El neoclasicismo se convierte en el estilo de la emergente burguesía comercial de Barcelona de la segunda mitad del siglo XVIII. La burguesía mercantil encarga la construcción de nuevos edificios o la remodelación de otros dentro del perímetro marcado por las murallas medievales. También promocionará la construcción de residencias secundarias en las afueras. Entre los arquitectos que representan la transición entre el barroco y el neoclásico es? necesario destacar el ingeniero militar Pedro Martí Cermeño, que proyecta la Sede Nueva de Lleida. En Barcelona, los mejores ejemplos de neoclásico los encontramos en el Palau Moja (1774-1790) y en el de Alòs y Dou (1807-1818), construido por Antoni Cejas. Entre las residencias secundarias hace falta destacar los jardines del Laberinto, del italiano Bagutti.

La Junta de Comerç funda en Barcelona, en la fecha, la Escuela Gratuita de Diseño. En 1778, adoptará la denominación de Escuela de Nobles Artes.

Se inaugura la actual basílica de la Mercè en Barcelona. La primera piedra fue colocada en 1765.

En Barcelona, a lo largo del mes de febrero de 1789, se celebran las fiestas por la proclamación del nuevo rey de España, CARLOS IV.

Las malas cosechas de 1787 y 1788 son causa en toda Europa de una fuerte subida del precio del trigo en 1789 y en consecuencia un fuerte aumento del precio del pan. En Barcelona, una multitud de más de ocho mil personas -parece ser que instigadas por personas llegadas de Francia con ciertas conexiones con los revolucionarios franceses- asalta el Pastim (la «fleca» municipal) y las barracas de pan y se enfrenta a la tropa que pretende detenerla. La revuelta, «Rebomboris del pa», dura unos cuantos días, toma carácter de reivindicación social y amenaza incendiar diversos edificios públicos -civiles y religiosos- y privados representativos de las clases dominantes. También en Mataró, Vic, Sabadell y en otras poblaciones se dan estos «Rebomboris del pa».

En Barcelona, obtenida la rebaja que se quiere sobre el precio del pan, ahora se exige que sean rabajados los precios de la carne, del vino y del aceite. La agitación cuesta el cargo al capitán general, CONDE DEL ASALTO, que tanto se ha preocupado por la urbanización del Arrabal (Distrito V de Barcelona). Será sustituido por FRANCISCO DE LACY, el cual ejercerá una dura represión mediante el encarcelamiento y la deportación de numerosos manifestantes y con la ejecución de seis de ellos. En efecto, cinco hombres y una mujer son juzgados como cabecillas de los amotinados, siendo colgados de inmediato. Los cuerpos de los hombres son expuestos en la «Creu Coberta» como advertencia a forasteros y caminantes. A raíz de estos acontecimientos se creará una Junta de Beneficencia presidida por el Capitán General. Esta Junta será el antecedente de la Casa de la Caridad, que se establecerá en el antiguo convento de Montalegre.

En Barcelona, alrededor del Pla de Palau van levantándose una serie de edificios públicos de estilo neoclásico decorados siguiendo los criterios del primer romanticismo. El Palco (Edificio gótico medieval reconstruido el siglo XVIII por el arquitecto Soler y Fanega siguiendo criterios neoclásicos), el Portal del Mar, la Aduana Nueva (Edificio construido por el conde de Roncali entre 1790 y 1792 en el Pla de Palau de Barcelona. Se trata de una obra de clara influencia clasicista) y el Palacio Real, que da nombre a la plaza, están dedicados a funciones públicas.

Durante el siglo XVIII, la población catalana tiende a concentrarse en las áreas del litoral, económicamente más activas gracias al comercio con América. La tendencia general de la población es la de desplazarse de las áreas cada vez más deprimidas de montaña y de las zonas del interior hacia la costa. Estos movimientos migratorios internos configuran una distribución de la población que llega hasta nuestros días. La población, dedicada mayoritariamente a las actividades agrarias, se concentra en el medio rural, pero las ciudades experimentan un crecimiento significativo. Barcelona, que a comienzos de siglo tenía unos 32.000 habitantes, al final registra unos 93.000. El resto de ciudades se mueven dentro de unas cifras más modestas.

La continua llegada de refugiados franceses que huyen de la revolución, crea serios problemas a Catalunya. El Capitán General, conde de LACY, se preocupa de la distribución de los refugiados por todo el territorio del Principado, para evitar excesivas aglomeraciones; no obstante, gran parte de ellos se concentran en Barcelona, ocupando todos los hostales y pensiones. Vienen muchos personajes importantes, pero también muchos comerciantes, artesanos, técnicos y hasta obreros, que buscan trabajo, ya sea de su profesión o de otras improvisadas. A pesar de que esto supone un problema de competitividad con los trabajadores autóctonos, las noticias alarmantes que van llegando sobre la situación en Francia influyen para despertar un gran movimiento de simpatía hacia los refugiados.

La influencia de la Revolución Francesa (1789) en Catalunya tiene dos caras. De una parte, los comités revolucionarios del sur de Francia se encargan de distribuir opúsculos, libros, discursos y periódicos revolucionarios, que llegan a una minoría afrancesada catalana pese a la prohibición del ministro Floridablanca. Por otra parte, a medida que la Revolución se radicaliza (1789-1793), aumenta el número de inmigrantes políticos que se esconden en Catalunya, especialmente en Barcelona. Estos son nobles, eclesiásticos, funcionarios, militares y burgueses, y crean una importante colonia que atía el sentimiento antirrevolucionario de la población catalana, explicando o inventando excesos cometidos por los revolucionarios, a los cuales presentan como ladrones y asesinos sanguinarios.