SUBLEVACIÓN DE LOS JUDÍOS FRENTE A LOS ROMANOS (132-135). SEGUNDA…

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Los habitantes de Judea, se disponen de nuevo a empuñar las armas contra los romanos.


Debido a la política romanizadora del emperador ADRIANO en Judea, los habitantes de ésta, se disponen de nuevo a empuñar las armas contra los romanos, a pesar de las extraordinarias pérdidas sufridas hace sesenta años cuando Tito arrasó la ciudad de Jerusalén. Estalla, en consecuencia, una revuelta en Jerusalén contra los romanos -Segunda sublevación (132-135) al frente de la cual está Simón Bar KOKEBA («Hijo de una estrella»).

Bar KOKEBA líder judio nacionalista y violento, derrota a los romanos, conquistando Jerusalén.


Bar KOKEBA es un líder mesiánico elegido por Yavhé, nacionalista y violento. La revuelta judía que él dirige estalla con violencia debido a la nueva política del emperador Adriano en Judea. La rebelión cuenta con el apoyo de Aqibá ben Josef, rabino que goza de un gran prestigio en esos días y que proclama Mesías a Simeón. Simeón logra reunir un importante ejército formado por judíos de Judea y de otros lugares del Oriente Próximo. Con estas fuerzas derrota a los romanos, cayendo en sus manos Jerusalén así como 50 poblaciones de cierta importancia y otros muchos lugares.

ADRIANO envía un nuevo ejército a Judea y acaba con la rebelión. La derrota es total.


El emperador ADRIANO envía un nuevo ejército para acabar con la rebelión en Judea. Este ejército viene esta vez de Bretaña al mando de Julio Severo. Después de una larga y dura campaña, los romanos aplastan a las fuerzas rebeldes en Betar, cerca de Jerusalén, en el mes de agosto del año 135. Simeón Bar KOKEBA perece en el curso de este definitivo encuentro. La máquina de la guerra romana aplasta la rebelión judía en la Segunda sublevación judaica. La derrota es total; los ajusticiamientos, masivos. La mayor parte de Jerusalen es destruida. (Algunos autores denominan a esta sublevación Tercera Guerra Judeo-Romana, contando también los disturbios de los años 115–117, conocidos como la Guerra de Kitos o la Rebelión del exilio, reprimidos por el general Lucio Quieto, que gobernaba la provincia en esos tiempos).

La población resulta diezmada; aunque algunos se han refugiado en las montañas de Galilea.


La población resulta diezmada; aunque algunos se han refugiado en las montañas de Galilea y otros se han quedado en las proximidades de la antigua Jerusalén, en condiciones desfavorables, prácticamente el pueblo judío se queda sin patria. Así, pierden la «Tierra prometida» tanto tiempo disfrutada, es decir, Canaán, adonde les había conducido Moisés y que Josué había conquistado. En efecto, 1.000 aldeas resultan arrasadas y los judíos que pueden escapar ya no se les permitirá regresar a su tierra, por lo que desde entonces vivirán en la diáspora que no terminará sino hasta el siglo XX. Algunos de los pocos judíos que pueden escapar lo hacen también hacia Hispania. Los judíos bajo el mando de los fariseos, adversarios de los zelotes, continuarán la tradición sagrada en las sinagogas (escuelas de la Ley) para evitar la disolución del pueblo judío en la diáspora (dispersión). El centro de la vida religiosa pasará a ser Yamnia; allí las sagradas escrituras se compilarán en un canon definitivo (Mishna, posteriormente ampliado con el Talmud, escrito gracias a los «Amoráim» o comentadores judíos huídos a Galile

Después de la Segunda Guerra contra los judíos, ADRIANO reconstruye Jerusalén como colonia romana.


Después de la Segunda Guerra contra los judíos, ADRIANO, de acuerdo con sus propósitos, reconstruye Jerusalén como una colonia romana con el nombre de Aelia Capitolina. Es una ciudad pagana habitada por gentiles. En la puerta sur, mirando hacia Belén, se encuentra grabada la imagen de un cerdo. Un templo de Júpiter Capitolino se erige en lugar del Templo judío. Se prohibe a los judíos residir en la ciudad y sólo se les permite el acceso en el aniversario de su destrucción, para que se lamenten en el lugar del Templo. Los restos del Templo se convierten en un santuario para los judíos. Judea se constituye en provincia romana con el nombre de Siria Palestina de cuya población los judíos, como consecuencia de las matanzas y sucesivas diásporas, no son sino una pequeña parte. Esta nueva provincia reemplaza la Judea de Herodes. Sobre las ruinas del templo de Jerusalén se construirá uno a Venus. Con la destrucción total de Jerusalén por ADRIANO, se cierra una época para el pueblo judío y comienza una etapa marcada por la diáspora que no terminará sino hasta el siglo XX.