ENRIQUE IV, rey de Castilla, incapaz de reprimir la oposición de una fracción de la nobleza castellana, tiene que aceptar las condiciones de los nobles: el 30 de noviembre deshereda a su hija JUANA (sin declararla ilegítima, no obstante) y reconoce a su (del rey) hermanastro ALFONSO como heredero del trono.
ENRIQUE IV el Impotente (Rey Corona de Castilla)(1454-1474)
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Varios nobles proclaman rey de Castilla al infante Alfonso de Ávila buscando la capitulación de Enrique.
Conjurados varios nobles con el arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo a la cabeza, para destronar al rey ENRIQUE IV de Castilla, se reúnen ante las murallas de Avila, donde colocan en un trono en burlesca ceremonia un monigote con los atributos reales, despojándole después de los mismos -«Farsa de Avila»-. A continuación proclaman rey a su hermanastro, el infante ALFONSO de Ávila, un niño de 11 años de edad. Prosigue luego, la campaña de desprestigio contra ENRIQUE IV, su vida privada, sus desengaños conyugales. La meta que se persigue es obligar al rey a capitular, a librar el Estado a los nobles. Todos los medios son buenos. ENRIQUE IV contemporiza, cree que puede discutir; en este juego va de concesión en concesión dilapidando la poca autoridad que le queda.
Alfonso de Ávila es un juguete en manos de los nobles. Estos quieren que se case con Juana la Beltraneja.
El heredero del trono es convertido por los nobles en rey mientras aún vive ENRIQUE y durante los tres años de su «reinado», ALFONSO de Ávila será un juguete en manos de los nobles, que cambiarán de bando a menudo en función de las presiones y de las ofertas de ENRIQUE, de las negociaciones entabladas o, simplemente, cuando no se vean recompensados de acuerdo a los méritos que crean tener. Los seguidores de ALFONSO quieren que éste se case con JUANA la Beltraneja.
Alfonso intenta una reconciliación general que aparentemente todos quieren pero nadie acepta.
Los intereses encontrados y la preferencia dada por los nobles a su posición personal sobre el bienestar del reino hacen fracasar las misiones de paz llevadas a cabo por el legado pontificio, e igual éxito tienen los intentos de llegar a una reconciliación general, deseada aparentemente por todos y por nadie aceptada, como ocurre en la reunión convocada por ALFONSO y celebrada, en la fecha, en Segovia.
Fallece el infante ALFONSO, según algunos cronistas envenenado. Isabel salta a la escena política.
La peste que está causando estragos en Arévalo, capital y lugar de confinamiento de ALFONSO de Ávila, hermanastro de ENRIQUE IV el Impotente, aconseja que el príncipe se traslade a Ávila, lugar de aire más sano. El viaje termina en Cardeñosa (Ávila), donde, en la fecha, fallece el infante ALFONSO, según algunos cronistas envenenado por el maestre de Santiago cuando ve que ALFONSO escapa a su control y, según otros, víctima de la peste. Aquella misma noche, su cadáver es llevado por los criados del obispo de Coria al Monasterio de San Francisco, extramuros de la ciudad de Arévalo, en el que es enterrado. Sea cual se la causa de la muerte de ALFONSO, este hecho es el que empujará definitivamente a su hermana ISABEL, a la escena política.
Isabel se considera, desde ese momento, heredera de la corona. Adopta el título de princesa-heredera.
Basándose en el testamento de su padre JUAN II, y aceptando la ilegitimidad de JUANA la Beltraneja, ISABEL se considera, desde ese momento, heredera de la corona. Así, pues, en la fecha, ISABEL de Castilla adopta el título de princesa-heredera. Los nobles sostienen su candidatura, puesto que necesitan un nuevo símbolo para enfrentar a ENRIQUE IV. ¿Qué pueden temer de ella, una niña de diecisiete años? Gracias a ella, los nobles piensan que reinarán por persona interpuesta. ISABEL reivindica sus derechos, firmemente, pero tiene mucho cuidado en no tomar partido en la lucha política para no aparecer como la candidata de una facción.
ISABEL, a quien beneficia la disputa sobre JUANA la Beltraneja, no ataca nunca por ello a ENRIQUE IV.
ISABEL, a quien beneficia la disputa generada con la presunta ilegalidad de JUANA la Beltraneja, no ataca nunca a ENRIQUE IV por lo que respecta a su vida conyugal (deja que lo hagan sus propagandistas…); se limita siempre al aspecto estrictamente jurídico del problema: el testamento de JUAN II de Castilla y el acta de los Toros de Guisando que le dan los fundamentos para reivindicar para sí misma la corona después del fallecimiento de su hermano ALFONSO. El problema esencial es la lucha entre la nobleza y el Estado que las discusiones en torno a la virilidad de ENRIQUE IV y sus desengaños conyugales no deben hacernos olvidar.
Isabel reconocida por Enrique IV heredera de la corona de Castilla e Isabel reconoce a Enrique como rey.
ENRIQUE IV conoce la noticia de que JUANA la Beltraneja, que es aún soltera, se encuentra embarazada, lo que provoca su hundimiento moral. Tal estado anímico del rey permite, pues, que se llegue a un acuerdo. Así, en la Venta de los Toros de Guisando, entre Cadalso y Cebreros, término de El Tiemblo (Ávila) tiene lugar, entre ISABEL de Castilla y su hermano ENRIQUE IV, el «Pacto de los Toros de Guisando» (Nombre que proviene de unas toscas figuras de toro, labradas en piedra barroqueña, vestigios del pastoreo celta). Este pacto, incide en la ilegitimidad de JUANA al considerar la nulidad del matrimonio de ENRIQUE IV con la reina JUANA de Portugal, situación que el rey reconoce. Como conclusión se restablece la autoridad de ENRIQUE IV, pero a costa de una concesión capital: el rey deshereda por segunda vez a la infanta JUANA y reconoce los derechos de ISABEL. Así, en la fecha, ISABEL, es reconocida por ENRIQUE IV heredera a la corona de Castilla, y, la inversa, ISABEL reconoce como rey a ENRIQUE IV.
Nueva propuesta a ISABEL para que se case con el duque de Guyena.
En julio, llegá a Madrigal -donde se encuentra ISABEL- una embajada francesa, presidida por el cardenal de Albi, que propone a ISABEL que se case con el duque de Guyena y rechace cualquier propuesta de matrimonio con el rey de Portugal o el príncipe de Aragón, por ser aliados de Inglaterra y enemigos de Francia. Aunque las negociaciones matrimoniales entre ISABEL y FERNANDO se han llevado en secreto, la negativa de la princesa alerta a ENRIQUE IV de lo que se trama, porque ordena su detención.
ISABEL anuncia a ENRIQUE IV su decisión de casarse con FERNANDO de Aragón.
JUAN II y su hijo FERNANDO, son conscientes de que se lo juegan todo a una carta. Del riesgo es buena muestra que FERNANDO, para no despertar sospechas, viaja disfrazado de mozo de mulas y con sólo cuatro acompañantes. Entra en Castilla por una ruta poco habitual, y consigue llegar a Dueñas, treinta km al norte de Valladolid, el 10 de octubre. En la fecha, ISABEL anuncia a ENRIQUE IV su decisión de casarse con FERNANDO de Aragón al mismo? tiempo que le reitera su fidelidad y la de su futuro esposo.