En abril de 815, poco después de la creación del condado de Barcelona, el emperador de los francos LUIS I, promulga un precepto destinado a la protección de los habitantes del condado de Barcelona y otros condados subalternos. En el texto se habla, literalmente, de los «hispanos» Juan, Chintila y un largo etcétera. Se dice: «Muchos hispanos, no pudiendo soportar el yugo de los infieles y las crueldades que éstos ejercen sobre los cristianos, han abandonado todos sus bienes en aquel país y han venido a buscar asilo en nuestra Septimania o en aquella parte de Hispania que nos obedece».

ESTEBAN IV (V) -papa- (22.6.816 – 24.1.817). Romano de noble familia, amnistía a los nobles que tanto combatieron a su antecesor, León III, reconciliándolos con la Iglesia.

LUIS I el Piadoso, nombrado nuevo emperador de Occidente, concede al papa ESTEBAN IV numerosos privilegios y donativos que enriquecen a la Iglesia. Éste emprenderá viaje a Aquisgrán para coronar y consagrar al emperador y a su esposa Irmengarda. De hecho, la intervención indispensable del Papa en otorgar la corona imperial surge a partir de esta segunda coronación de Luis en 816, y también de la segunda coronación de Lotario en 823. Desde este momento un emperador sólo podrá ser tal por su coronación por el Papa. Durante la época carolingia, el Papa coronaba a aquel candidato que podía defenderle y protegerle de las incursiones de los sarracenos y los magiares.

LOTARIO I, entronizado rey de Italia (817-855).

LUIS I el Piadoso realiza, de acuerdo con la «Ordenatio imperii», desastrosas particiones entre sus hijos: LOTARIO, PIPINO y LUIS el Germánico, del imperio recibido de su padre Carlomagno. Por otra parte, asocia al poder, en la fecha, a su hijo mayor LOTARIO. El emperador procura establecer una sucesión ordenada, decretando en 817 que su hijo mayor, LOTARIO I, herede el Imperio (840-855) y la corona de Italia (817-855); que sus dos hijos menores, PIPINO I de Aquitania y LUIS el Germánico (Luis II), gobiernen reinos subordinados al mismo -Aquitania (817-838) y Baviera respectivamente-. Posteriormente a este reparto, el emperador tendrá un cuarto hijo, CARLOS, con su segunda esposa, que no está dispuesta a que su hijo sea excluido de la herencia real. Asistimos al inicio del desmoronamiento del imperio creado por Carlomagno.

PASCUAL I -papa- (24.1.817 – 11.2.824). Entre este papa y LUIS I el Piadoso, se concierta el llamado «Privilegio del emperador LUDOVICO», por el que se regulan los impuestos que los pontífices tienen derecho a percibir y los territorios sobre los que se les reconoce soberanía, todo lo cual es garantizado por el emperador. Queda establecido que este convenio debe ser renovado por cada nuevo papa. Por otra parte, durante su pontificado, el derecho papal a coronar al emperador y la elección de Roma como lugar de la coronación quedan prácticamente consagrados. También se renueva la controversia relativa al culto de las imágenes, por lo que numerosos monjes griegos que huyen del emperador iconoclasta LEÓN V, encuentran así refugio en PASCUAL I.

FÉLIX de Urgell, confinado en Lyon, morirá en 818. El resultado de la polémica es que las diócesis del este de la marca pasan a depender del arzobispado de Narbona en vez del de Toledo.

Ante la decisión de LUDOVICO PÍO que asigna al mayor de sus hijos, LOTARIO, la corona de Italia, BERNARDO I de Italia se rebela contra su tío LUDOVICO con el apoyo del obispo Teodulfo de Orleans, pero decide no combatir. LUDOVICO lo hace encarcelar y cegar.

Fallece BERNARDO I de Italia. La forma de proceder de LUDOVICO ha sido tan traumática que le ha causado la muerte, hecho que aflige enormemente al emperador. Su pública penitencia, que tendrá lugar en la corte de Attigny en 822, reducirá sensiblemente el prestigio del que gozaba entre la nobleza franca.

El derecho de los francos declaraba que la Iglesia había de regirse por el derecho romano. Pero la autoridad del emperador sobre la Iglesia se hará cada vez más pesada, hasta desembocar en la lucha entre el Papado y el Imperio, por querer ésta deshacerse de la investidura laical. Más peligroso aún es el influjo de los laicos en la erección de oficios eclesiásticos y en el nombramiento de sus titulares, lo que dará lugar a la institución de la Iglesia propia. Ésta afecta únicamente a las iglesias menores, no a las sedes episcopales. Pero los obispos paulatinamente van cayendo bajo la tutela del rey, siendo ésta tan semejante a la iglesia propia que apenas se dintingue. En la fecha, un Capitular de LUIS el Piadoso emite un orden señalando las atribuciones del obispo, del sacerdote y del dueño de la iglesia: Se han de dotar estas iglesias suficientemente, y han de estar bajo la vigilancia inmediata del obispo. El sacerdote encargado ha de ser libre y no siervo y dependerá del obispo; el dueño de la iglesia no podrá deponerlo de su cargo. El sacerdote ha de tener unos ingresos económicos estables.