La diferencia entre ambas iniciativas diplomáticas es que mientras la Conferencia de Madrid postulaba una negociación global en la que además de los palestinos e Israel se incluían Jordania, Siria y el Líbano, los acuerdos de la capital noruega se limitan al conflicto bilateral palestino-israelí.

En la fecha, el primer ministro de Israel, Isaac RABÍN, y el líder de la OLP, Yasser Arafat, junto con Clinton, firman en Washington, después de meses de conversaciones secretas en Oslo, el acuerdo de autonomía para Gaza y Jericó cerrado el pasado 20 de agosto (Declaración de Washington) La declaración contempla un periodo provisional, no superior a los cinco años, de autonomía palestina en Gaza y Cisjordania. Mientras los palestinos, basándose en la resolución 242 de la ONU (1967), pretenden la devolución de todos los territorios ocupados para fundar su propio Estado, los israelíes quieren limitar la devolución y no renunciar a los asentamientos judíos más emblemáticos de Cisjordania. Los israelíes también se aferran a la ambigüedad de la resolución 242, de 1967. La Declaración de Washington, del 13 de septiembre de 1993, abre la puertas a una negociación entre Israel y los palestinos basada en el intercambio de territorios por paz. Todo ello debe cobducir a la firma de la paz definitiva en mayo de 1999.

La “travesía del desierto” en Túnez de Yasser ARAFAT, jefes, militares y funcionarios de la OLP ha durado trece años, hasta la firma de los Acuerdos de Oslo con Israel. Hasta este momento, el Estado judío nunca la había considerado otra cosa que una organización terrorista. En los tan traídos y llevados Acuerdos de Oslo, desequilibrados, asimétricos, Israel se reserva la última palabra en los temas esenciales de la gradual evacuación de los territorios ocupados, del estatuto del este de Jerusalén, donde están los barrios musulmán y cristiano con sus Lugares Santos, y de la suerte de los casi cuatro millones de refugiados palestinos en los países vecinos, los llamados olvidados de la paz. Estos acuerdos permiten a la OLP, fundada y crecida en la diáspora, “encontrar” su pueblo, fundirse con los habitantes de Gaza y Cisjordania, los palestinos del interior, en los que a partir de entonces se vuelca, en detrimento de aquellos, que vivían fuera de su territorio.

Los Acuerdos de Oslo, en la fecha, dan carta de naturaleza política a la “Central Palestina”, que es reconocida por Israel y se convierte en “Autoridad Nacional Palestina” cuando empieza a organizarse su embrionaria administración estatal. Pero el “proceso de Paz de Oriente Medio” fue impulsado hace dos años en la Conferencia de Madrid, en donde estuvieron presentes todas las partes implicadas en conflicto con la salvedad de la OLP, que aún no había sido aceptada por Israel y que se limitó a respaldar una delegación de notables palestinos del interior que actuaba como sus oficiosos representantes, en el seno de una más amplia delegación bajo la presidencia de Jordania.

Las negociaciones secretas en Oslo (Noruega) entre israelíes y palestinos culminan en el acuerdo firmado en Washington el 23/9/1993. El 4/5/1994, en El Cairo, se ratifica el acuerdo Oslo I con la devolución de Gaza y Ariha.