El Imperio otomano ha experimentado un debilitamiento suficiente como para que las naciones balcánicas empiecen a agitarse en demanda de libertad. Siguen siendo cristianas y la inestabilidad general del período les da esperanzas. Mientras el Imperio otomano está ocupado con Rusia, los serbios se rebelan -en la fecha- al mando de Gjorgje Petrovic (apodado “Jorge el Negro”, KARAGEORGEVIC). Esta rebelión comprende, además, las luchas independentistas de los demás pueblos eslavos distribuidos entre los Imperios astríaco y otomano.

Los serbios sublevados contra los turcos, triunfan temporalmente, pero una vez los turcos han concertado la paz con Rusia en 1812 (los turcos están ansiosos por dedicar su atención a los Balcanes, y Rusia al invasor napoleónico), caen con toda su fuerza sobre Serbia y la recuperan. KARAGEORGEVICH -comandante del ejército serbio en la primera revuelta contra los turcos y el fundador de la dinastía Karageorgevich, que gobernará Serbia hasta la ascensión de Josip Broz Tito y Yugoslavia desde la Primera Guerra Mundial- huye a Austria.

En 1816, los turcos comprendiendo la inutilidad de buscar un continuo enfrentamiento, permiten a Milos OBRENOVIC ?-que hace asesinar a KARAGEORGEVIC- convertirse en príncipe hereditario de Serbia como MILOS I (1816-1839), a cambio de la autonomía de su país aunque aceptando la soberanía de Turquía. MILOS I se considera el fundador del moderno Estado serbio. La Sublime Puerta de Turquía firma varios documentos para la normalización de las relaciones entre serbios y turcos. El resultado, pues, será el reconocimiento del Principado de Serbia por el Imperio Otomano. Aunque el principado pagará un impuesto anual a Estambul y habrá una guarnición de soldados turcos en Belgrado hasta 1867, Serbia será, en la mayoría de los asuntos, un Estado independiente.