En la fecha, tan sólo dos meses después de haber sido consagrado, el papa CLEMENTE XIV recibe del cardenal Bernis una nota -ultimátum- de los monarcas borbónicos en la que se reitera la exigencia de disolución de la Compañía de Jesús, concediendo al pontífice un plazo de dos meses para llevarla a la práctica.

El Monarca CARLOS III continúa su persecución a los jesuitas encargando a otro fiscal del Consejo de Castilla, José Moñino -que ha sido nombrado, en la fecha, embajador plenipotenciario ante la Santa Sede- que consiga la disolución de la Compañía de Jesús.

Las medidas dilatorias de CLEMENTE XIV anulando privilegios y concesiones a la Compañía de Jesús, no surten el menor efecto. Por fin, en la fecha, tras una campaña que dura casi quince años (1759-1773), mediante la bula “Dominus ac Redemptor noster”, el papa se inclina ante los monarcas absolustistas e ilustrados, y disuelve la Compañía de Jesús. Como causas de la disolución, se invocan en el documento del papa CLEMENTE XIV, actitudes de rebeldía de la Orden contra los soberanos que los habían acogido, llevar la discordia a otra órdenes religiosas, y, de alguna manera, atentar contra el orden establecido en los estados en los que han actuado. El general de la Orden, Ricci, junto con varios de sus más inmediatos colaboradores, son encarcelados, en Sant’Angelo, y en la cárcel morirá el padre Ricci dos años más tarde. Para evitar el consabido expolio de los bienes de la Orden por los monarcas, el papa dispone que se hagan cargo de ellos los obispos.

Magra será la recompensa que los ilustrados monarcas concederán a CLEMENTE XIV por la disolución de la orden de los Jesuitas. Simplemente se limitarán a devolverle Aviñón, Benevento y Ponte Corvo, que habían quitado a su antecesor.

El mayor enemigo de la Iglesia -y también de los jesuitas- en el siglo XVIII es VOLTAIRE, que, al referirse a la Iglesia, la llama «l’infame». La fama de Voltaire traspasa las fronteras. Los que comulgan con sus ideas, se ponen a instigar en Portugal, en Alemania e incluso en España (José MOÑINO, embajador de España en Roma influye cerca del papa).

Destacable mérito de Manuel GODOY es permitir el regreso a España de los jesuitas exiliados por Carlos III.

El 7 marzo de 1801, PÍO VII aprueba con el breve Catholicae fidei y confirma la Compañía de Jesús en el Imperio de Rusia, a petición del emperador PABLO I y del Padre Kareu. El tenor del breve permite que los miembros de la Compañía de Jesús residentes en Rusia y los que se quieran unir a ellos constituyan la Compañía de Jesús y sigan la regla de san Ignacio aprobada por Paulo III. Pío VII los pone bajo su inmediata protección y dependencia, y les da las facultades oportunas para que ejerciten sus ministerios. Queda abrogado el breve Dominus ac Redemptor por lo que se refiere al Imperio Ruso. Al empezar el siglo XIX hay en Rusia Blanca 214 jesuitas (94 sacerdotes, 74 escolares y 46 hermanos).

El 30 de julio de 1804, el papa PÍO VII extiende una nueva concesión para que se instale la Compañía de Jesús en el reino de las Dos Sicilias. Daba las facultades oportunas al P. General Gabriel Gruber, haciendo particular referencia al apostolado de la formación de la juventud en colegios y seminarios. En 1804, había en el reino de Nápoles 124 jesuitas, bajo el gobierno de J. Pignatelli.

JOSÉ I Bonaparte expulsa a la Compañía de Jesús del Reino de Dos Sicilias.

El papa PÍO VII restablece por completo, en la fecha, la Compañía de Jesús.