CANTONALISMO EN ESPAÑA (1873-1874)

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Ante la decisión de Las Cortes de Madrid, varias regiones se declaran Repúblicas independientes.


Ante la decisión de Las Cortes de Madrid de proclamar la República Democrática Federal, la respuesta es inmediata. En Barcelona, la Diputación declara la República Independiente de Catalunya; lo mismo hacen de inmediato Málaga, Cádiz, Sevilla, Granada, Valencia, Cartagena y otras muchas ciudades. Las repúblicas de Granada y Jaén se declaran la guerra. Por otra parte, un regimiento amotinado da muerte en Catalunya a su coronel, y los carlistas aprovechan el desaguisado para imprimir mayor actividad a su guerra.

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Los cantones no son separatistas, pero su proclamación implica la afirmación de su propia soberanía.


Es cierto que los cantones no son separatistas, pero su proclamación implica la afirmación de su propia soberanía frente a la de la nación española, que si no se niega, se deja al menos en suspenso. Muchos lo entienden como una efectiva ruptura de la unidad de España. Y no sólo son derechistas, monárquicos o reaccionarios. Para un radical como Cristino Martos, la rebelión federal exige del gobierno central “una especie de reconquista para restablecer al cabo de tantos siglos la unidad nacional, reconquistando la patria nosotros, como siglos atrás la reconquistaron en nombre de la religión nuestros padres”. Se forman comités de Salvación Pública llamando a la sublevación general. Los primeros en rebelarse contra el Gobierno, el 12 de julio, son los federales de Cartagena.

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Surge este año en España, durante la I República, en oposición al Gobierno central, el cantonalismo.


Surge este año en España, durante la Primera República, como una oposición al Gobierno central, el cantonalismo: sistema político que aspira a dividir el Estado en cantones. Se trata de establecer una serie de ciudades (cantones) independientes que se federarían libremente. Recuerda a las polis griegas. El cantonalismo tiene una gran influencia del movimiento obrero, sobre todo anarquista, pero sus principales protagonistas son los artesanos, los pequeños comerciantes, los intelectuales y los militares urbanos. El núcleo de la doctrina de PI -semejante a la del francés Pierre J. Proudhonera-, es que toda asociación se basa en el pacto, dice que los individuos son soberanos y que sólo libre y voluntariamente pueden contraer obligaciones mutuas que sean legítimas. Mediante pactos, los individuos forman pueblos o municiplos; estos, provincias, y cantones o Estados (como se llamaba entonces a lo que hoy denominamos regiones o comunidades compuestas por varias provincias); y los Estados o cantones constituyen naciones. (Observemos la diferencia terminológica con la actualidad, que reconoce varias naciones o nacionalidades en un solo Estado.)

Ni Barcelona ni ninguna otra población de Catalun se suma al movimiento cantonalista.


Llama la atención que ni Barcelona -donde ya se ha tratado de proclamar el Estado Catalán- ni ninguna otra población de Catalunya se sume a la sublevación que propugna el movimiento cantonalista. La explicación se encuentra en la presión que sobre el territorio ejerce el ejército carlista.

El movimiento cantonalista coincide con la intensificación de la guerra carlista.


El movimiento cantonalista coincide con la intensificación de la guerra carlista, a partir de la entrada en España del pretendiente por el Paso de Dancharinea, el 16 de julio. Don Carlos se pasea por Navarra y las provincias vascongadas, pero sorteando sus capitales, controladas por las fuerzas liberales. En Guernica, promete la restauración plena de Fueros, y en Loyola -que visita en homenaje a san Ignacio- recibe la comunión de manos de obispo de Seo de Urgel. En el norte, la campaña sigue un curso similar al de los meses anteriores, pero los avances carlistas se hacen notar en La Rioja, el norte de Castilla y, especialmente en Catalunya, Levante y Murcia, con incursiones sobre Segorbe, Vinaroz, Sagunto, Orihuela, Caravaca o Santomera. Si la guerra carlista ha favorecido las sublevaciones federales -al alejar a las tropas de los cuarteles-, éstas perjudican la actuación del ejército republicano contra el ejército carlista, agravando la contienda.

Los rebeldes de Cartagena, en nombre del Cantón Murciano, proclaman su independencia.


El presidente de la República, PI y MARGALL, resiste las pretensiones de los rebeldes de Cartagena, que, en nombre del Cantón Murciano, proclaman su independencia atribuyéndose funciones exclusivas, no con el propósito de separarse de España sino de constituir la nación española -cuya existencia se da por supuesta- sobre la base del pacto, pero se niega a combatirles con las armas.

Pi i Margall es derrotado. Las Cortes eligen a Nicolás SALMERÓN como tercer presidente de la República Española.


Presentada una cuestión de confianza contra PI i MARGALL, éste es derrotado por la mayoría de las Cortes que, el 18 de julio, elige a Nicolás SALMERÓN como tercer presidente de la República Española. Su mandato durará hasta el 6 de septiembre. La caída de PI es el detonante para la generalización de la sublevación cantonalista. En su primer discurso como presidente, SALMERÓN justifica en cierta medida a los sublevados, echando la culpa de su comportamiento a los gobiernos de la monarquía “que habían legado una profunda y general perversion del sentido moral en las costumbres y en las condiciones políticas de nuestro pueblo”, pero no duda en recurrir al uso de la fuerza para restablecer la soberanía de la nación en todo el territorio. Nombró a jefes militares competentes -sea cual sea su adscripción política- que estén dispuestos a enfrentarse a los rebeldes. Así, encarga a los generales Pavía -un republicano de orden- y Martínez Campos -monárquico, partidario del príncipe Alfonso de Borbón- de las capitanías generales de Andalucía y Valencia, respectivamente.

Decreto de Nicolás Salmerón, por el que declara pirata a la escuadra sublevada en Cartagena.


NICOLÁS SALMERÓN, decidido a acabar con la sublevación de Cartagena, produce su famoso decreto del 20 de julio, por el cual declara pirata a la escuadra sublevada y autoriza a los barcos de las potencias amigas de España a incautarse de ella. Pero la insurrección se mantiene viva en Cartagena, llegando barcos de la escuadra a bombardear Almería (29 de julio) y Alicante (27 de agosto).

Castellón y Granada se proclaman cantones independientes.


En la fecha, Castellón y Granada se proclaman cantones independientes.

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