En 1982 Deng Xiaoping invita a regresar al Dalai Lama, que prefiere permanecer en el exilio, dedicándose a preservar en el norte de la India, Nepal, Bután y Sikkim la cultura tibetana destruida por las autoridades chinas en su país de origen, al tiempo que asume públicamente los ideales de la democracia y el pacifismo. Desde entonces ha venido testificando en todos los foros internacionales la pérdida de la soberanía de su nación, pero «se ha opuesto al uso de la violencia y ha propiciado soluciones basadas en la tolerancia y el respeto mutuo, con el objetivo de preservar la herencia histórica y cultural de su pueblo».
DALAI LAMA. XIV... (Tendzin Gyatso) (1935-...)
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El Dalai Lama envía un grupo negociador a Beijing, pero las pláticas se interrumpirán en 1984.
Juan Pablo II asiste en Asís a la primera Jornada Mundial por la Paz con el Dalal Lama y los líderes de las principales religiones mundiales.
Juan Pablo II asiste en Asís a la primera Jornada Mundial por la Paz con el Dalal Lama y los líderes de las principales religiones mundiales.
Campaña internacional del Dalai Lama para promover la independencia o la genuina autonomía de Tíbet.
El Dalai Lama, en su campaña internacional de relaciones públicas para promover la independencia o la genuina autonomía de Tíbet, propone su “Propuesta en cinco puntos”. En resumen, propone conceder al Tíbet un estatus similar al de Hong Kong, o al ofrecido por Pekín a Taiwán, basado en la idea de “un país, dos sistemas”. Los acontecimientos ocurridos en Tíbet desde 1959 son de verificación casi imposible. El gobierno de Tíbet en el exilio ha hablado de casi un millón de víctimas de la represión china en los primeros cuarenta años, de torturas sistemáticas en prisiones, de colectivizaciones forzadas, de la destrucción del 99% de los templos budistas, de campañas de reeducación del clero. China siempre ha refutado esas acusaciones; sin embargo, organizaciones independientes de derechos humanos las han confirmado.
Llamamiento a la desobediencia civil pacífica del Dalai Lama, en el exilio.
El dios-rey de los tibetanos, el Dalai Lama XIV, hace un llamamiento a su pueblo para que continúe una protesta pacífica contra el Gobierno central de Pekín. Este llamamiento es hecho en una conferencia de prensa desde su exilio en Dharamsala (India) en donde se refugió tras la revuelta de 1959 junto con otros 100.000 tibetanos, en su mayoría monjes o funcionarios a su servicio. “Es importante que China sepa que el pueblo tibetano no es feliz”, señala el Dalai Lama, que, sin embargo, se manifiesta en contra de tomar las armas contra Pekín. Para el máximo dirigente religioso de los 1,9 millones de personas que habitan el techo del mundo debe analizarse con “realismo” la cuestión de la independencia del Tíbet, que puede permanecer como región autónoma china si supone un “mayor beneficio” para los tibetanos.
Disturbios que desencadenan sangrientos enfrentamientos en los que se producen al menos diecineueve muertos.
Disturbios acaecidos en Lhasa desde el 27 de septiembre han desencadenado, en la fecha, unos sangrientos enfrentamientos que han producido 19 personas muertas entre manifestantes y policías chinos. El Dalai Lama desmiente que estos acontecimientos de Lhasa estén motivados por sus reivindicaciones independentistas pronunciadas en Washington durante el viaje que realizó a Estados Unidos, a mediados de septiembre. Por el contrario, el Diario del Pueblo, órgano de difusión del Partido Comunista Chino (PCCh) culpa nuevamente ayer de la agitación de Lhasa al Dalai y a los senadores norteamericanos que se han hecho eco de sus palabras y han aprobado una propuesta sobre las violaciones de los derechos humanos en el Tíbet.
El Dalai Lama renuncia a la independencia de su país.
Los chinos prometen entablar negociaciones directas con el Dalai Lama. La esperanza va adquiriendo cuerpo.
El Panchen Lama condena la invasión China diciendo que ha traído más destrucción que beneficios.
Se arresta en Lhasa a por lo menos 400 personas.
Se arresta en Lhasa a por lo menos 400 personas. El Ejército de Liberación Popular chino toma la ciudad y se expulsa a todos los turistas, periodistas y diplomáticos extranjeros. Parece incuestionable que Beijing ha llevado cierto progreso a Tíbet, ha mejorado las condiciones de vida y ha aportado algo más de justicia social. Pero los tibetanos denuncian que esas ventajas las disfrutan yan sólo los colonos procedentes de la etnia HAN, sin repercutir en la tibetana. Aún en la actualidad (2000) diversas asociaciones denuncian la detención de un millar de tibetanos de promedio cada año. Las revueltas populares (desautorizadas desde el exilio por el Dalai lama, que antepone el valor de la no violencia) han cesado. Tal vez también se han visto disuadidos por la falta de perspectivas de cambio en China tras los acontecimientos de la plaza de Tiananmen donde centenares de civiles mueren, en la fecha, en Beijing en el curso de una manifestación de protesta.