Hay constancia de emigrantes pratenses a ultramar ya desde los años 30 del siglo XIX, no comparable, desde luego, con los de Sitges o Vilanova. Una buena parte de esta emigración era para rehuir la prestación del Servicio Militar (4 años). Nada más las familias acomodadas, en general payeses, podían pagar el viaje. (A finales del siglo XIX Santiago de Cuba la dominaban comercialmente los catalanes hasta el extremo que referirse a «el catalán de la esquina» era sinónimo de decir «el comercio de la esquina».)

El pueblo del Prat, a causa de la primera guerra carlista, es fortificado alrededor del conjunto parroquial de la iglesia, la rectoria y el campanario. El campanario, por otra parte, prestará servicio con una guardia permanente.

Primera etapa (1840-1845) de la desamortización de Mendizabal que afecta a El Prat: 8 es el total de fincas desamortizadas. Tanto en esta primera etapa de desamortización, como en las posteriores, se trata de tierras de baja calidad y en algunos casos de pésima. La mayoría de ellas hace muchos años que no se cultivan o se cultivan en condiciones deficientes. Se vieron afectadas las tierras propiedad de órdenes militares, conventos, monasterios e instituciones religiosas de beneficencia. Los campesinos se quedan al margen de todo este proceso porque los compradores son propietarios con fuertes recursos económicos, básicamente miembros de la burguesía barcelonesa, industriales, comerciantes, abogados. Posteriormente, se producirá un proceso de concentración de estas fincas en manos de muy pocos propietarios que acabarán comprando todas las tierras. En el Prat son casos significativos el de Ferran Puig y el de Jaume Casanovas.

Construcción del primer cuartel de carabineros en El Prat al lado de la playa. Se irá ampliando en diversas ocasiones. El cuerpo será disuelto en 1940 como represalia por su fidelidad a la República. Muchos carabinerosfueron expulsados y los que quedaron fueron integrados a la Guardia Civil. El cuartel, hasta 1970, fue ocupado por la Guardia Civil.

Revuelta de los jóvenes de El Prat que se niegan a seguir el sistema de quintas desarmando a los carabineros que hay en la población. Comandados por el secretario del Ayuntamiento se refugian en las montañas más cercanas donde intentan hacerse fuertes. Al cabo de unos días deponen su actitud y regresan al pueblo bajo la promesa de que no serán represaliados. Situaciones y hechos de este estilo se producirán a lo largo de todo el siglo.

La rectoría y el campanario de la Iglesia de la parroquia de El Prat son ocupados desde la fecha hasta junio del año siguiente por un destacamento de carabineros de Gavà a pesar de las lamentaciones del párroco Mn Joaquim Claramunt.

En 1849, hay en El Prat 1.615 habitantes. Hasta esta fecha la mayoría de la tierra de El Prat está en manos nobles, instituciones religiosas e instituciones benéficas. A lo largo del período 1849-1880, se producirá una evolución de la propiedad por la pérdida de poder económico de la nobleza, que se verá obligada a vender las tierras porque no podrán mantener su poder adquisitivo y por las leyes desamortizadoras.

Hasta bien entrado el siglo XIX, la población pratense vive de una agricultura tradicional. Es un sistema económico de autoconsumo que permite alimentar a la familia en el límite de la subsistencia. Esto hace que en los años malos se pase hambre y en los buenos se consiga un pequeño excedente que se va a Barcelona. Se cultivan cereales con bajos rendimientos debido al poco uso de fertilizados y por las características del suelo, poco apto para este tipo de cultivos. Este sistema requiere mucha mano de obra temporera en los momentos de más trabajo, sobre todo cuando se hace la siega. Por este motivo aumenta la población transeúnte de El Prat, que no siempre se puede alojar en condiciones, en especial si pasado el trabajo deciden quedarse, como sucedió en el siglo XVI, un período de fuerte crecimiento demográfico.

Epidemia de cólera asiática en El Prat que se desarrolla a lo largo de los meses de agosto y septiembre. Es una de las más virulentas del siglo y la primera de la que hay constancia documental en el Archivo Municiapl de El Prat. 416 pratenses (la tercera parte del total de vecinos) se verán afectados por la epidemia de los que fallecerán 147 (El 1 de agosto se produce la primera víctima mortal y la última el 30 de seotuembre) 89 mujeres y 58 hombres. Posteriormente, todavía dentro de este siglo, habrá otras epidemias de cólera, menos virulentas, los años 1865, 1869 y 1885.

Como consecuencia de la desamortización y de la llegada de los nuevos propietarios se producirán las transformaciones más importantes del campo pratense. Una de ellas será el Canal de la Dreta. Después de diversos intentos fallidos, en el año 1855 se otorga a Eusebio Soler la concesión definitiva para su construcción que se incia de inmediato.