A lo largo de todo el siglo XIX, el hecho migratorio marcará profundamente la historia de España y de Cuba, pues comunidades como la gallega, la vasca, las asturiana, la canaria, la mallorquina y la catalana se implicarán a fondo en un masivo flujo migratorio hacia la Gran Antilla. Son diversos los motivos que impulsan a cada uno de estos colectivos a emigrar. Con respecto a los catalanes es por la atracción que suponen las nuevas oportunidades de ejercer como intermediarios comerciales en mercados previamente cerrados al trato directo, sin la intermediación de los monopolistas de Cádiz. La intermediación de los catalanes constituirá uno de los pilares fundamentales. Del colonialismo español. Y es que en España sólo los catalanes poseen la capacidad técnica y profesional para aprovechar mejor las oportunidades brindadas por la protección arancelaria a la navegación española, lo cual viene dado por la posesión de una flota mercante eficiente y experimentada. Por otra parte, los comerciantes catalanes se han establecido en las ciudades portuarias cubanas desde las primeras décadas del siglo XIX.

Estalla también en Manresa la revuelta de “Els malcontents” o “Els Agraviats”. El pueblo catalán siempre ha sido defensor de sus fueros y enemigo de centralismos y “afrancesamientos”. Ello lo demuestra su resistencia a Felipe V, y sus influencias modernizadoras, por la que pierde sus fueros en 1714. Igualmente, el pueblo catalán se alza en armas contra la revolucionaria República francesa, en la Guerra Gran, en 1793. Los catalanes resisten la invasión napoleónica en la Guerra de la Independencia y en Catalunya se constituye la Regencia de Urgell, durante el trienio liberal de 1820 a 1823, contra la Constitución de Cádiz y el modelo de Estado liberal que surge de ella. Asimismo el pueblo catalán se vuelve a levantar en armas en la llamada Guerra dels agraviats o malcontents, en 1827, contra el liberalismo afrancesado y al grito de “Mori el mal govern”. Y a este conflicto le sucederán tres guerras civiles contra el liberalismo: la «primera guerra carlista» entre 1833 y 1840; la de los matiners, de 1846 a 1849; y la «segunda guerra carlista» de 1872 a 1876.

En la noche del 13 de agosto, un grupo de sargentos de entre los amotinados de La Granja, no aceptan la propuesta y obligan a Mª Cristina, madre de Isabel II y regente durante su minoría de edad, en el palacio de La Granja a firmar y a publicar la Constitución de Cádiz, llegando al poder los progresistas. Las potencias moderadas retiran sus representaciones diplomáticas en España.

La abolición legal de la esclavitud en la España peninsular llegó en 1837 y excluía a los territorios de ultramar dada la presión ejercida por la oligarquía de Cuba y Puerto Rico que amenazaron con anexionarse a Estados Unidos. En la península la esclavitud de hecho había acabado con la liberación por parte del embajador del sultán de Marruecos de los esclavos musulmanes de Barcelona, Sevilla y Cádiz, mediante su compra, en 1766. En lo que respecta a las colonias en una fase que va desde principios del siglo XIX hasta 1860, sólo defendieron la abolición la presión británica y algunas personalidades aisladas que no tuvieron éxito.

La red de telegrafía óptica ideada por Mathé es ya de grandes dimensiones y de extensión nacional, pero sólo se construyen tres líneas: “La línea de Castilla”, con el trayecto Madrid-Irún, “La Línea de Andalucía” con la línea Madrid-Cádiz y la línea Madrid-La Junquera, también llamada “La línea de Catalunya”. La primera de ellas, que comienza a funcionar el 2 de octubre de 1846, cuenta con 52 torres. La segunda línea, contará con 59 torres. La tercera línea nunca llegará a funcionar en su totalidad.

La Compañía Transatlántica es fundada el 1850 por Antonio López y López para cubrir en barco de vapor las líneas de correo entre España y las colonias del Caribe, el Golfo de México y el Pacífico. Trabajará inicialmente desde los puertos de Barcelona, Cádiz y Santander. Con la Restauración, la situación de la compañía mejoró y consolidó el monopolio del transporte estatal con las colonias de ultramar con la renovación de contratos en 1887. Entonces, se fijó la sede en Barcelona y pasó a denominarse Compañía Transatlántica de Barcelona. Desde aquí fue uno de los ejes principales del poderoso grupo económico del marqués de Comillas. Hasta 1898, las colonias antillanes serán Cuba, Puerto Rico y la parte oriental de Santo Domingo. En el Pacífico, quedan en su poder el archipiélago de las Carolinas y el de las Filipinas.

CÁNOVAS DEL CASTILLO a lo largo de los pasados años ha sido nombrado gobernador civil de Cádiz, director general de Administración, subsecretario de Gobernación. En este año, es nombrado ministro de la Gobernación y de Ultramar y Hacienda al año siguiente.

Se publica el primer número del “Diario de Cádiz”, decano de la prensa andaluza.

Tras la caída de Cádiz y Sevilla, PRIM se encarga de recoger la adhesión de las principales ciudades mediterráneas y llegará hasta Reus, Tarragona y Barcelona. Sin embargo, pronto se da cuenta de que la voluntad de los revolucionarios es republicana, mientras él es monárquico.

Se pone en marcha, en la fecha, desde Cádiz el movimiento revolucionario contra la reina Isabel. PRIM y Topete desembarcan en Cádiz, y allí, con toda la escuadra española en el puerto, el jefe de la misma, el almirante Topete, se pronuncia a favor de la revolución mientras el general SERRANO prepara las tropas destinadas a conquistar la capital, defendida militarmente por el marqués de Novaliches, pero ya predispuesta desde mucho tiempo atrás en contra de Isabel II y de su gobierno.