Desde la Revolución de Octubre de 1917, Kabul y Moscú mantienen estrechas relaciones. En la fecha, el Comité Central del PCUS, vista la situación de Afganistán, decide enviar tropas a este país. En esta decisión desempeña un papel importante el miedo que el Kremlin siente hacía la propagación de la revolución islámica por las repúblicas soviéticas de Asia central.

Unos ochenta mil soldados soviéticos penetran en territorio afgano con el fin de atender la supuesta petición de ayuda lanzada por el gobierno de Kabul, capital de Afganistán, incapaz de contener las acciones de las fuerzas islámicas. Tras la invasión militar soviética, la ocupación es contestada por la resistencia de los mujaidines, alimentada especialmente por EEUU. y Pakistán (pero también por China Popular) y comportará, durante diez años, un millón y medio de muertos, un éxodo brutal de población y un giro general del mundo islámico hacia el anticomunismo. En el plano internacional, la invasión, que es vista como una agresión directa por parte de los dirigentes soviéticos al status quo mundial, contribuye a crear un clima de tensión similar al de los tiempos de la guerra fría. El presidente, Hafizulá Amín, es ejecutado.

El nuevo presidente de Afganistán, Babrak Karmal, impuesto por la Unión Soviética, es para la mayoría de los afganos una marioneta de Breznev. El Kremlin no se detiene ni por la asamblea plenaria de la ONU, que condena la ocupación, ni por las sanciones estadounidenses. Moscú ataca a la oposición afgana con los medios militares más modernos. Por su parte, los grupos islamistas proclaman la guerra santa, y su estrategia de guerrillas en la región montañosa del país, de complicado acceso para las tropas rojas, es muy difícil de contrarrestar para la URSS, que aumenta sus efectivos en la zona hasta un total de 120.000 hombres. De esta forma, lo que había sido planificado por mandos del ejército soviético como una breve operación militar desemboca en una larga guerra. Karmal, a lo largo de los próximos años irá perdiendo su autoridad y sus poderes.

En Afganistán, los mujaidines, ahora sublevados contra el invasor, reciben ayuda de EEUU., Pakistán y Arabia Saudí

BIN LADEN funda en Afganistán, un grupo, Al Qaeda, para reclutar en el mundo islámico, desde una oficina de Peshawar, junto a la frontera afgana, fuerzas para la resistencia afgana. (Con los años, este grupo empezará a atentar contra intereses de EEUU. y sus aliados en la zona). Entre 1980 y 1989, Bin Laden -que ha heredado más de 300 millones de dólares- financiará la lucha y combatirá junto a ellos.

Las armas financiadas por EEUU. para la resistencia afgana antisoviética, empiezan a llegar a Afganistan quince días después de la invasión

En estas fechas, más de 2.000 insurgentes afganos son entrenados en bases paquistaníes como fruto de la cooperación entre la CIA y el ISI, el servicio secreto de Pakistán. Junto a la ayuda económica y de armas, se fomenta la creación de un nuevo radicalismo islámico sunita, ferozmente antiiraní, sin consignas sociales.

Segundo congreso del Partido Comunista cubano; FIDEL CASTRO apoya la invasión soviética de Afganistán.

El régimen talibán de Afganistán ordena a todos los ciudadanos no musulmanes llevar un distintivo para poder ser diferenciados del resto.

Desde el principio de la guerra en Afganistán hasta la fecha, aproximadamente cinco millones de personas se han refugiado en los países vecinos, sobre todo en Pakistán e Irán, ya que la población teme la acción de los miembros de los partidos islamistas, que consideran como colaboracionistas a todas aquellas personas que permanecen en sus lugares de origen. También estos refugiados son consecuencia de la intervención armada soviética. Intervención y «ayuda» que se revela como verdadera y propia ocupación, con bombardeos constantes de los «rebeldes» y feroces ejecuciones sumarias. Los crímenes de guerra del Ejército Rojo en Afganistán, enormes, quedarán sustancialmente impunes, pero suscitarán en el país una heroica resistencia sostenida por un fuerte espíritu religioso.