PEDRO (Primer Papa) (33-67)

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PEDRO y PABLO -tal vez el mismo día- son muertos por orden de NERÓN.


PEDRO y PABLO -tal vez el mismo día- son muertos por orden de NERÓN (o quizá Pedro en 64 y Pablo en 67). PEDRO, como no es ciudadano romano es condenado a la cruz y crucificado en el monte Vaticano. Es un apócrifo tardío el que narra la crucifixión de PEDRO y cuenta la tradición que en el último momento pide a sus verdugos que lo crucifiquen cabeza abajo, pues se siente indigno de morir como el Maestro. Sobre la tumba de PEDRO se levanta hoy la Basílica Vaticana. PABLO, que sí es ciudadano romano, es decapitado en el camino de Ostia. El primer testimonio conocido de la decapitación de PABLO en Roma se encontrará en Tertuliano que escribirá a finales del siglo II. Cerca del lugar donde PABLO es martirizado se alzará la Basílica de PABLO extramuros. No se podría encontrar mejor epitafio para su tumba que sus propias palabras: “luchó bien; corrió y alcanzó la meta; conservó la fe; morir para él, fue una ganancia…”. A la muerte de PEDRO y PABLO, el Evangelio ya se ha afirmado en varias regiones del Imperio y las comunidades cristianas, en su organización interna, ya han adquirido una fisonomía bien definida. PABLO será conocido como el “Apóstol de los gentiles”.