El jefe opositor afgano Ahmed Shah MASSUD, líder militar de la Alianza del Norte en lucha contra el régimen integrista de los talibán («los estudiantes de la fe»), ha sido asesinado, en la fecha, en un atentado suicida. Un portavoz del líder militar ha explicado que el atentado ha tenido lugar en el curso de una rueda de prensa en Jodzha Bajatdin, en el norte del país. Al parecer dos hombres árabes que fingieron ser periodistas y pidieron hacer una entrevista a Massud, hicieron estallar un artefacto explosivo que llevaban escondido en su equipo fotográfico. Parece que el cerebro del atentado ha sido Ossama BIN LADEN, bestia negra de los servicios secretos occidentales y protegido del Gobierno talibán. Las fuerzas de Massud, que apoyan al ex presidente de Afganistán, Burjanudin Rabbani, dominan, tan sólo, entre el cinco y el diez por ciento del país. MASSUD ha sido sustituido por Mohammed Fahim Khan.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001, dejan un lastre de dudas en los EEUU. Sobre la lealtad del aliado saudí. Al mismo tiempo, ponen sobre la mesa la precariedad del control norteamericano sobre las reservas de petróleo de la región del Oriente Medio si se revisa la alianza saudí o el país entra en un proceso de desestabilización política. Por otra parte, las resoluciones de las Naciones Unidas no impiden a las compañías extranjeras firmar acuerdos con Irak a condición de que la explotación de los yacimientos de petróleo no se lleve a cabo mientras duren las sanciones. En consecuencia, desde la guerra de 1991, compañías petroleras de más de una decena de países han establecido acuerdos para desarrollar los campos petroleros Irakíes, modernizar las instalaciones existentes y explotar nuevos yacimientos. Pero las petroleras norteamericanas no pueden entrar en este juego hasta que su gobierno decida levantar las sanciones que en su día impuso a Irak. Una posible intervención militar contra el régimen de SADDAM HUSSEIN por el incumplimiento de las resoluciones de la ONU, tendría efectos directos sobre el control del mercado de petróleo.

A las 8.46 horas del 11 de septiembre, un avión de la compañía American Airlines, con 20.000 galones de combustible, se precipita contra la parte superior de la torre norte del World Trade Center de Nueva York. Minutos después, un segundo avión se estrella contra la otra torre gemela, lo que provoca el hundimiento de los dos edificios. Un tercer aparato se lanza contra el Pentágono. Y un cuarto avión se desploma sobre el suelo de Pennsylvania, posiblemente a causa de la acción de los pasajeros, que, alertados por lo que ocurría en Nueva York y Washington, deciden enfrentarse a los secuestradores. Este avión, probablemente, apuntaba a la Casa Blanca. Los ataques, perpetrados por diecinueve terroristas, han provocado 2.978 muertos, según fuentes oficiales. Washington culpa a Al Qaeda, la organización de Bin Laden. Los aliados de la Organización Atlántica han ofrecido toda su colaboración a los EEUU. en este trágico momento. En EEUU. residen más de seis millones de musulmanes procedentes de más de 50 países.

Con EEUU. como única superpotencia desde el final de la guerra fría (caída del muro de Berlín), el 11 de septiembre abrió otra era estratégica para EEUU., cuya hegemonía se ha convertido en un ariete contra el orden internacional recibido. Washington, que durante cinco decenios legitimó su hegemonía a través de la ONU, considera que actuando colectivamente a través de instituciones internacionales (ONU, OMC, OTAN), los pigmeos europeos pretenden atar al Gulliver estadounidense. Washington propone ahora coaliciones a voluntad para reemplazar a las alianzas de larga duración.

A raíz de la intervención de EEUU. en Afganistán, por razón del atentado terrorista del 11S, Pakistán e India inician una escalada de amenazas verbales acompañada del aumento de la violencia: en septiembre se han producido 496 ataques terroristas en Cachemira, más del doble que el año pasado en la misma fecha. Para Pakistán, Cachemira es su baza para canalizar contra la India la ira que despierta en los islamistas radicales el apoyo del Gobierno al ataque norteamericano contra los talibanes. Mientras tanto, en la India (incluida Cachemira), distintos sectores políticos se manifiestan partidarios de seguir el ejemplo de EEUU. y atacar bases de entrenamiento de terroristas en Pakistán.

Militantes islamistas atacan con armas y explosivos un templo hindú en el Estado de Gujarat, matando a 31 personas e hiriendo a más de 80.

EEUU., después de los atentados del 11 de setiembre, invierte de nuevo su política regional en la zona del Pakistán y la India, acercándose de nuevo a su antiguo aliado: Pakistán. Pero EEUU. ha evitado siempre posicionarse sobre el conflicto de Cachemira y ha defendido celebrar un plebiscito.

ARAFAT condena el brutal atentado a EEUU. mientras SHARON dice que Israel tiene su propio Bin Laden en la persona de ARAFAT.

La ciudad oriental de Jalalabad, rodeada desde hace años por campamentos de entrenamiento de guerrilleros de la red Al Kaidah, de Bin Laden, ha sido un blanco particular de los bombardeos. Los tristes sucesos ocurridos en Nueva York y Washington y el enfrentamiento entre la administración Bush y los dirigentes talibán pone a plena luz, por enésima vez, la política norteamericana con este país, que ha sido miope, contradictoria, desinformada y carente de inteligencia. Haciendo pagar con una represalia militar los crímenes del terrorismo a una población que desde hace más de veinte años vive en la miseria, la guerra y la emigración forzada.

Perecen 20 personas y 280 resultan heridas como consecuencia de cuatro atentados consecutivos en Jerusalén y uno en Haifa.