PROCESO DE NUREMBERG

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Wiston CHURCHILL es quien primero habla de crímenes de guerra y de la necesidad de un castigo.


En la historia no existen precedentes de la celebración de un juicio internacional contra los dirigentes de una nación soberana después de perder una guerra contra otras naciones. La inexistencia de un derecho internacional reconocido por todas las naciones constituye un gran obstáculo para imputar delitos a los políticos desde instancias ajenas a la soberanía de su estado. Sus acciones están solo sometidas al ordenamiento jurídico de su país y el político es únicamente responsable ante los tribunales de éste. Teniendo en cuenta la actual guerra, los políticos nazis, pues, sólo podrán ser juzgados por los tribunales alemanes. Las noticias de las atrocidades que están cometiendo los alemanes y la convicción de que el gobierno nazi ha provocado deliberadamente la contienda favorecerán desde principios de 1941 el desarollo de la idea de someter a un juicio internacional a los dirigentes del nazismo. Wiston CHURCHILL es quien primero ha hablado de crímenes de guerra y de la necesidad de que «el castigo por estos crímenes debe tener lugar cuando se produzca el desenlace definitivo de la contienda».

17 naciones unidas en la lucha contra Alemania crean la Comisión Interaliada para Crímenes de Guerra.


En la fecha, 17 naciones unidas en la lucha contra Alemania crean una comisión con el fin de ir elaborando una lista de responsables que deberán ser juzgados cuando termine el conflicto. Esta Comisión Interaliada para Crímenes de Guerra escuchará denuncias, leerá periódicos y documentos e investigará testimonios. A partir de entonces, Radio Londres anuncia en alemán y en otras lenguas que los criminales de guerra rendirán cuentas de sus actos ante tribunales especiales.

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STALIN, CHURCHILL y ROOSEVELT se comprometen a castigar a los criminales de guerra nazis.


Conferencia de Teherán: En la fecha, en una conferencia tripartita entre STALIN, CHURCHILL y ROOSEVELT se firma una declaración conjunta en la que se comprometen a castigar a los criminales de guerra nazis. Deciden que los crímenes serán juzgados, según las leyes locales, en los países donde hayan ocurrido. Por otra parte, se informa a STALIN de que los Aliados se proponen lanzar un asalto directo al corazón de la Europa dominada por Alemanía en mayo o junio de 1944. STALIN promete una ofensiva soviética coincidiendo con esa invasión. Fue la primera conferencia entre los tres grandes (la Unión Soviética, los Estados Unidos, y el Reino Unido) en la que Stalin estaba presente. Sucedió a la conferencia de El Cairo y fue seguida por la conferencia de Yalta y la conferencia de Potsdam.

Conferencia de Yalta (4 y el 11 de febrero de 1945): participan ROOSEVELT, CHURCHILL y STALIN.


Del 4 al 11 de febrero de 1945 se reúne en la veraniega población de Yalta (en la península de Crimea) la Conferencia más importante durante la 2ª GM (Conferencia de Yalta). Segunda conferencia en la cumbre.  Ahí se decide el reparto del mundo entre la URSS (STALIN), EE UU (ROOSEVELT) y, en menor medida, Gran Bretaña (CHURCHILL), se proyecta la creación de la ONU y se decide perseguir a toda costa la completa derrota y la rendición incondicional de las dos potencias del Eje (Alemania y Japón; Italia ya no contaba a esas alturas). No habría negociación para la paz, simplemente se buscaría la claudicación de Alemania y Japón. Roosevelt no pudo, sin embargo, convencer a Stalin para la participación de la URSS en el frente del Pacífico; todo lo más que consiguió de él fue una mera promesa de declaración de guerra a Japón antes de los tres meses (Stalin se sabía impotente ante la inmensa dificultad de mantener simultáneamente dos frentes abiertos y separados por miles de kilómetros). En una declaración sobre la Europa liberada se establecía el propósito de que se creasen instituciones democráticas en las zonas que habían estado bajo el control alemán, lo que se incumpliría totalmente.

Los aliados llegan a un acuerdo provisional sobre Nuremberg.


El 6 de mayo, la víspera de la capitulación alemana en Reims, los aliados llegan a un acuerdo provisional. Los tres grandes más Francia (esta última a petición de los primeros) constituirán un tribunal militar internacional compuesto de un juez y un fiscal jefe por cada país. Un comité de representantes pactará el protocolo legal y preparará el proceso. TRUMAN nombrará a Robert Jackson, juez del Tribunal Supremo, comisionado y fiscal jefe por parte de EEUU.. Quiere una figura respetada, un hombre de integridad incuestionable, además de orador de primer orden. Jackson acabará siendo el verdadero «padre» del juicio, además del principal fiscal de la acusación. Pero no sólo por su determinación y fuerte personalidad. La falta de entusiasmo británica, el hermetismo de los soviéticos y el limitado esfuerzo?de Francia, volcada en su reconstrucción política tras la ocupación alemana, contribuirán en gran medida a reforzar el papel de Jackson en los preparativos del proceso.

Los vencedores de la Guerra deciden la creación de un Tribunal Internacional Militar.


Finalmente, el 8 de agosto de 1945, se firma en Londres el acuerdo entre los 26 paises que han intervenido en ella contra Alemania por el que se decide la creación de un Tribunal Internacional Militar. La Comisión de Crímenes de Guerra, creada en 1942, dispone de una lista de un millón de alemanes considerados, en mayor o menor grado, culpables de crímenes de guerra. STALIN sólo considera importante la culpabilidad de unos cincuenta mil, y propone, pura y simplemente, su exterminio. Pero muy pocos de los principales responsables de la barbarie alemana serán detenidos.

Ante el Tribunal Internacional sólo llegarán las caras más conocidas del III Reich.


Ante el Tribunal Internacional sólo llegarán las caras más conocidas del III Reich, al menos, aquellas personas que aún seguirán vivas al momento de celebrarse el proceso. Himmler, Goebbels y el propio Hitler se han suicidado para evitar ser juzgados; solo Goering llegará vivo en su condición de gran jerarca nazi. Los acusados han sido seleccionados entre los ochocientos altos jefes detenidos en los últimos días de la guerra. La lista, al final, quedará reducida a 24 nombres, aunque el tribunal sólo abrirá la causa contra 22, porque la acusación contra el magnate de la industria pesada Gustav Krupp se sobreseerá por su avanzada edad y mala salud y porque Robert Ley, responsable de los campos de trabajo, conseguirá suicidarse, ahorcándose con una sábana antes de que se abra el proceso. Ante el tribunal se presentará todavía uno menos, ya que Martin Borman será juzgado en rebeldía porque aun no se ha confirmado su muerte en la batalla de Berlín (el total de acusados presentes ante el Tribunal será, pues, de 21 personas).

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La primera reunión del tribunal internacional se celebra en Berlín. Se escoge la ciudad de Nuremberg.


La primera reunión del tribunal internacional se celebra en Berlín, el 18 de octubre de 1945 presidida por el juez militar ruso Nikitchenko. Pero la excapital del Reich no ofrece las condiciones necesarias para el juicio. Se escoge la ciudad de Nuremberg por una cuestión práctica: en Berlín no ha quedado en pie ningún edificio que pueda albergar un procedimiento judicial de estas características, pero Nuremberg posee un palacio de justicia con una sala capaz para 600 personas, contiguo a un gran centro penitenciario en el que se puede recluir a los detenidos y con un acceso a la sala, que, por una parte, evita todo contacto no deseado de los dirigentes nazis, y por otra, hace completamente seguros los traslados de los presos desde las celdas al tribunal. Nuremberg ofrece además, un aliciente añadido: ha sido la sede de las grandes manifestaciones; allí han desplegado todos sus símbolos y banderas aclamadas por multitudes, y allí se ha aprobado las leyes más racistas del III Reich. El ingrediente simbólico también es importante.

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Se ordena el traslado de los presos que han de ser juzgados, a Nuremberg.


Se ordena, en consecuencia, el traslado de los presos a Nuremberg; lo organiza el coronel americano Andrus, que también toma las medidas necesarias para la seguridad y el control de las personas que asistirán. En la misma prisión se lee a los acusados la requisitoria. Es prácticamente una historia del movimiento nazi y de Europa en la que se relatan prolijamente las atrocidades cometidas por el régimen de Hitler y se responsabiliza de ellas a los acusados. Algunos de ellos se dan cuenta por primera vez de lo que se les viene encima.

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Se inicia en el Palacio de Justicia de la ciudad de Nuremberg el conocido por «Proceso de Nuremberg».


El 20 de noviembre de 1945, apenas seis meses y medio después de la rendición alemana, se inicia en el Palacio de Justicia de la ciudad de Nuremberg el juicio que la historia conocerá como «Proceso de Nuremberg». Desgraciadamente, ni todos los crímenes de la Segunda Guerra Mundial serán juzgados y condenados, ni la jurisprudencia de Nuremberg evitará otros horrores que sucederán después. Los líderes del Reich -que se han entregado o han sido detenidos- son acusados de sumir el mundo en una contienda devastadora y de cometer atrocidades nunca vistas contra la población civil y los prisioneros de guerra. El proceso, que carece de precedentes, se celebra en el país que habían dirigido hasta hacía muy poco los acusados, una Alemania derrotada y ocupada por las cuatro potencias que les iban a juzgar. Pero el camino hasta Nuremberg no fue fácil ni para los aliados. Estuvo trufado de fuertes discrepancias, dificultades legales y espinosas negociaciones que no fructificaron hasta poco antes de celebrarse el juicio.