LA CANADIENSE

Total de piezas: 21

La turbina hidráulica empieza a desplazar a la máquina de vapor en la producción de electricidad .


Con el cambio de siglo, la turbina hidráulica empieza a desplazar a la máquina de vapor en la producción de electricidad en toda Europa. En Catalunya el salto no se produce hasta 1911. Un intrépido ingeniero barcelones, Carles Emili Montañés, concibe un vasto proyecto de generación de energía hidroeléctrica en Catalunya y visita a los principales banqueros del país para pedirles financiación. Ni la Banca Arnús ni la Banca Marsans se sienten seducidos por la idea y le dan calabazas, a pesar de que Montañés no es un cualquiera, sino que ha llegado a ser jefe de ingenieros de Tramvies de Barcelona y tiene entre manos la creación de los Ferrocarrils de Catalunya.

Carles Emili Montañés, concibe un vasto proyecto de generación de energía hidroeléctrica.


Carles Emili Montañés da voces sobre su idea a diferentes lugares de Europa. Finalmente, Montañés contacta en Londres con el financiero Alfred Parrish i Venginyer Parshall (diseñador de la presa d’Aswuan), que ve la idea con buenos ojos. Pero cuando se da cuenta de la verdadera envergadura del proyecto, tampoco se ve con ánimos de tirarlo adelante y Parshall pone a Montañés en contacto con el ingeniero más famoso de la época: el norteamericano Fred Stark Pearson.

El ingeniero Pearson se convence de inmediato de la bondad del proyecto de Montañés y lo pone todo en marcha.


El 1 de julio del 1911, Montañés recibe un telegrama de Pearson anunciándole su visita a Barcelona. El norteamericano llega semanas después a Barcelona en tren, vía Irun, en el coche cama privado con el que viaja por toda Europa. Pearson se convence de inmediato de la bondad del proyecto y aquella misma mañana, Pearson se dirige a París para ponerlo todo en marcha.

Pearson constituye en Toronto la Barcelona Traction, y en Barcelona la filial Riegos y Fuerza del Ebro.


El septiembre de 1911, Pearson constituye en Toronto la Barcelona Traction, y en Barcelona la filial Riegos y Fuerza del Ebro. Poco después, la Canadenca (Canadiense) -como se conocía popularmente a Barcelona Traction por tener la sede en Toronto (Canadá)- comienza a construir el primer salto de agua a la Noguera Pallaresa, entre la Pobla de Segur y Camarasa…

Empieza la huelga de La Canadiense, un hito fundamental de la historia del movimiento obrero.


La empresa eléctrica Riegos y Fuerzas del Ebro, filial de La Canadiense, que pretende una disminución de los salarios, despide algunos trabajadores.  Los sindicatos, a su vez, piden un reconocimiento de su papel en la empresa. Empieza una huelga de 44 días en esta empresa que se convertirá es un hito fundamental de la historia del movimiento obrero.  Por fin, se conseguirá, por primera vez, la jornada de ocho horas y se demuestra la fuerza de la CNT.  Se llega a un acuerdo y la empresa acepta las reivindicaciones de los obreros, que vuelven al trabajo. La huelga resulta especialmente grave porque de hecho supone la paralización de la industria barcelonesa en su totalidad. El enfrentamiento provoca una airada reacción en las clases conservadoras, que como primera manifestación crean un cuerpo armado de la clase media (el somatén). La dureza de la lucha social empuja a los anarquistas militantes en los sindicatos hacia el maximalismo mediante el uso de la violencia.

Recurso a elementos de las fuerzas armadas para suplir al personal obrero en huelga


El recurso a elementos de las fuerzas armadas para suplir al personal obrero en la Huelga de la Canadiense es asazmente utilizado por los gobiernos desde esta famosa huelga, cuando soldados de Ingenieros deben suplir al personal de los transportes públicos y al de los servicios de agua, gas y electricidad.

Los propietarios de la Canadiense son casi todos extranjeros.


Los propietarios de la Canadiense son casi todos extranjeros. Primero fueron casi todos canadienses, norteamericanos e ingleses y, a partir de 1924, mucho después de la muerte de Pearson, la compañía pasa a manos de la sociedad belga Sofina que también tiene un accionariado muy diverso e internacional. En el moment de explotar la Guerra Civil española, la dirección efectiva de la empresa la ejerce a distancia Dannie Heineman, un directivo norteamericano de origen alemán, desde la sede de Sofina en Bruselas. Heineman se ha introducido en el sector eléctrico europeo como representante del grupo aleman AEG, de la família judía Rathenau. En España, la persona de confianza de Heineman es el abogado barcelonés Francesc CAMBÓ, líder de la Lliga Regionalista.

El 1936, con la Guerra Civil, la Canadiense entra en una etapa difícil.


El 1936, con la Guerra Civil, la Canadiense entra en una etapa difícil. Primer es intervenida, después confiscada y finalmente militarizada. El Comité Central de Control Obrer de Gas i Electricitat de Catalunya, que se hace cargo de la empresa desde un primer momento, suspende el pago de dividendos e intereses a los inversores con acciones y obligaciones de la compañía.

Cuando acaba la guerra, La Canadiense vuelve a la normalidad peró sólo parcialmente.


Cuando acaba la guerra, en 1939, la Canadenca vuelve a la normalidad pero sólo parcialmente. Los directivos recuperan el control de la compañía, si bien no pueden restablecer los pagos a los inversores extranjeros porque el régimen de FRANCO prohibe la salida de divisas del Estado. Los primeros años de la posguerra ?era imposible hacer ningún pago en libras esterlinas o francos belgas desde Barcelona sin una autorización especial. Francesc CAMBÓ no vuelve a Catalunya. Desde la residencia en Buenos Aires no le es demasiado fácil influir en un sentido o en otro en la situación de la Canadenca, que está muy debilitada.

El empresario y contrabandista mallorquín Joan March, ve la oportunidad de apoderarse de la Canadiense.


Debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, algunos de los accionistas de la compañía eléctrica la Canadiense, como los Rathenau, suficiente trabajo tenían con huir del nazismo. Entonces entra en escena el empresario y contrabandista mallorquín Joan March, que ve la gran oportunidad de apoderarse de la Canadiense. March se siente fuerte porque FRANCO le debe muchos favores: sin el dinero del magnate mallorquín, que ha financiado el golpe de estado militar del 1936, el general golpista no lo habría conseguido. Además, March mantiene una antigua enemistad con Francesc CAMBÓ, que en 1921 le había intentado encarcelar por contrabando de tabaco, cuando el político catalán era ministro de Hacienda del Gobierno español. Ahora tiene la ocasión de vengarse.