La ciudad de Atenas logra colocar bajo su control la península del Ática, lo que representa mucho territorio para una polis griega. Aun así, su superficie no pasa de los 1.600 km2 (menos que la provincia de Guipúzcoa). Como casi todas las ciudades griegas, Atenas ha conocido en la época homérica una monarquia cuyo poder mengua paulatinamente ante el ascenso de la aristocracia, que la sustituye por magistrados temporales, elegidos en su seno. La monarquia es abolida en 683 aC y la ciudad se coloca -como la mayor parte de las Ciudades-Estado- bajo uno de estos magistrados que son llamados «arconte» (gobernante). El problema que plantea la oligarquia – término griego que significa «gobierno de unos pocos»- es que sus miembros suelen imprimir a lo social y económico una dirección que les beneficia a ellos, de lo que el pueblo llano, ajeno a la oligarquia, sufre las consecuencias.

Los espartanos pretenden conquistar la Argólida pero tienen que desistir tras sufrir una gran derrota, en la fecha, en Hisias.

Los espartanos se lanzan a lograr la anexión de la Arcadia, lo que logran tras difíciles campañas.

Griegos procedentes de Megara fundan Bizancio, sobre el promontorio que hoy ocupa el Serrallo. La colonia estará casi siempre en manos de Atenas.

En Grecia, en general, cuando una oligarquia se torna opresora en exceso, algún político logra ponerse a la cabeza de las clases inferiores subyugadas, y se convierte en el amo de la ciudad. La palabra griega que lo designa es «tyrannos», de donde nuestro «tirano». Un tirano no es necesariamente un gobernante perverso o injusto, pero el término acabará siendo sinónimo de eso porque lo tiranos, aun los bien intencionados, no están respaldados por un «derecho» hereditario, y por ello tienen que recurrir a la fuerza a fin de mantenerse en el poder. Por añadidura este poder corrompe. Y aunque los tiranos comienzan a gobernar honradamente, a menudo acaban sirviéndose de su poder para su engrandecimiento y provecho. CIPSELES es un buen tirano que gobierna (657-627 aC) en Corinto. Procura que a los campesinos se les dispense buen trato. Patrocina el arte y la literatura y fomenta el comercio, de modo que Corinto prospera y se convierte en el principal puerto de Grecia.

Los Cartagineses -herederos de la obra de los fenicios- se establecen en la isla de Ibiza donde fundan la colonia de Ebessus. El interés por dominar esta isla radica, sin duda, en el valor estratégico de su posición que permite obstaculizar el comercio tartesso (al sur de la Península Ibérica) con el griego e intentar controlar el Mediterráneo central donde fundarán pequeñas factorías de distribución de ánforas como la d’Aldovesta en el valle del Ebro.

El contacto del territorio francés con la cultura mediterránea comienza cuando los griegos exploran el Mediterráneo occidental en el siglo VII aC., establecen una colonia en Massalia (Marseille o Marsella) y comercian con el interior a través del valle del Ródano.

Aproximadamente en esta fecha, los griegos establecen colonias en las costas del S. y del E. de Tracia

Esparta tiene que hacer frente a una rebelión de los esclavizados mesenios, al Oeste, Los mesenios, en la fecha, son finalmente derrotados y esclavizados de nuevo. Esparta, que ha pasado por un momento de sobresalto, decide que la única manera de mantener su supremacía es crear un Estado totalmente militarizado, e instruir a sus ciudadanos en la única tarea de luchar. Esparta se transformará en una polis en la que todos sus ciudadanos serán soldados perfectamente preparados. Un campamento de batalla permanente. Los griegos han desarrollado ya el concepto de «hoplita» (de una palabra que significa «armadura»), como resultado de sus interminables luchas entre ciudades. El hoplita (normalmente un noble o un campesino acomodado) es un infante con armamento pesado: lleva una lanza arrojadiza en la mano derecha, un escudo en el brazo izquierdo, una espada al cinto, un casco y una armadura que le protege el tronco y las piernas. Durante siglos, estos hoplitas han sido los mejores y más reputados soldados de la región mediterránea, y con frecuencia han sido empleados como mercenarios por monarquías no griegas. Lo que harán los espartanos es, por un lado, intensificar la instrucción de los hoplitas

A los siete años los niños espartanos son arrancados de sus hogares y quedan bajo la tutela estatal para recibir instrucción militar que termina a los 20 años. A partir de ahí empieza la carrera de un soldado espartano que preferirá mil veces morir en combate que arrastrar una vida de deshonor por huir o rendirse. De hecho, cuando las madres espartanas despiden a sus hijos entregándoles el escudo, les dicen :»Hijo, vuelve con él o sobre él» aludiendo a la costumbre de traer a los cadáveres a hombros de sus camaradas con el escudo como parihuela. Hasta los 30 años no se le permite casarse, y sólo porque es necesario traer al mundo más niños espartanos. Niños sanos y aptos para el combate: los que nacen con algún defecto son asesinados. Así es como Esparta se convierte en una temible máquina bélica.