Serbia y Montenegro se sienten ultrajados al asistir a aquella anexión, pero se hallan inermes.


Serbia y Montenegro, que siempre han contemplado a Bosnia-Herzegovina como parte potencial de su propio Estado, se sienten ultrajados al asistir a aquella anexión, pero ellos también se hallan inermes. Rusia apoya a Serbia en sus protestas por la anexión. Alemania se alinéa con Austria-Hungría, mientras que Gran Bretaña y Francia apoyan a Rusia. Por fin, Rusia que aún no se ha recuperado de la derrota frente al Japón ni del caos en que se ha precipitado, obliga a Serbia a desistir. Ésta, finalmente, acepta la anexión.