El 1910 se constituye la Associació Les Arts i els Artistes, con una exposición colectiva en el salón Fayans. A partir de esta fecha, el “Noucentisme” avanza formas más maduras de exaltación del clasicismo. En pintura, este giro lo personifican Joaquim Torres-García, con el conjunto de frescos que hace para el Saló de Sant Jordi (1913-1916), o Joaquim Sunyer, que desarrolla temas mediterráneos autóctonos (‘La Pastoral’, 1910-1911). En escultura, los nombres más destacados son Josep Clarà y Enric Casanovas, que definen el arquetipo “noucentiste” de la mujer catalana.

El “noucentisme” es el movimiento cultural hegemónico durante el primer tercio de siglo XX en Catalunya, con una gran influencia en la definición del programa institucional del catalanismo. A pesar de que contiene claros elementos de reacción antimodernista, sobre todo en la esfera artística y religiosa, donde el pensamiento del obispo Josep Torras i Bages ha influido notablemente, mantiene muchos puntos de contacto con la obra renovadora del modernismo. Los hechos de la Semana Trágica y las contradicciones sociales que manifestarán producirán una primera crisis en el ideal “noucentiste”, el cual, nuevamente definido, proseguirá su expansión y se impondrá en el mundo de las artes y la arquitectura desde 1911.

El panorama museístico de Barcelona, y por extensión de Catalunya, ha adquirido un gran impulso con la constitución en 1902 de la Junta Municipal de Museos y Bellas Artes, que alcanzó su carácter definitivo en 1907. Durante la Mancomunitat de Catalunya, unión administrativa de las cuatro provincias, que se fundó en 1914 con Enric Prat de la Riba y se disolverá en 1923 con la dictadura del general Primo de Rivera recibe un fuerte impulso la creación de infraestructuras culturales y la recuperación del patrimonio cultural. Así, en 1915, se inaugura el Museo de Bellas Artes Antiguas y Modernas en el arsenal de la Ciudadela. Para ello se han sumado esfuerzos el Ayuntamiento, la Diputación y la Academia de Bellas Artes de Barcelona. La Junta de Museos se convierte en la asociación más representativa del noucentisme artístico.

Dentro de la obra cultural del “Noucentisme” se puede destacar la codificación de la lengua catalana, obra de Pompeu Fabra, la creación del “Institut d’Estudis Catalans”, la “Biblioteca de Catalunya”, la red de bibliotecas populares, etc. Los ideales noucentistes serán seguidos en el campo de la poesía por Josep Carner, Guerau de Liost (pseudónimo de Jaume Bofill) y Carles Ribes. En las artes plásticas, el “Noucentisme” estuvo caracterizado por el monumentalismo arquitectónico como los grupos escolares de Barcelona (1917) o los Palacios de la Exposición Internacional de 1929, y por el mediterranismo escultórico, representado por Mallol, Casanovas y Clarà.

A pesar de que los orfeones más representativos de Catalunya tenían cada uno de ellos su propio canto o himno, con el tiempo, concretamente en el año 1917, “El cant de la senyera” -himno de l’Orfeó Català es adoptado como himno de todos los orfeones al constituirse la “Germanor d’Orfeons de Catalunya”. Por este motivo la mayoría de audiciones empiezan con esta composición. Su interpretación traspasa así los límites de la institución a la que representa adquiriendo un papel simbólico ? de identidad ya que el pueblo encuentra en su interpretación una expresión válida de expresión colectiva, especialmente en la é?poca de la dictadura franquista en la que llegará a constituirse en un himno alternativo de “Els segadors”.

Desde la ‘Veu’, D’ORS va exponiendo el programa teórico del “noucentisme” y toda una serie de nuevos conceptos y valores que se le asocian. A partir de 1917, bajo el impacto de la creciente agitación social, D’ORS va evolucionando hacia un hipercriticismo próximo al sindicalismo revolucionario, posición que provoca su destitución en la Mancomunitat.