La gravedad de LORENZO de Médicis se conoce en toda Italia y LUDOVICO el Moro, duque de Milán, se cree en la obligación de enviarle a su médico de cámara, que es el fantástico y dilapidador Lazzaro di Pavia. Este prescribe a LORENZO un remedio supremo compuesto de diamante pulverizado y perlas trituradas. La estúpida y fastuosísima mixtura corresponde a la gloria resplandeciente del duque de Milán, a la fama de su médico y al prestigio del paciente. Tiene la virtud de apresurar su muerte, que ocurrirá el 9 de abril, a los dos días del tratamiento. LORENZO, a pesar de no haberse captado la amistad de SAVONAROLA, cuando, en la fecha, se encuentra en el lecho de muerte es a Fray Jerónimo SAVONAROLA a quien requiere para recibir la última absolución. A su lado están dos de los personajes más plenamente renacentistas de la Florencia del siglo XV: Pico della Mirandola y Angelo Poliziano.
REYES BAJO EL SIRG EN LA PENÍNSULA ITÁLICA (962-1802)
Total de piezas: 220
Con Pedro de los Médicis, empieza a declinar la estrella de la familia.
Tras la muerte de LORENZO de Médicis, la estrella de los MÉDICIS, representada por su hijo, el mediocre PEDRO, empieza a declinar. «La paz de Italia ha concluido» exclama el papa INOCENCIO VIII ante la noticia de la muerte de LORENZO el Magnífico. (Lorenzo de Médicis además de PEDRO, tiene otro hijo, JUAN, que llegará a ser el Papa León X y JULIANO, duque de Nemours)
Caída de los Médicis en Florencia el mismo año en el que Maquiavelo se integra en el servicio público.
La vida de Nicolas MAQUIAVELO se divide en tres períodos; cada uno de ellos representa en sí mismo la historia de Florencia. Su juventud coincide con la grandeza de Florencia como potencia italiana, bajo el mandato de Lorenzo de Médicis, El Magnífico. La caída de los Médicis en Florencia ocurre en 1494, el mismo año en el que MAQUIAVELO se integra en el servicio público.
MAXIMILIANO I se casa en Hall con su segunda esposa BLANCA MARÍA SFORZA de Milán
MAXIMILIANO I, fallecida su primera esposa MARÍA de Borgoña (1482), se casa en Hall con su segunda esposa BLANCA MARÍA SFORZA de Milán a fin de reforzar su posición en Italia. Lo hace con gran solemnidad en la iglesia de St Jakob de Innsbruck, principal santuario del Tirol católico.
SAVONAROLA intenta un régimen teocrático que imponga la moral pública desde el poder.
SAVONAROLA intenta un régimen teocrático que imponga la moral pública desde el poder. Se prohiben todos los pasatiempos que han deleitado a la Signoria de los MÉDICIS y han hecho de Florencia una refinada meca del hedonismo cosmolita.
Los florentinos dejan de acicalarse, de pintarse los labios, de maquillarse los ojos y hasta de bañarse considerándolo un acto de lujuria.
Los florentinos dejan de acicalarse, de pintarse los labios, de maquillarse los ojos y hasta de bañarse considerándolo un acto de lujuria y una añagaza del demonio. SAVONAROLA durante unos meses dirige los hilos de la política exterior de Florencia, del mismo modo, en definitiva, que su antecesor y aborrecido enemigo LORENZO de Médicis, sin ostentar ningún cargo, pues estos corresponden siempre al Gonfaloniero mayor, a la Signoria, al Tribunal de los Ocho, al Consejo de los Diez y al Consejo Mayor.
CARLOS VIII se corona rey de Nápoles y con treinta mil hombres entra en Italia.
Desterrados italianos de los grandes principados de Roma, Venecia, Nápoles, Milán y Florencia han encontrado acomodo en la corte francesa y animan a CARLOS VIII a intervenir en las luchas intestinas italianas, reivindicando sus derechos a Nápoles, adquiridos de su abuela Maria de Anjou contra las pretensiones del rey FERNANDO de Aragón. CARLOS VIII apoyado por Ludovico SFORZA, llamado el Moro» por su color moreno, que gobierna Milán, se corona rey de Nápoles y con treinta mil hombres entra en Italia en agosto de 1494.
En las manifestaciones proféticas de SAVONAROLA, el ejército de CARLOS VIII es el castigo del cielo.
En las manifestaciones proféticas de SAVONAROLA, el ejército de CARLOS VIII que ha iniciado su invasión de Italia, es el castigo que el cielo reserva para Roma, y CARLOS VIII, el nuevo CIRO. SAVONAROLA instaura una república teocrática, proclamando a Jesucristo rey del pueblo florentino (1494-1512). SAVONAROLA está al frente de los «piagnoni», sus partidarios, repartidos por todas las clases sociales y ferozmente enfrentados a los «compagnacci», nostálgicos del poder de los Médicis. Ya tenemos, pues, a SAVONAROLA en la cumbre.
PEDRO, el hijo de LORENZO de Médicis, en lugar de defenderse, trata de comprar a CARLOS VIII.
Florencia está en el camino hacia Roma de la invasión de Italia que este nuevo azote de Dios, CARLOS VIII, ha iniciado. A la noticia de la invasión de los franceses, PEDRO, el hijo de LORENZO de Médicis, en lugar de prepararse para la defensa, trata de comprar a CARLOS VIII -que ha decidido entrar en Florencia no como enemigo sino como aliado- con doscientos mil florines, y lo consigue de momento. Pero los florentinos no perdonarán aquella cobardía y PEDRO será expulsado de Florencia.
El ejército de CARLOS VIII muestra a las claras la capacidad de destrucción de las armas modernas.
El ejército francés de CARLOS VIII que ha invadido a Italia muestra bien a las claras la diferencia entre los equipamientos de la Edad Media y los de los tiempos modernos que ahora se inician. Conserva las armas ofensivas (lanzas, espadas, arcos, ballestas, alabardas) o defensivas (corazas) heredadas de la tradición, pero tiene cañones que disparan contra las fortificaciones y que siegan a hombres cubiertos de armas. CARLOS VIII dispone de 140 cañones de bronce que se cargan por la boca. Aquella potencia de fuego debilita las filas adversarias, haciéndolas más vulnerables al asalto de la caballería y de la infantería pesada; además, con su poderosa capacidad de destrucción, la artillería facilita la posibilidad de acortar los asedios, siempre muy costosos para los asaltantes por el elevado precio del mantenimiento de los ejércitos.

