La proclamación de la república no suscita reacciones militares inmediatas. El Ejército no interviene, escarmentado por los fracasos de Primo de Rivera, Berenguer y Aznar. Es evidente que, sin apoyo militar, no puede implantarse una nueva dictadura y sólo el general Cavalcanti se ha ofrecido al Rey para defenderlo con las armas. Ni el general BERENGUER, ministro del Ejército, ni el general SANJURJO, Director general de la Guardia Civil, ni el general MOLA, Director general de Seguridad, mueven un solo dedo en defensa del soberano. Así, pues, el cambio ocurrido en la política española es revolucionario en la medida en que se ha modificado el régimen pero sin actos violentos sino todo lo contrario: de forma pacífica y con total apoyo de la población. Los hechos se precipitan y en esas confusas horas trasciende una deserción definitiva: el general José SANJURJO se pasa al campo republicano.
SANJURJO (General golpìsta en la II República Española)
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En Castilblanco (Badajoz) estalla una huelga general y se produce la muerte de cuatro guardias civiles.
En España, entre los propietarios y terratenientes empieza a cundir la alarma y entre los campesinos la desilusión ante la lentitud de la Reforma Agraria. El hambre y la miseria crean las condiciones ideales para la violencia revolucionaria. Los pueblos de Castilblanco, Arnedo y Casas Viejas se convierten en exponentes claros de esa violencia. En Castilblanco (Badajoz) estalla una huelga general el 31 de diciembre de 1931. Tiene lugar la muerte de cuatro guardias civiles efectuada por los vecinos de este pueblo con bárbaro ensañamiento. Fue la primera señal de que la convivencia en la II República ofrecería más dificultades de las esperadas.
Los conspiradores contra la República protagonizan la Sanjurjada el 10 de agosto de 1932.
El debate en las Cortes del Estatuto de autonomía para Catalunya y el desarrollo de las reformas militares contribuyen a aumentar la determinación de los conspiradores, pese a que el Gobierno les sigue los pasos. Por su parte, los responsables carlistas vuelven a negar la colaboración formal de la Comunión, pero autorizan la participación individual de sus militantes, que deben formar grupos civiles de apoyo a los golpistas, juntamente con otros elementos de la extrema derecha. Cuando, a comienzos de agosto de 1932, la policía comienza a desarticular la organización de estos grupos civiles, los militares comprometidos deciden adelantar el golpe, que se fija para el día 10 (La Sanjurjada). En Madrid, fracasan en el asalto al Ministerio de la Guerra, donde se encuentra Azaña, y en el intento de sublevar a la guarnición. En Sevilla, SANJURJO logra hacerse con el control de la ciudad y publica un manifiesto anunciando una dictadura militar, pero sin mencionar la restauración de la Monarquía. Falto de los apoyos prometidos desde otras guarniciones, y enfrentado a una huelga general convocada por los sindicatos, el general intenta huir a Portugal, pero es detenido cerca de la frontera y condenado a muerte.
Los efectos de la Sanjurjada son los contrarios de los que buscaban sus protagonistas.
Los efectos de la Sanjurjada son los contrarios de los que buscaban sus protagonistas. La izquierda gobernante refuerza sus lazos de solidaridad y saca adelante con rapidez los atascados proyectos legislativos de la Reforma Agraria y del Estatuto de autonomía de Catalunya. La derecha, con su Prensa clausurada por el Gobierno, ha de poner fin a su campaña obstruccionista. Los «accidentalistas» de Acción Popular -nombre adoptado por AN en la primavera- alarmados ante las consecuencias negativas que el fracasado golpe puede tener para su táctica de oposición dentro de los cauces legales, multiplican sus manifestaciones de acatamiento del juego democrático y aceleran la expulsión de los monárquicos fundamentalistas de su partido. Sobre éstos, alfonsinos y tradicionalistas, señalados por la opinión pública como inductores del golpe, caerán casi todas las medidas represivas previstas por la Ley de Defensa de la República. Se clausuran las sedes de sus organizaciones políticas y culturales y algunos de sus más significados órganos de Prensa, como Acción Española y ABC; muchos de sus activistas son detenidos y más de un centenar de ellos deportados al Sahara occidental; la alta nobleza, acusada de sufragar el golpe, sufre la expropiación de sus tierras por el Parlamento, etc.
Se suprime la Dirección General de la Guardia Civil. Control exclusivo del Ministerio de Gobernación.
No obstante, la sublevación de SANJURJO, en la que toman parte miembros del Instituto armado, despierta sospechas sobre su lealtad al régimen, por lo que se suprime la Dirección General de la Guardia Civil, tan sólo seis días después de la Sanjurjada, y se anula su dependencia del Ministerio de la Guerra a favor del control exclusivo del Ministerio de la Gobernación, a través de la nueva Inspección General del Cuerpo.
SABJURJO es amnistiado.
Cuando, tras la elecciones de noviembre de 1933, que dan el triunfo a la coalición radical-cedista, se forma el nuevo gobierno, presidido por Lerroux, este propone la concesión de una amnistía tanto a SANJURJO como al resto de militares implicados en la sublevación. El Presidente de la república, Alcalá-Zamora, se resiste a la firma del decreto y aunque finalmente lo acepta el último día del plazo legal, fuerza una modificación del mismo que impida el retorno de SANJURJO al ejército. Estas dilaciones y la modificación del decreto provocan una crisis de gobierno que hara dimitir a Lerroux. SANJURJO se traslada a Portugal.
En España la situación va tornándose cada vez más confusa. Se forma el IX Gobierno de la República .
En España la situación va tornándose cada vez más confusa. Ante las vacilaciones del presidente de la República en promulgar la ley que perdona a SANJURJO y los conspiradores de 1932, LERROUX dimite en abril de 1934 siendo sustituido, en la fecha, por otro radical, Ricardo SAMPER Ibáñez que forma el IX Gobierno de la República (28/4/1934-4/10/1934), aunque cuenta con muchos menos apoyos en las Cortes. Al Gobierno Samper se le otorga corta vida, tanto por la debilidad de su base parlamentaria, como por la falta de peso político de sus miembros. Sin embargo, será el segundo en duración del bienio y realizará una considerable labor, de tono generalmente moderado, pese a tener que hacer frente a las continuas exigencias revisionistas de los cedistas, cuyo apoyo le es vital, y a una conflictividad social creciente, culminada en la huelga general campesina del verano.
Insistencia de PRIETO sobre la participación del general MOLA en una conjura que se está urdiendo.
En el mes de junio de 1936, el entonces Jefe del Gobierno, Santiago CASARES Quiroga, ante las insistencias de PRIETO sobre la participación del general MOLA en una conjura que se está urdiendo, se limita a decir que son «fantasías de la menopausia masculina” indicando a renglón seguido que MOLA es un republicano leal. En realidad, a MOLA se le conoce en determinados círculos como El Director, seudónimo con el que firma algunas notas y circulares relacionadas con el golpe, dirigidas a sus afines. Ya en el mes de mayo se tuvo noticia de que había mantenido reuniones con miembros de Falange para conseguir que participaran en los preparativos de una conspiración. Ciertos sectores afirman que MOLA se ha estado carteando con el general SANJURJO, planteando la posibilidad de constitución de un futuro Gobierno, formado por militares.
El general SANJURJO se siente como un rey en el exilio.
El general SANJURJO se siente como un rey en el exilio y responde a todos sus visitantes con la misma frase, la que todos quieren escuchar de sus labios: «Sí, hay que hacer algo. Hay que salvar España». El director del Diario de Navarra, Raimundo García, Garcilaso, es el nexo entre MOLA, jefe de la guamición de Pamplona, y SANJURJO en su exilio portugués. En este caso es un nexo a tres bandas, la militar por partida doble, entre Sanjurjo y MOLA, y la carlista, representada por el secretario general de la Comunión Tradicionalista, Manuel Fal Conde. SANJURJO encarga también al periodista navarro sondear a don Javier de Borbón, el aspirante a la Corona, radicado en Francia, y a José CALVO SOTELO, líder de la derecha en Madrid.
El Gobierno republicano no utiliza de inmediato los medios a su alcance para sofocar el alzamiento.
Parece que el Gobierno republicano no utiliza de inmediato todos los medios a su alcance para sofocar el alzamiento que se ha producido, por un cúmulo de factores: En primer lugar por falta de previsión y de información. El jefe del gobierno, Casares QUIROGA, está convencido de que el general Emilio MOLA se mantendrá leal a la República, pero resulta ser el cerebro del golpe militar. La indecisión de las autoridades también resulta fatal para la República. Sus dirigentes suponen erróneamente que se enfrentan a una sublevación similar a la que ha fracasó en 1932, a las órdenes del General SANJURJO. Creen que podrán aplastarla sin problemas. Por otra parte, el Gobierno tiene miedo a proporcionar armas a las clases populares, a las que teme más que a los sublevados.