ALLENDE demuestra ser un excelente táctico y un pésimo estratega. Sabe sobrevivir, sacándose de la chistera conejos sorprendentes. Así lo hace en octubre de 1972, cuando, frente a la presión empresarial y la línea insurreccional de la oposición, llama a los militares al gobierno: el comandante en jefe del ejército, Carlos Prats, en Interior; el contralmirante Ismael Huerta en Obras Públicas, y el general de Brigada Claudio Sepúlveda en Minería. Este gabinete duró hasta las elecciones parlamentarias de marzo de 1973. Todo el gabinete ministerial del presidente ha presentado su renuncia para dejar en libertad de acción al primer ministro mandatario a fin de que proceda a su reestructuración. Esto supone un espaldarazo a ALLENDE por parte del Ejército y quizá le ayudará a llegar hasta 1973.

Ecuador, Perú y Chile proclaman su soberanía sobre una franja marítima de 200 millas alrededor de sus costas, con el fin de asegurarse el monopolio de la pesca atunera. Esta declaración fue ignorada por el presidente de EE.UU., Nixon, que sólo siguió reconociendo las 12 de siempre. Hubo diversos incidentes, llamados «la guerra del atún», que culminaron con la captura de algunas embarcaciones estadounidenses de pesca, y el problema fue tratado, sin éxito, en diversas conferencias internacionales.

Salvador ALLENDE, presidente de Chile, visita la isla de Cuba.

El presidente Salvador ALLENDE pronuncia un discurso ante las Naciones Unidas en el que acusa a la empresa norteamericana ITT de «pretender provocar una guerra civil» en Chile. «La agresión de las grandes empresas capitalistas pretende impedir la emancipación de las clases populares». La inflación alcanza en 1972 el 180% y debe instaurarse el racionamiento.

En marzo de 1973, se producen las elecciones parlamentarias. La oposición, agrupada en la CODE (Confederación de la Democracia), desea obtener dos tercios del Congreso. Si lo logra, podrá emitir una acusación constitucional contra Allende y destituirlo de la presidencia, pero la UP logra el 43,5% de los votos y la CODE el 54,6%. Los partidos de la Unidad Popular, al presentarse en una lista única, consiguen aumentar su representación en tres diputados y un senador. Allende, buscando una solución a la crisis, intenta un acercamiento con la DC.

En un barrio popular al noreste de Santiago, en abril de 1973, Juan Alsina es nombrado jefe de personal del Hospital San Juan de Dios. Vive con el sacerdote Alfonso Baeza y trabaja en el MOAC.

En Chile, la violencia callejera se vuelve cada vez más intensa, acercándose a la barrera de los 100 muertos por violencia política desde que ALLENDE está en el poder. Un nuevo foco de violencia se crea entre el estudiantado por el proyecto de la Escuela Nacional Unificada (ENU), el que se desea cambiar la educación en Chile: de una basada en los valores del capitalismo a una con valores del «hombre nuevo» del socialismo. Este plan también integraría una «educación permanente» y, aunque el proyecto se encuentra «en pañales», se produce una violenta reacción de sectores estudiantiles liderados por fuerzas de derecha. La FEUC (Federación de Estudiantes de la Universidad Católica) llama a defender la libertad educacional contra el «instrumento de concientización política del marxismo», por lo que se enfrentan en luchas callejeras con agrupaciones de las Juventudes Socialista y Comunista.

El 11 de junio, el Congreso aprueba la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba por 106 votos, la cual vuelve inexpropiables los predios inferiores a 40 ha y da garantías a los comerciantes y transportistas. ALLENDE se niega a promulgar toda la reforma y se limita a publicar aquélla parte en la que no tienen grandes diferencias la DC con la UP. Se basa en la facultad que tiene el presidente de vetar una ley y ésta debe ser aprobada por 2/3 de los votos para sobrepasar el veto. La oposición considera este acto inconstitucional, generándose un grave conflicto. El Partido Nacional en un comunicado declara que el presidente de la república , al no promulgar la reforma constitucional o llamar a un plebiscito para dirimir el conflicto, se ha puesto fuera de la constitución, advirtiendo que «A la luz del derecho y la moral, nadie está obligado a respetar ni obedecer a un gobierno que deja de ser legitimo.”

El 27 de junio de 1973, el general PRATS es conducido por su chofer a su oficina. En el trayecto tiene un enfrentamiento con los ocupantes de otro vehículo -uno de ellos mujer- que claramente lo provocan. La situación, en la que PRATS llega a disparar su revolver, no va más allá porque interviene un taxista que consigue rescatarlo del lugar. Durante la tarde, el General PRATS se dirige a La Moneda y presenta su renuncia al presidente ALLENDE. Este rechaza aceptarla y logra convencerle de quedarse en su cargo. Sin embargo, las noticias del incidente con los ocupantes del otro vehículo son inmediatamente informadas a través de las primeras páginas de todos los periódicos: la oposición acusándole de cobardía y de ser mentalmente incapaz de comandar el ejército, debido a su tiroteo contra una mujer desarmada. La prensa del gobierno le defiende haciendo alusión a que lo han provocado y que esto podría haber sido una tentativa fracasada contra su vida. El personal del Ejército le apoya, pero quedan dudas sobre su aptitud mental para conducir el ejército.

En Chile, en la fecha, el regimiento blindado N° 2, al mando del coronel Roberto Souper, protagoniza un levantamiento militar contra el Gobierno. Los sublevados intentan tomar el Palacio de la Moneda, enfrentándose a las Fuerzas de la Guarnición dirigidas por el comandante en jefe Carlos PRATS en persona, el cual pone en riesgo su vida para obtener la rendición de los sublevados. Los miembros de Patria y Libertad, que estimulan el golpe, se asilan en la embajada ecuatoriana. El resultado final de este intento será conocido como «tanquetazo», dejará 20 muertos, de los cuales gran parte son civiles. Alarmado, ALLENDE llama nuevamente a los uniformados a integrar el gabinete, en esta ocasión con los cuatro miembros máximos de las Fuerzas Armadas, mientras planea su última arma para salir de la crisis: un plebiscito. ALLENDE planea convocar a un plebiscito acerca de su permanencia en el cargo de Presidente. De esta manera si el resultado le es negativo se retirará con la cabeza en alto por dejar su mandato por designio de la ciudadanía y no por las presiones opositoras. Pero no llegará a tiempo.