Pero se impone la opinión de EEUU.. Se trata de que un gran juicio, con toda la difusión y garantías jurídicas posibles (dentro de lo que puede ofrecer una relación entre vencedores absolutos y vencidos absolutos), enseñe al mundo que la guerra tiene sus propias reglas, su «código de caballeros», y que sus transgresores deben ser castigados severamente para que nadie caiga, después, en la tentación de imitarles. Se debe sentar la correspondiente jurisprudencia. Robert Houghwout Jackson, juez del Supremo de EEUU., es designado para organizar el proceso y para vencer las últimas renuencias de los aliados. Lo consigue. Uno de sus argumentos más convincentes es éste: «No vamos a juzgarles por haber perdido la guerra, sino por haberla iniciado.» Es también decisivo que EEUU. – que organizan el proceso- pidan que la garantía de imparcialidad esté dada por la presidencia de un magistrado británico, como homenaje a la rectitud del país del «habeas corpus».
PROCESO DE NUREMBERG
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Las primeras palabras las pronuncia el procurador americano, el mismo Robert H. Jackson.
Las primeras palabras las pronuncia el procurador americano, el mismo Robert H. Jackson, que ha convencido a los aliados de la necesidad del proceso. Su discurso comienza así: «Debemos precisar que no tenemos intención de acusar en conjunto a todo el pueblo alemán.» Tras la lectura del acta de acusación general que los encausados ya conocen, van turnándose los fiscales de los cuatro países vencedores.
Frente a los acusados, en el Proceso de Nuremberg, están sus jueces:
Frente a los acusados están sus jueces: el presidente del tribunal, sir Geoffrey Lawrence, acostumbrado a llevar la peluca blanca de su oficio, generalmente sonriente, y su adjunto, sir Norman Birkett. Los soviéticos son dos militares: el teniente coronel Volchkov y el general Nikitschenko, los dos únicos miembros del tribunal que visten de uniforme. EEUU. está representado por el juez Biddie y su adjunto, el juez Parker. Los franceses son el juez Donnedieu de Vahres y su adjunto, Rohert Falco.
El contenido del Proceso de Nuremberg cuajará en la Carta de las Naciones Unidas.
En realidad, el proceso, las actas de acusación y las sentencias de Nuremberg forman parte de una doctrina que se irá perfilando y que finalmente cuajarán en la Carta de las Naciones Unidas: la imagen de un mundo más civilizado, la esperanza de que la victoria no sólo sea el triunfo de unos países sobre otros, sino el primer paso para una nueva humanidad. Sin embargo, si bien muchos están conformes con el necesario castigo de los autores de una horrible barbarie, otros temen que el mismo hecho de que los vencedores juzguen a los vencidos contradice esa misma imagen de una humanidad nueva y generosa; para estos últimos, el proceso carece de base jurídica. Asimismo, puede haberse pensado que algunos de los crímenes de guerra juzgados también fueron cometidos por los vencedores: los bombardeos aéreos de Dresde y de Hamburgo, las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, los asesinatos de las fosas de Katyn…
En el Proceso de Nuremberg, el interrogatorio a los testigos se hará a lo largo de 218 días.
La acusación formula cuatro cargos: 1.- Crímenes contra la paz: es decir, actuaciones que llevan a la planificación o ejecución de violaciones de tratados internacionales o comisión de actos de agresión injustificada contra naciones. 2.- Crímenes contra la humanidad: planificación, ejecución o participación en exterminios y genocidios. 3.- Crímenes de guerra: violaciones de las leyes y convenios internacionales sobre la guerra. 4.- Conspiración: actuación con otros o asociación con ellos para cometer cualquiera de los crímenes señalados en los cargos anteriores. A lo largo de 218 días desfilan testigos, se proyectan documentales, se exhiben fotografías. Los interrogatorios de los fiscales y de los defensores son largos y también los contrainterrogatorios. Por delante del tribunal, del público y de doscientos cincuenta periodistas y sus cámaras pasará la imagen de una Europa deshecha y se evocarán los fantasmas de los muertos de todas las nacionalidades.
CHURCHILL Defiende una y otra vez la ejecución sumaria ante el juicio de los jefes y militares nazis.
CHURCHILL cree que los dirigentes alemanes, tanto jefes del partido nazi como militares y políticos, no deben ser juzgados, sino fusilados nada más ser identificados. Además de la profunda aversión que siente por la «cuadrilla de Hitler», tal como llama a los jerifaltes nazis, el premier británico teme que un proceso, inevitablemente largo, pues planteará problemas jurídicos, les dará pábulo e incluso despertará cierta compasión hacia ellos. CHURCHILL defiende una y otra vez la ejecución sumaria. El fallecido ROOSEVELT siempre sa ha inclinado por una solución rápida, pero no se ha acabado de definir. Stalin es el único que no duda desde el principio en instruir un proceso penal. En una visita de CHURCHILL a Moscú, ante la vehemencia del británico, STALIN le espetará: «En la Unión Soviética jamás ejecutamos a nadie sin juicio previo». Argumentará además que no debe haber ejecuciones sin proceso, «de lo contrario el mundo dirá que tenemos miedo a juzgarlos». Con el objetivo de humillarlos públicamente, se ha de someter a los cabecillas nazis a un juicio formal en el que, desde luego, la sentencia de muerte estará decidida de antemano.
Llega el turno de la defensa en el Proceso de Nuremberg. El primero en subir al estrado es Goering, en calidad de número dos del régimen.
En marzo de 1946 llega el turno de la defensa en el Proceso de Nuremberg. El primero en subir al estrado es Goering, en calidad de número dos del régimen. En respuesta a las preguntas de su abogado, relata el ascenso del partido nazi («Una vez en el poder, estábamos determinados a aferrarnos a él como fuera») y justifica la utilidad de los campos de concentración para mantener el orden. El principio del liderazgo nazi, por el que el Führer ostenta todo el poder, es «el mismo en que se basan la Iglesia católica y el gobierno de la Unión Soviética». Cuando Jackson le interroga, el mariscal, desafiante, no muestra ningún signo de arrepentimiento. Incluso logra neutralizar los ataques del juez con hábiles maniobras de distracción. En los demás casos, la mayoría de los acusados también prestan declaración. Muchos aseguran desconocer la existencia de los campos de concentración o los asesinatos en masa. Otros hacen hincapié en que simplemente han obedecido órdenes. Algunos, los menos, aceptan su culpabilidad.
Los argumentos de la defensa en el Proceso de Nuremberg.
Los argumentos de la defensa pretenderán, en primer lugar, negar la competencia del tribunal y poner de manifiesto la dificultad de aplicar unas leyes con carácter retroactivo. Un tribunal sólo debe tener jurisdicción -dicen los defensores- sobre sus propios subditos, y no sobre los de un país al que se ha vencido por las armas. En segundo lugar, las acusaciones describen delitos que no lo eran en el momento de haberse cometido, porque no existían las leyes internacionales que se crearán después, y porque se producen cuando los países acusadores mantienen aún relaciones con el país en el que gobiernan los acusados (incluso pactos, como el de británicos y franceses firmado en Munich o el germano – soviético; además, EEUU. ha mantenido relaciones con Alemania hasta muy entrada la guerra). En muchos casos esgrimen la eximente, o sólo atenuante, de la «obediencia debida». En cada caso tratan de disminuir la responsabilidad del acusado, ya sea alegando que obedecían órdenes, o ignorancia de lo que estaba sucediendo en realidad.
Se pretende que las sentencias de Nuremberg sean una norma de conducta para la humanidad.
Estos argumentos ya los conocen los jueces, y en un principio han entorpecido el acuerdo sobre la necesidad de este tribunal y su verdadera legalidad. Pero ahora el tribunal está totalmente imbuido de su significado histórico: quiere sentar jurisprudencia y condenar no sólo a los jefes nazis, sino a la guerra misma y a sus horrores. Se pretende ahora que las sentencias de Nuremberg sean una norma de conducta para la humanidad: todo aquel que cometa atrocidades en una guerra, o que la provoque sin las razones propias de la «guerra justa», podrá ser castigado de la misma manera.
Se inicia la última fase del juicio de Nuremberg. El ministerio fiscal y la defensa resumen sus argumentos.
Se inicia la última fase del juicio de Nuremberg. El ministerio fiscal y la defensa resumen sus argumentos.