MARRUECOS

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Tratado de Tánger entre España y Marruecos sobre los límites de Ceuta y Melilla.


La situación en el norte de África, en lo concerniente a las plazas de soberanía española, era de tirantez con la dinastía serifiana de los ‘alawíes, dominante desde el s. XVII en parte de Marruecos. La tirantez era provocada también por los intereses comerciales de Gran Bretaña y otras potencias europeas, especialmente Francia, que se disputaban el dominio del norte africano. El Gobierno español pensó en un momento (1825) vender sus posesiones en Ceuta y Melilla, pero se abstuvo y llegó a un arreglo con los sultanes en la cuestión de límites (acuerdo de Tánger de 25/8/1844 y convenio de Larache de 6/5/1845).

En Ceuta los cabileños de Anyera destruyen las obras del puesto de guardia español de Santa Clara.


En Ceuta, que a lo largo del siglo XIX y principio del XX es un penal militar, los cabileños de Anyera destruyen, en el mes de agosto, las obras del puesto de guardia español de Santa Clara destrozando el escudo de España labrado en uno de los pilares de la línea de demarcación con el pretexto de que estas obras se adentran en sus dominios. Las respuestas del sultán Muley ‘Abd al-Rahman y de su hijo y sucesor Muhammad ibn ‘Abd al-Rahman a las exigencias españolas no dejan satisfecho al primer Gobierno de la Unión liberal (1858-63). Sucesos similares ocurren en otros puestos y el gobierno español, por mediación del cónsul de Tánger, envía un ultimátum en el que se exige la reposición de los escudos españoles en su sitio, se castigue a los culpables y se adopten medidas para evitar nuevos atropellos.

En el valle de los Castillejos (Marruecos), las tropas de PRIM están a punto de sufrir un serio revés.


La guerra de África le proporciona a PRIM una enome popularidad. En el valle de los Castillejos (Marruecos), sus tropas están a punto de sufrir un serio revés en una operación dentro de la llamada Guerra de Marruecos. El comportamiento de este militar que culmina así su carrera militar, y la llegada de Zabala salvan la situación.

Las tropas españolas que han vencido en los Castillejos, toman Tetuán en la gloriosa batalla de Tetuán.


En la fecha, las tropas españolas que han vencido en los Castillejos, toman Tetuán en la gloriosa batalla de Tetuán. Estas hazañas motivan que se componga la famosísima marcha de «Los voluntarios catalanes en África», normalmente conocida por sus primeras palabras: «Los voluntarios». En todas las operaciones destaca un caudillo militar llamado a ejercer gran influencia política: Juan Prim y Prats.

La Guerra de África se prolonga hasta la victoria del ejército español en Wad-Ras.


Desde el mes de febrero se han establecido negociaciones para acabar con el conflicto entre España y Marruecos, sin embargo, ante la imposibilidad de acuerdo, la guerra se prolonga hasta la victoria del ejército español, el día 23 de marzo, en Wad-Ras. En efecto, las tropas españolas al mando de O’DONNELL logran reducir a las bandas del sultanato en Wad-Ras. Todas estas batallas aunque la mayoría son victoriosas tienen también un costo amargo para España: 59 millones de pesetas y… 10.000 bajas (la mayor parte de ellas, a causa del cólera). Pese a esta victoria,  se detuvo el avance hacia Tánger y se firmó un armisticio de paz.

La Guerra de África termina con el Tratado de paz de Wad-Ras.


La Guerra de África termina con el Tratado de paz de Wad-Ras entre el sultán Muley el Abbas y el general O’DONNELL. El sultán cede a España Ifni en reconocimiento del fortín, Santa Cruz de Mar Pequeña, citado en el testamento de Isabel la Católica; cede también Tetuán como aval de las reparaciones de guerra (dos años más tarde se cambiará la ciudad por la intervención de las aduanas marroquíes); se pacta, asimismo, la ampliación de los perímetros de Ceuta y Melilla, y diversas ventajas comerciales. El orgullo colonial español muy deteriorado después de la emancipación americana, se recupera y empieza el sueño de un imperio colonial en el Magreb. Figura también en este tratado la ratificación de los convenios preexistentes sobre los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas, así como el pago de una indemnización de guerra de cien millones de pesetas, que nunca se hará efectiva. En este tratado no se hace mención expresa del islote de Perejil (Leila). En la península el tratado se recibe con desilusión. Con los cañones arrebatados se funden los leones que pasan a ‘guardar’ las puertas del edificio de las Cortes (Congreso de los Diputados) en Madrid.