La expedición de los Mil (también llamado expedición de los camisas rojas) es un famoso episodio del risorgimento italiano que tuvo lugar en 1860. La expedición consistió en un contingente de 1089 hombres bajo el mando de Giuseppe Garibaldi enviados por el Reino de Cerdeña. El grupo parte de la playa de Quarto (en la actualidad Quarto dei Mille, en Génova) y desembarcará en Sicilia occidental.

Garibaldi, militar y político italiano, será notorio históricamente, a causa de su participación en las actividades guerreras vinculadas al proceso que finalmente producirá la unificación política de Italia, durante el tercer cuarto del Siglo XIX. El 11 de mayo de 1860 Garibaldi desembarca en Marsala (Sicilia), flanqueado por sus “Mil camisas rojas”. Ha zarpado de Génova, el principal puerto del reino de Cerdeña. Le alienta en secreto el primer ministro sardo, Cavour. El objetivo de Garibaldi es lograr la anexión del reino de las Dos Sicilias, el más próspero de la península italiana al Piamonte. En dicho reino Francisco II de Nápoles ejerce una monarquía absoluta sin embargo le garantiza el bienestar a la población. Los movimientos separatistas en Sicilia son el caldo de cultivo.

Al frente de su tropa de voluntarios, Garibaldi llega a Palermo donde es recibido con entusiasmo por los rebeldes que piensan que así lograrán la independencia de la isla, incluso algunos de estos se unen a los Mil. Participa entonces en la supresión de la resistencia.

Con la decisiva victoria de Milazzo, del 17 de julio, Sicilia es virtualmente liberada y la expedición garibaldina rodea la ciudadela de Mesina, donde estaban parapetadas las restantes fuerzas borbónicas; desembarca después en Calabria para proseguir en la obra de liberación nacional.

Los Mil de Marsala, cuerpo de tropas encabezado por Garibaldi que se encuentra en Sicilia, pasa a la península, tras desembarcar en dicha ciudad, con la discreta ayuda de la flota británica, derrotar a las tropas napolitanas y atravesar la Italia meridional, marcha triunfalmente sobre Nápoles, que toma el 7 de septiembre de 1860. FRANCISCO II, que ha sucedido a su padre Fernando I un año antes, opta por huir. Es el último Borbón de Nápoles. Los únicos Borbones que siguen reinando son los de España. Esta maniobras culminarán con la unidad italiana.

Quedan sólo los Estados pontificios. El 8 de septiembre estalla en ellos una rebelión, y Cavour envía de inmediato tropas sardas al Sur. Las fuerzas del Papa serán derrotadas el 18 de septiembre, y los sardos avanzarán hacia la frontera napolitana.

El 21 de octubre de 1860, Nápoles y Sicilia se unen a Cerdeña, consagrando con votaciones plebiscitarias su unión con Italia, convirtiéndose en parte integrante del territorio nacional italiano. Desde entonces, la historia siciliana ha estado vinculada estrechamente a la de Italia.

El 17 de marzo de 1861 se proclama el reino de Italia, encabezado por VÍCTOR MANUEL II de Saboya, primer monarca de la Italia unificada consistente de los reinos de Piamonte-Cerdeña y las Dos Sicilias, y los ducados de Módena, Toscana y Parma, más algunas porciones de los Estados Pontificios y de Lombardía-Venecia. La capital radica en Turín, pero será trasladada a Florencia en 1865. Los reyes de Reino de las Dos Siciliaas, Francisco II y María Sofía llevaron desde entonces una vida errante que los obligará a residir en Austria, Francia y Baviera. FRANCISCO morirá en Arco, en el Tirol, en 27/12/1894, sobreviviéndolo su viuda más de treinta años, hasta su propia muerte en 1925.