En Shanghai se celebra la quinta cumbre anual de la OCS (conocida como el grupo de Shanghai). En esta ocasión cuenta también con la asistencia de los jefes de Estado, de Gobierno o altas delegaciones de India, Pakistán, Mongolia e Irán, en calidad de observadores, lo que significa el 44% de la población del mundo. El presidente de Afganistán asiste como invitado y el caudillo bielorruso Aleksander Lukashenko también llama a la puerta. La OCS no hace más que desmentir que no es la OTAN de Oriente y que sus relaciones militares “no apuntan contra ningún país”. El problema es que su mera existencia ya significa que al poder global de EEUU. le están saliendo enormes agujeros y que la OCS se perfila como un contrapoder a EEUU. Junto con la otra gran realidad asiática, la Asean, la OCS recuerda que el mundo se organiza al margen de Washington.

EEUU. ha activado su escudo antimisiles en su pulso con Corea del Norte desde su anuncio de pruebas de lanzamiento de misiles. Un funcionario del Departamento de Defensa, que pidió no ser identificado, confirmó ayer en Washington con estas palabras que el Pentágono ha puesto en fase operativa este complejo y costoso sistema de defensa: “Es conveniente estar preparado”, aunque al ser preguntado sobre si EEUU. intentaría derribar un misil eventualmente lanzado por Pyongyang, el citado funcionario declinó dar una respuesta. Otro portavoz se limitó a recordar que “estamos preparados para defendernos por tierra mar y aire”.

Un sitio ‘web’ ha publicado un nuevo mensaje del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Seguiremos luchando contra vosotros [las fuerzas de EEUU.] y vuestros aliados en todas partes, en Irak, Afganistán, Somalia, Sudán, hasta que gastemos todo vuestro dinero, matemos a todos vuestros hombres y volváis a vuestro país derrotados, señala la grabación. En la declaración, de 19 minutos de duración, Bin Laden manifiesta su consternación por la muerte el 7 de junio de su ‘mano derecha’ en Irak, Abu Musab al Zarqa como resultado de un ataque de las fuerzas de EEUU. en el norte de Bagdad. Nuestra nación islámica ha sido sorprendida al saber que su caballero, el león de la guerra santa [yihad], el hombre de decisión y voluntad, Abu Musab Al Zarqaui, ha muerto en un vergonzoso ataque estadounidense, asegura el terrorista saudí.

Corea del Norte lanza entre el 4 y el 5 de julio, al menos siete misiles que han impactado a unos 600 kilómetros de la costa oeste de la isla japonesa de Hokkaido. Parece ser que al menos uno de los misiles era de largo alcance, tipo Taepodong-2, capaz de alcanzar Alaska y otros territorios estadounidenses, y que tras 40 segundos en el aire ha fallado, en un acto considerado por la Casa Blanca de provocación. El ejecutivo japonés ha expresado las más firmes protestas por el lanzamiento de misiles en unos momentos de máxima tensión en torno a la península de Corea. EEUU. y Japón, su principal aliado en esta zona del este de Asia, habían indicado que un nuevo lanzamiento de prueba de un misil de largo alcance por parte de Corea de Norte tendría la respuesta adecuada y podría poner en riesgo las conversaciones multipartitas sobre el programa nuclear norcoreano. Estas conversaciones a seis bandas, que implican a las dos Coreas, EEUU., Rusia, China y Japón, se encuentran estancadas desde noviembre, cuando Pyongyang puso fin abruptamente a la quinta ronda de negociaciones e impuso su boicot a la reanudación.

EEUU. está activando todos sus resortes diplomáticos para responder con máxima firmeza al desafío norcoreano, pero evitando a la vez causar una escalada en la crisis. El presidente Bush conversó por teléfono con los líderes de China, Rusia, Japón y Corea del Sur, a los que pidió \»hablar con una sola voz\» para convencer al régimen de Pyongyang de que deponga su actitud. El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, intentó también apaciguar las aguas, sobre todo ante una opinión pública norteamericana que podría estar tentada de pensar que el país, empantanado todavía en Irak, se encamina a otro conflicto bélico de envergadura. Snow llegó a decir que no tiene ningún sentido plantear la crisis como si pudiera derivar en una tercera guerra mundial. Con todo, el portavoz alertó a Pyongyang de que no se equivoque, pues su conducta no forzará a realizar concesiones.

La situación actual pone en evidencia la impotencia de EEUU. ante Corea del Norte. Durante años la estrategia no ha funcionado, ya fuera la del palo o de la zanahoria. Sería una ironía histórica que Bush abandonara la Casa Blanca con un régimen como el de Pyongyang dotado de armas nucleares y envalentonado. Pero el dilema es muy complicado. A Washington le resulta imposible, militar y políticamente, repetir la experiencia de Irak. La cercanía de una urbe como Seúl, con 12 millones de habitantes, a sólo decenas de kilómetros de la frontera norcoreana, desaconseja cualquier tentación agresiva de Washington. EEUU. está atado de manos y depende de China y de la misma Corea del Sur. Al margen de sus diferencias, ni a Pekín ni a Seúl les conviene un desmoronamiento descontrolado del sistema norcoreano, pues sufrirían graves consecuencias desestabilizadoras. El peligro para EE. UU. del rearme nuclear norcoreano no es tanto que pudiera ser víctima de un ataque directo como el riesgo de proliferación, de que Pyongyang venda armas a terroristas.

EEUU. ante la nueva bravata del dictador norcoreano, Kim Jong Il, quien amenaza con la «guerra total», sigue apostando por la vía diplomática multilateral, en especial por la mediación de China, para desactivar la última crisis con Pyongyang. Con sus tropas empantanadas en Irak, y sabedora de que el problema norcoreano sólo puede encararse con una estrategia regional concertada, la Administración Bush continúa mostrando una actitud muy moderada con un país al que en su día incluyó en el eje del mal. No formula amenazas militares directas y ni siquiera aboga abiertamente por la caída de uno de los sistemas más totalitarios del planeta. En este contexto pasarán casi inadvertidas las últimas amenazas del Pyongyang. Según la televisión norcoreana, su líder ha advertido: «El país no realizará la más mínima concesión a los invasores imperialistas estadounidenses, nuestro archienemigo». Kim Jong Il, que jamás habla en público, avisó de que si EEUU. practica la «venganza», eso significará la «guerra total». «Fruto de la convicción, el deseo y el coraje del general, deberíamos responder al cuchillo del enemigo con la espada, y a la pistola del enemigo, con el cañón», aseguró el caudillo norcoreano..

Al régimen comunista de Corea del Norte los misiles que ha disparado el pasado miércoles le han salido por la culata. El destructor Mustin, capaz de detectar y pulverizar misiles, llega a Japón para reforzar la flota de EEUU. en las costas asiáticas del Pacífico. Y Japón, el gran aliado de EEUU. en la región, ha presentado un proyecto de resolución al Consejo de Seguridad de la ONU en el que pide sanciones para Corea del Norte, a cuyo régimen urge a que vuelva a la mesa de negociaciones sobre su controvertido programa nuclear.

La Administración Bush ha tenido que doblegarse y aceptar que no dispone de un cheque en blanco legal para librar la guerra antiterrorista. Washington anuncia que concede todas las protecciones de las convenciones de Ginebra a los prisioneros de Guantánamo y de cualquier otra instalación militar estadounidense en el mundo. La decisión es consecuencia de la reciente sentencia del Tribunal Supremo, que por cinco votos contra tres rechazó el plan del Gobierno de juzgar algunos internos de Guantánamo en tribunales militares especiales. El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, trató de relativizar las cosas al insistir en que la aceptación explícita de la tercera Convención de Ginebra no cambia nada fundamental, pues los prisioneros han sido ya tratados de forma humana. La Administración, sin embargo, rechazaba hasta ahora catalogarlos oficialmente como prisioneros de guerra para tener más flexibilidad para interrogarlos y aislarlos.

Las bolsas no consiguen levantar cabeza. Los mercados internacionales vivieron ayer otro día de descensos. Los focos de incertidumbre son esencialmente tres: las tensiones geopolíticas en Oriente Medio, que han llevado al barril de petróleo a máximos históricos (78 dólares); las políticas monetarias restrictivas de los bancos centrales, que parecen destinadas a perdurar tras el alza de tipos la pasada madrugada por el Banco de Japón; y algunos datos económicos inferiores a lo esperado, que enfrían las expectativas de crecimiento en EE. UU. y alimentan las dudas entre los inversores.