REFORMA DE LA VIDA MONÁSTICA CRISTIANA

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Reforma del monacato cristianoReforma de la vida monástica cristiana. El monacato es la adopción de un estilo de vida más o menos ascético dedicado a una religión y sujeto a determinadas reglas en común. En varias religiones se encuentran formas de vida monásticas, aunque sus características varían enormemente, entre ellas se encuentra el cristianismo.

Algunas mujeres cristianas eligen consagrarse como vírgenes a una vida de oración y sacrificio.


Otra de las fuentes de la tradición monacal la hallamos asimismo en el siglo III. Algunas mujeres cristianas eligen consagrarse como vírgenes a una vida de oración y sacrificio, dedicada al cuidado de los pobres y los enfermos. De esta temprana tradición proceden las monjas. De hecho, la hermana de ANTONIO Abad vive en una casa de vírgenes consagradas.

Los fundadores del monacato cristiano son Pablo de Tebas y su amigo también egipcio, Antonio.


La corriente monástica surge a finales del siglo III como respuesta a la relajación en las prácticas religiosas de los fieles. Se ven así surgir a los «anacoretas», (aquellos que ha abandonado el mundo), y los «eremitas», (viven en el desierto apartados de los hombres). Movimientos que representan la rebelión de sus adeptos contra las posturas acomodaticias de muchos cristianos. Se considera que los fundadores del monacato cristiano son PABLO de Tebas (? -341) -conocido también como «el Ermitaño» que vive cerca de cien años en el desierto de Egipto- y su amigo, también egipcio, ANTONIO Abad (251 -356) (llamado también el Grande). Alrededor de esta fecha, ANTONIO se adentra en el desierto para iniciar una vida eremita.

La idea básica del monacato consiste en llevar a cabo el consejo de Jesús para alcanzar la perfección.


La idea básica de los anacoretas y de los eremitas consiste en llevar a cabo el consejo que Jesús ha dado al joven rico: «Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Luego, vuelve y sígueme». Por ello, sus exigencias son muy elevadas: renuncian a todas las satisfacciones del cuerpo y sólo se alimentan de raíces, no se lavan y se refugian lejos de los hombres. El eremitismo se convierte en una competición ascética: los «dendritas» viven en los árboles; los «reclusos» se encierran tras unos tabiques; los «rumiantes» pacen la hierba del suelo; los «estilitas» se encaraman a lo alto de una columna; los «adamitas» dejan que sus vestidos se consuman… Todo ello, atestigua un cristianismo popular. Pone el acento en la lucha contra los demonios que una mentalidad animista ve por todas partes, algo así como nosotros vemos hoy los microbios.

Pacomio -exoficial del ejército de Constantino I- convertido al cristianismo funda, en Tebas, un cenobio.


PACOMIO, ex-oficial del ejército de Constantino I, convertido al cristianismo, es discípulo del anacoreta Palemón en Egipto. Al comprobar que la vida solitaria podía degenerar en situaciones extremas, funda, cerca de Tebas, alrededor de la fecha, un cenobio (que quiere decir «vida en común»). Es una especie de monasterio o más bien un recinto dentro del cual están las celdas de los solitarios. Es el primero que introduce un principio de organización colectiva en el monacato, por lo que se le considera fundador de la vida monástica comunitaria (cenobitismo). Este monacato primitivo -el cenobitismo, incluido el eremitismo y el anacoretismo- se extiende rápidamente por Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia. No tiene formas jurídicas demasiado concretas.

Muere Cariton, fundador de las lauras de Faran, cercana a Jerusalén.


Muere Cariton, fundador de las «lauras» de Faran, cercana a Jerusalén, y de Douka, próxima a Jericó en Palestina. (Las «lauras” son monasterios semieremíticos donde los monjes a pesar de estar solos dependen de un superior. Estos ascetas se reúnen del sábado por la noche al lunes por la mañana. Este género de vida monástico estará en uso sobre todo en Palestina).

ATANASIO introduce el monaquismo en Occidente al instalarse en la ciudad germana de Tréveris.


ATANASIO de Alejandría, uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia griega, patriarca de Alejandría, vencedor de la ortodoxia en Nicea (Turquia), introduce el monaquismo en Occidente al estar instalado en la ciudad germana de Tréveris. Desde esa época comienzan a florecer y multiplicarse los monasterios en la ciudad eterna. Por otra parte, se prohíben en Roma, bajo pena de muerte, los sacrificios paganos. Su obra, «Vida de Antonio», se difundirá causando un fuerte impacto.

Cuando muere Pacomio hay ya una docena de cenobios similares al de Tebas.


Muere en Egipto, PACOMIO (292-346), fundador del cenobitismo. Cuando muere Pacomio hay ya una docena de cenobios similares al de Tebas, la mayoría de hombres. En esa forma de vida, denominada «cenobítica», o sea, vida en común irá adquiriendo importancia descollante la figura del abad, padre y cabeza de la misma comunidad. El candidato a ser un miembro del cenobio, se pone bajo la dirección de un maestro espiritual, un padre o abad, hasta que pueda volar con sus propias alas.

BASILIO, obispo de Cesarea, estudia los problemas del movimiento monástico amenazado de anarquía.


BASILIO el Grande, nacido en 330 en Cesarea (Palestina), elige durante algún tiempo la vida monástica antes de convertirse en obispo de su ciudad natal. En efecto, en la fecha, a la muerte de Eusebio de Cesarea, es nombrado obispo de Cesarea (370-379). Reacciona contra las excentricidades monásticas y estudia a fondo los problemas del movimiento monástico, amenazado de anarquía. El resultado es una Regla que da origen a la vida cenobítica, es decir, con unas normas comunes y en monasterios. La Regla de BASILIO es bastante severa, pero frena los desórdenes y los abusos. Con BASILIO el monacato se extiende por Oriente donde se construyen grandes conjuntos monásticos en la soledad de los bosques del Olimpo, de Bitinia o del monte Athos. Todos los bizantinos se preocupan por la salvación de su alma. Antes de morir hacen todo lo posible por tomar el hábito monástico. Los monjes, a quienes el emperador y la aristocracia legan cuantiosos bienes, rezan constantemente por la salvación de los piadosos donantes. También se dedican a acoger a los viajeros, a cuidar de los enfermos y de los pobres, pero nunca ponen de manifiesto ninguna vocación por la enseñanza, como la que demuestran los monjes de Occidente.

Los Maronitas del Líbano rastrean sus orígenes.


En el Líbano, un grupo de discípulos se congrega en torno de la carismática figura de Marón. Ellos -los maronitas del Líbano- fundarán un monasterio ubicado a mitad de camino entre Alepo y Antioquía. En el siglo V, dicho monasterio dará un fuerte apoyo a la doctrina cristológica emanada del Concilio de Calcedonia.