LEÓN I el Magno (Papa) (440-461)

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El emperador Petronio Máximo encuentra la muerte. El Papa LEÓN I obtiene clemencia a pesar del saqueo de Roma.


GENSERICO, rey vándalo de África, llamado por Eudoxia, viuda de Valentiniano III, aparece con su flota ante Roma, después de tomar Córcega y Cerdeña. LEÓN I, papa, obtiene clemencia y aunque no puede evitar el saqueo de Roma, sí logra la promesa de que la población no será muerta ni la ciudad incendiada. El pánico se apodera de la ciudad y en el desorden subsiguiente PETRONIO MÁXIMO encuentra la muerte, seguramente a manos de la multitud.

La firmeza de LEÓN I tanto en el caso de Atila como en el de Genserico le granjean un gran prestigio.


GENSERICO cumple su promesa y después de tres semanas de horrendo saqueo, se lleva con él, innumerables trofeos y cuantiosas riquezas a Cartago -su capital-, donde permanecerán hasta que ochenta años después los bizantinos conquisten el reino vándalo y se lo lleven todo a Constantinopla. (Los romanos escribirán con amargura acerca del suceso, de tal manera que la palabra “vándalo” se aplicará a partir de este momento a todo el que se complace en la destrucción insensata o maliciosa.). La firmeza y dignidad de LEÓN I tanto en el caso de Atila como en el de Genserico le granjean un merecido prestigio. En estos años de descomposición del Imperio, el obispo de Roma es el único con capacidad para resistir.