ALEJANDRO II (2/3/1855-13/3/1881), emperador de Rusia. Casado con María de Hessen-Darmstadt. Tendrá 12 hijos. Hereda de su padre, Nicolás I, un imperio derrotado militarmente, hundido económicamente y socialmente y sin elementos activos que deseen luchar por su supervivencia. Con todo consolidará la expansión rusa hacia el Este (Siberia, donde son desterrados los espíritus liberales) y el Sudeste (hacia el mar Negro). Durante los primeros años de su reinado, debido a los fracasos de la guerra de Crimea, se verá obligado a hacer importantes concesiones a los grupos liberales e ilustrados.

El zar ALEJANDRO II libera a los siervos de la familia imperial.

El nuevo zar, ALEJANDRO II, es muy distinto de su padre. El 3 de marzo de 1861 promulga un edicto por el que libera a los siervos, que hasta entonces han permanecido adscritos a la tierra (siervos de gleba) y cuya condición no ha sido mejor que la de los esclavos. Veintitrés millones de siervos reciben la libertad, pero sólo una parte de las tierras que antes ocupaban les son concedidas en usufructo mediante costosos rescates. Es una paradoja de la historia, vista con perspectiva, que la autocrática Rusia libere a sus siervos a la vez que los progresivos y democráticos EEUU. hagan otro tanto con sus esclavos, y que Rusia consiga pacíficamente lo que a Norteamérica le cuesta una terrible guerra civil. (La verdad es que los siervos rusos no mejorarán gran cosa su suerte tras la emancipación, pero no es menos cierto que lo mismo puede aplicarse a los esclavos americanos.) (Los siervos de la gleba eran verdaderos esclavos sujetos a una heredad y por tanto eran enajenados con ella: si la tierra que cultivaban los siervos de la gleba cambiaba de señor, ellos también lo hacían.)

ALEJANDRO II, zar de Rusia, reforma la administración de Justicia y la estructura interna del Estado. Crea los “Zemstvos” o asambleas provinciales con representación de los tres estamentos: propietarios territoriales, ciudadanos y comunidades campesinas. Asimismo, dota a las comunidades campesinas de cierta autonomía (policía y funcionarios propios), pero se niega a conceder un texto constitucional a pesar de las continuas demandas de los grupos progresistas.

ALEJANDRO II de Rusia también adopta una actitud más liberal que su padre respecto a los polacos, e intenta implantar el limitado autogobierno que ya ha existido antes del levantamiento de 1830. Otorgar un poco de libertad tiene, sin embargo, sus riesgos: despierta el apetito y se desea más de la que se tiene. Esta política liberal hace concebir a los polacos esperanzas de una autonomía, y al no serles concedida se sublevan en enero de 1863. Hay manifestaciones estudiantiles en Polonia en favor de la independencia total, y el gobierno ruso reacciona tratando de encuadrar a los estudiantes en el ejército de Rusia. Ante esta medida, las manifestaciones se recrudecen. La revuelta es sangrientamente aplastada. Perdido el apoyo de los liberales a causa de estos acontecimientos, ALEJANDRO adoptará una accitud cada vez más reaccionaria. Su política se basará en el nacionalismo, la lucha por el paneslavismo y la vuelta a la autocracia zarista. Durante esta etapa establece el servicio militar obligatorio, y declarará la guerra a Turquía. La oposición irá en aumento.

ALEJANDRO II de Rusia, recordando la ayuda que le prestaron los prusianos contra los polacos, acepta mantenerse neutral en el enfrentamiento entre Austria y Prusia.

En París, frustrado atentado contra el zar ALEJANDRO II.

La política expansionista rusa no cambia. En los últimos años 60 y primeros 70 se absorben Bujará y Jivá, en las regiones septentrionales de Persia y Afganistán. Pero la propia Rusia (Alejandro II) ha de reconocer que algunas regiones se hallan demasiado alejadas para que compensen del esfuerzo que requiere su administración, y por eso, en la fecha, se hace efectiva la venta de Alaska a los EEUU. por 7.200.000 dólares oro. Sus 375 millones de acres  son adquiridos a 2 centavos cada uno. La operación la negocia por parte americana el secretario de Estado Seward, y Alaska es denominada durante un tiempo con el apelativo irónico de “la Locura de Seward”. El nuevo territorio sufrirá a fin de siglo varias avalanchas de inmigrantes en busca de oro.

Mientras tanto, la oleada de descontento liberal que barre Europa desde la Revolución francesa, casi un siglo antes, acaba por llegar a Rusia. En parte, las reformas de ALEJANDRO II han causado insatisfacción. Los intentos de forzar al Imperio otomano a consentir en reformas en los Balcanes les parecen una ironía a quienes advierten que esas mismas reformas no se aplican en Rusia. Por otra parte, el repliegue ante la presión internacional en el Congreso de Berlín disgusta a los ultranacionalístas. Como en Rusia no hay oportunidad para una oposición abierta y racional, los grupos insatisfechos se ven empujados a actuar en la clandestinidad, a conspirar y a embarcarse en actividades terroristas. El gigante ruso está empezando a agitarse febrilmente.

La dura autocracia que domina Rusia y su atraso con respecto a los países occidentales, conducen a muchos rusos a la desesperación. Las reformas de ALEJANDRO II les parecen demasiado lentas, y cierto grado de liberalización sólo sirve para agudizar su apetito de más libertad. El mismo día que ALEJANDRO Il aprueba un plan por el que los consejos locales, escojan a sus propios representantes, los cuales podrán debatir las leyes con el zar y sus ministros, 13 de marzo de 1881, es víctima mortal de los nihilistas en un atentado con bomba mientras pasea en coche por las calles de San Petersburgo. Este atentado desencadenará una ola de represión y antisemitismo en el Imperio ruso.