La situación actual pone en evidencia la impotencia de EEUU. ante Corea del Norte. Durante años la estrategia no ha funcionado, ya fuera la del palo o de la zanahoria. Sería una ironía histórica que Bush abandonara la Casa Blanca con un régimen como el de Pyongyang dotado de armas nucleares y envalentonado. Pero el dilema es muy complicado. A Washington le resulta imposible, militar y políticamente, repetir la experiencia de Irak. La cercanía de una urbe como Seúl, con 12 millones de habitantes, a sólo decenas de kilómetros de la frontera norcoreana, desaconseja cualquier tentación agresiva de Washington. EEUU. está atado de manos y depende de China y de la misma Corea del Sur. Al margen de sus diferencias, ni a Pekín ni a Seúl les conviene un desmoronamiento descontrolado del sistema norcoreano, pues sufrirían graves consecuencias desestabilizadoras. El peligro para EE. UU. del rearme nuclear norcoreano no es tanto que pudiera ser víctima de un ataque directo como el riesgo de proliferación, de que Pyongyang venda armas a terroristas.

EEUU. ante la nueva bravata del dictador norcoreano, Kim Jong Il, quien amenaza con la “guerra total”, sigue apostando por la vía diplomática multilateral, en especial por la mediación de China, para desactivar la última crisis con Pyongyang. Con sus tropas empantanadas en Irak, y sabedora de que el problema norcoreano sólo puede encararse con una estrategia regional concertada, la Administración Bush continúa mostrando una actitud muy moderada con un país al que en su día incluyó en el eje del mal. No formula amenazas militares directas y ni siquiera aboga abiertamente por la caída de uno de los sistemas más totalitarios del planeta. En este contexto pasarán casi inadvertidas las últimas amenazas del Pyongyang. Según la televisión norcoreana, su líder ha advertido: “El país no realizará la más mínima concesión a los invasores imperialistas estadounidenses, nuestro archienemigo”. Kim Jong Il, que jamás habla en público, avisó de que si EEUU. practica la “venganza”, eso significará la “guerra total”. “Fruto de la convicción, el deseo y el coraje del general, deberíamos responder al cuchillo del enemigo con la espada, y a la pistola del enemigo, con el cañón”, aseguró el caudillo norcoreano..

Al régimen comunista de Corea del Norte los misiles que ha disparado el pasado miércoles le han salido por la culata. El destructor Mustin, capaz de detectar y pulverizar misiles, llega a Japón para reforzar la flota de EEUU. en las costas asiáticas del Pacífico. Y Japón, el gran aliado de EEUU. en la región, ha presentado un proyecto de resolución al Consejo de Seguridad de la ONU en el que pide sanciones para Corea del Norte, a cuyo régimen urge a que vuelva a la mesa de negociaciones sobre su controvertido programa nuclear.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba por unanimidad una resolución, elaborada por Japón, para condenar y sancionar a Corea del Norte por el reciente lanzamiento de misiles, y exigir que retorne a las negociaciones a seis bandas. En una reunión del Consejo de Seguridad, y tras intensas y complicadas negociaciones, sus quince miembros votaron a favor de la medida, patrocinada por ocho países, entre ellos EEUU., Reino Unido y Francia. En el documento, se condena a Pyongyang por el lanzamiento de misiles de prueba el pasado 5 de junio, y se le exige que suspenda todos sus programas de misiles balísticos, de acuerdo con la declaración del 19/9/2005. También se pide a los estados miembros, de acuerdo a sus legislaciones nacionales, que “ejerzan vigilancia y prevengan la transferencia de materiales y tecnología que pueda ser utilizada por Corea del Norte para la fabricación de misiles y armas de destrucción masiva”.

Apenas minutos después de que se votara la resolución de la ONU contra Corea del Norte, el embajador de este país en Naciones Unidas, Pal Gil Yon ha rechazado “contundente y totalmente” los términos de la misma y ha afirmado que el régimen norcoreano seguirá su política de efectuar pruebas de lanzamientos de misiles como ejercicio para comprobar el nivel de su autodefensa.

Las recientes inundaciones en Corea del Norte han forzado a unas 60.000 personas a abandonar sus casas y han dañado grandes superficies de tierras de labranza, causando la pérdida de 100.000 toneladas de alimento, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La pérdida de esta cosecha es “sustancial” para el sector más empobrecido del país, que requiere unos 5,5 millones de toneladas de alimento para que subsistan sus cerca de 23 millones de ciudadanos, según este informe. La mayor parte del los desplazados procede de Pyongan del Sur, una provincia de la zona central del país, según la FAO, que ha revelado que en un principio ayudará a 13.000 personas de la zona con 74 toneladas de materias primas alimenticias. Los casi 60.000 desplazados a los que se refiere el informe son reflejo de la situaciónn de un país que, sólo en la década de los 90, perdió a unos dos millones de personas a causa de diversos desastres naturales.

El Gobierno de Pyongyang reitera que no volverá a la mesa de negociaciones sobre su programa nuclear hasta que EEUU. levante las sanciones impuestas contra instituciones financieras norcoreanas, en octubre de 2005, por presunto lavado de dinero.

Es elegido por el Parlamento japonés, el nuevo primer ministro, Shinzo Abe. Ha anunciado que creará un ministerio especial encargado de velar por los asuntos relacionados con los secuestros de ciudadanos japoneses por espías norcoreanos en los años setenta y ochenta. El titular será su mano derecha y nuevo secretario de Estado, Yasuhisa Shiozaki, que unificará las dos responsabilidades. La medida significa que Abe quiere dar la máxima relevancia al tema de los trece ciudadanos japoneses secuestrados por Corea del Norte, para proporcionar a sus espías gente capaz de de transmitirles una lengua japonesa coloquial y actualizada. Es una historia triste y sombría, que incluye casos de adolescentes que desaparecían sin dejar rastro en una playa al regresar del colegio y eran embarcados en submarinos norcoreanos. Los secuestrados no fueron los únicos japoneses en sufrir un destino trágico en Corea del Norte. Diez años antes, muchas esposas japonesas de coreanos residentes en Japón, que habían decidido regresar a Corea para contribuir a la reconstrucción de la nación, desaparecieron en la paranoia carcelaria del régimen, que las consideró espías.

El régimen de Kim Jong Il, de manera ostentosa pero críptica – sin precisar cuándo- , anuncia que hará un ensayo atómico para contrarrestar las sanciones de EE. UU. Washington responde que la negociación del contencioso nuclear está en juego. Corea del Norte anuncia que realizará “en el futuro un ensayo nuclear en el que la seguridad estará firmemente garantizada”. El texto del comunicado emitido por el Ministerio de Exteriores continua diciendo que “la extrema amenaza de EEUU. de desatar una guerra nuclear, junto con las sanciones y presiones, obligan a realizar una prueba nuclear, proceso esencial para desarrollar la disuasión atómica como medida de defensa”.

El 9 de octubre, Corea del Norte realiza en Hwadaeri su primera prueba nuclear, de una potencia muy pequeña, lo que podría indicar nuevos fallos, que da lugar a sanciones comerciales sin uso de la fuerza militar, aprobadas en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por primera vez con los votos favorables de Rusia y China. Durante más de medio siglo, la comunidad internacional ha intentado poner fin a las pruebas nucleares, tanto por razones ambientales como de proliferación. Desde la primera prueba nuclear de julio de 1945, se han realizado más de 2.000 pruebas, al principio en la atmósfera o bajo el agua, y luego subterráneas. De ellas, 1.032 a cargo de EEUU., 715 de la antigua URSS, 210 de Francia, 45 de Reino Unido, 45 de China, tres de India, dos de Pakistán y una de Corea del Norte. Antes de Corea, las más recientes fueron obra de Pakistán, India, China y Francia, entre 1996 y 1998.