles acusaciones: que BONIFACIO es un hereje, que ha comprado su cargo, que no cree en la inmortalidad del alma, que ha matado a su predecesor, que tiene un demonio encerrado en su alcoba… Sobre la base de este batiburrillo de disparates, sus acusadores piden que el Papa sea depuesto y se proceda a una nueva elección.

Se trata por todos los medios de hacer que Bonifacio VIII abdique o que revoque las bulas.


Sometido BONIFACIO VIII a un trato indigno, tratan por todos los medios de hacerle abdicar o revocar las bulas, pero Bonifacio se niega a hacerlo. Ante su firmeza, sus raptores empiezan a debatir qué hacer con aquel hombre «obstinado». ¿Matarle? ¿Llevárselo secuestrado a Francia?… Felizmente, el cardenal Boccasini, uno de los pocos que no ha abandonado al pontífice, y que ha podido escaparse, informa a la población de lo que está sucediendo. La reacción popular no se hace esperar; el papa es de inmediato liberado y los franceses y sus colaboradores italianos -algunos Colonna- tienen que huir.