Griegos y cartagineses/etruscos, después de la batalla naval de Alalia, en la fecha, establecen sus respectivas zonas de influencia: los griegos comerciarán con el norte de la Península Ibérica y los cartagineses con Levante y el sur. Con ello queda interrumpida la expansión griega y la colonización ya no prosigue. Los cartagineses destruyen las ciudades tartésicas y algunas colonias griegas, como Maineke, apoderándose de todo el imperio tartesso que se extiende por Andalucía y Murcia, para la explotación de las mayores minas de plata de la antigüedad. Los cartagineses recuperan los mercados de la Península sin contemplaciones y bajan los humos de los caudillos y reyezuelos que han aprovechado el eclipse fenicio para comerciar por su cuenta. La frase “Non plus ultra” expresa el cierre del estrecho de Gibraltar por los cartagineses a fin de impedir la presencia de otros navegantes.

En la fecha, la flota cartaginesa/etrusca (estimada entre 100 y 120 naves) se dirige a Alalia (actual Aleria situada al este de Córcega) con la intención de destruirla, bajo el pretexto de que se trata en realidad de un nido de piratas. A ella se enfrenta una escuadra focense de apenas 60 naves (probablemente penteconteros, provistos de 48 remos y 2 timones, ya que la trirreme aún no está muy extendida). Los griegos consiguen suplir la inferioridad numérica con su superioridad táctica, por lo que logran destruir la flota enemiga. Sin embargo, este resultado es en realidad una victoria pírrica para los griegos, cuyas pérdida serán tan cuantiosas que habrán de renunciar a su política expansionista. 40 de las 60 naves utilizadas serán destruidas, y de las restantes muchas quedarán dañadas. Las pérdidas cartaginesas/etruscas son desconocidas.

Los cartagineses, llegan, en la fecha, a un acuerdo con Roma -pueblo itálico que empieza a destacar dentro del entorno etrusco-, por el cual ésta no progresará en sus conquistas por Occidente, reservándose, así, los cartagineses, el derecho de conquista de las tierras ibéricas.

La Sicilia occidental convertida, por efecto de la colonización fenicia, en una provincia púnico-cartaginesa se contrapone a la Sicilia griega que domina la parte central-oriental de la isla. En las colinas de la Magna Grecia se producen incesantes discordias intestinas que llevan a los griegos a una guerra implacable contra los cartagineses asentados en la parte occidental de Sicilia. Para conquistar la isla entera, los cartagineses atacan a los griegos librando una batalla en las cercanías de Himera (480 aC), en la costa septentrional de la isla. La victoria de Gelón de Siracusa contra los cartagineses aleja de momento el peligro cartaginés hasta fines del siglo V aC.

En Sicilia, es destruida por los cartagineses la ciudad griega de Himera, que había sido valientemente defendida en el año 480 aC por Hieron de Siracusa.

En la fecha, Siracusa controla las cinco sextas partes de Sicilia, habiendo arrinconado a Cartago en el extremo occidental. También consigue controlar muchas de la ciudades griegas de Italia, e incluso extiende su dominio al Epiro, una región habitada por tribus situada en el noroeste de Grecia y que está siendo penetrada lentamente por la cultura griega. En este momento, Siracusa es la ciudad-Estado griega más fuerte y Dionisio I, su tirano, el hombre más poderoso de Grecia. Cabe, pues, la posibilidad de que acabe convirtiéndose en el dirigente de una Grecia unida.

DIONISIO I, tirano de Siracusa, es derrotado por los cartagineses cerca de Panormo y nunca se recobrará por entero de este revés.

Tras el ocaso de los griegos focenses (de Focia comarca de la antigua Grecia) y de los etruscos, las únicas superpotencias son Cartago y Roma. En 348 aC. acuerdan repartirse el Mediterráneo. La península Ibérica queda escindida en dos zonas de influencia: Roma se queda con el norte y Cartago con la región minera del sur desde Cartagena. También Cartago consolida su presencia en la isla de Córcega.

Ahora es Cartago quien domina la mayor parte de Sicilia, a excepción de Siracusa. AGATOCLES, tirano de Siracusa (317 – 289 aC), impide que los cartagineses la conquisten.

AGATOCLES, del 311 al 306 aC,  derrota a Cartago, llevando la guerra a tierra africana. Estas empresas aunque siempre victoriosas para las armas siracusanas, no conseguirán liberar la Sicilia occidental del dominio fenicio cartaginés.