En 1880, George Frederick Samuel Robinson, Lord Ripon, se convierte en virrey de la India. Es un liberal al modo de Gladstone, y trabaja en pro del autogobierno de la India. Incluso trata de que jueces indios presidan juicios contra europeos, en caso necesario y al menos en zonas apartadas. A ello se oponen denodadamente los residentes británicos. Bien está que los jueces británicos juzguen a los indios, pero no viceversa. Esto, naturalmente, ofende a los indios. Los diversos avances que Gran Bretaña ha llevado al país -ferrocarriles, telégrafo, periódicos- hace posible a los indios de todo el vasto territorio comunicarse y compartir sus puntos de vista y sus aspiraciones.

Un liberal británico, Allan Octavian Hume, convoca un «Congreso nacional indio» el 17 de diciembre de 1885, al que asisten representantes de toda la India, y en el que se piden diversas reformas. Reuniones parecidas se celebrarán cada año en diferentes ciudades, y el movimiento nacionalista indio empezará a crecer.

En los últimos años del siglo XIX Europa alcanza el apogeo de su poder. De hecho, el continente americano, Australia y Nueva Zelanda los gobiernan descendientes de europeos. La práctica totalidad de África y de las islas del Pacifico han sido conquistadas y colocadas bajo dominio europeo. En Asia, amplias regiones como Siberia y la India se hallan controladas directamente por los europeos, y naciones independientes como el Imperio otomano, Persia, Afganistán, Siam y China están sometidas a la continua y creciente presión o interferencia europeas. En todo el mundo, el único país fuerte y no europeo es Japón, y ello al precio de adoptar en gran medida la tecnología y la cultura europeas. De todas las potencias, Gran Bretaña es la predominante a escala mundial. El Imperio británico incluye más o menos la cuarta parte de la superficie terrestre, y alrededor de la cuarta parte de su población. Su sólida economía y su poderosa marina la convierten en la nación más influyente del mundo, y la mayoría de las tierras no directamente dominadas por Gran Bretaña están sujetas a ella en el ámbito económico.

La India va profundizando en su conciencia política. Dadabhair Naoroji, un indio de vasta cultura, pasa gran parte de su vida en Gran Bretaña. En 1892 resulta elegido diputado al Parlamento: es el primer indio que lo consigue. Será la suya una voz crítica de la política británica en la India, sosteniendo que Gran Bretaña drena de forma sistemática la riqueza india en su propio beneficio. Por otra parte, en la India surgen nuevas sectas no cristianas, que sirven de vehículos adicionales para el renacer nacional.

El 11 de marzo de 1895 queda completamente definida la frontera entre Rusia y Afganistán. En el Este, Afganistán conserva una franja de territorio, con objeto de que en ninguna parte coincidan las fronteras de Rusia y la India.

División de Bengala: formación de una provincia con mayoría musulmana. Boicot a los producos textiles británicos y atentados terroristas.

Un terremoto de 8,3 grados causa 357.000 muertos en Kangra, en el noroeste de India.

El nacionalismo indio sigue creciendo, pero se fragmenta en dos corrientes. El 30 de diciembre de 1906 se constituye la «Liga musulmana panindostánica», y en lo sucesivo musulmanes e hindúes acentúan sus diferencias, que muchas veces prevalecen sobre su común hostilidad al dominio británico.

GANDHI ya ha organizado en Sudáfrica su campaña de resistencia pasiva: sin terror ni violencia; tan sólo con el tenaz rechazo a someterse a las leyes racistas.

Cuando se declara la Primera Guerra Mundial -el 28 de julio de 1914-, el dominio británico en la India parece firme. La explosión de patriotismo que saluda la declaración de guerra en Calcuta casi iguala a la de Londres. Los príncipes indios compiten por el privilegio de ser los primeros en llevar sus tropas al frente. Mientras los príncipes ofrecen tropas, la burguesía autóctona ofrece dinero, y la Asamblea Legislativa quiere contribuir al coste de la guerra en Europa.