A partir del siglo IX, gentes cristianas asentadas en territorio Ándalusí emigran hacia el norte; el arte que producen al asentarse en la zona cristiana se denomina mozárabe o de repoblación. Tiene elementos visigodos, asturianos y musulmanes. Fue importante en esta época la reproducción e ilustración de libros. Los llamados “Beatos” son libros bellamente ilustrados que comentan el texto bíblico del Apocalipsis de S.Juan escrito en 776 por el Beato de Liébana.

Dado el carácter fronterizo y de continua lucha de la naciente Castilla, no anima a instalarse en ella a la antigua nobleza visigoda ni a los clérigos mozárabes huidos de Córdoba, por lo que no existe una dependencia de tipo feudal y no se produce una concentración de la propiedad que puede darse en otras zonas, con lo que se mantiene la libertad individual. Así pues, la libertad individual frente a la servidumbre gótico-astur-leonesa, será una de las primeras características del pueblo castellano. Un sentimiento de justicia y unidad domina la mente de los primeros castellanos descendientes de los pueblos vascones: autrigón, turmogo, várdulo, cántabro, etc, los cuales, en un ansia independentista obligan a la corte de Asturias a la creación de la adjudicatura castellana en 843, que no se regirá por el “Liber Gothorum” o Fuero Juzgo, esto es, las leyes de la tradición germánico-romana sino que en una ya clara diferenciación con el reino Asturiano, administrará justicia con arreglo al Fuero del Albedrío (basándose en los usos y costumbres) .

Alrededor de 846 un grupo de mozárabes intenta repoblar León con población cristiana, ya que hasta entonces ésta había permanecido en “estado latente”, en el centro de la línea de combates; sin embargo, un ataque musulmán acaba con aquella iniciativa.

En al-Ándalus, después de más de cien años de invasión, siguen gobernando en sus tierras, una minoría africana o asiática sobre una mayoría autóctona. Conviven: MUSULMANES propiamente dichos; MOZÁRABES = cristianos a quienes se les permite vivir en territorio musulmán a cambio de un tributo y MAULAS o MULADÍES = cristianos convertidos al Islam.

Los musulmanes de la Península Ibérica ni son suficientes ni tienen preparación para gobernar el territorio por sí solos; necesitan auxiliares y, en consecuencia, los cristianos, mozárabes, no son molestados. Pero la tolerancia disminuye a medida que aumenta el nivel cultural de los musulmanes; los cristianos dejan de ser imprescindibles en la administración y carecen de argumentos para evitar que los jóvenes se dejen atraer por la forma de vestir, por la cultura, por la religión musulmana.

En la numerosa comunidad mozárabe de Córdoba surgen dos fundamentalistas, el obispo EULOGIO y el escritor ÁLVARO, que comprueban día a día, consternados, la creciente islamización de la sociedad. EULOGIO y ÁLVARO no pueden consentir tal cosa, así que consiguen que trece aspirantes al martirio, se presenten ante la autoridad islámica para insultar a MAHOMA. Es un modo expeditivo de buscar el martirio puesto que en el islam la blasfemia está castigada con la muerte. Ocurre lo que tiene que ocurrir: las autoridades religiosas dictan sentencia y los blasfemos, en la fecha, son ejecutados. Al olor del martirio, el fundamentalismo cristiano crece y nuevos aspirantes a mártires dan en presentarse ante los jueces. Como este movimiento crea un problema de orden público y envenena las relaciones entre las dos comunidades, el propio ABDERRAMÁN II ha de tomar cartas en el asunto y solicita la convocatoria de un Concilio en Toledo, sede de la máxima autoridad religiosa cristiana. Recafredo, obispo de Córdoba, no está de acuerdo con estas provocaciones y convoca el Concilio.

En Córdoba, y en general en todas las comunidades mozárabes de la península, los cristianos siguen subsistiendo aunque cada vez con más dificultades. Se les ha prohibido la construcción de nuevas iglesias. Los mozárabes siguen conservando su lengua romance, ya muy arabizada, y sus viejos apellidos. Su centro de reunión es la iglesia que aún mantienen. La comunidad mozárabe sigue viviendo de las reservas espirituales de la época visigoda. Oficialmente, todo es lo mismo: liturgia, clerecía, monacato, leyes canónicas. También se conservan en gran medida los escritos de los padres visigodos. Pero esas reservas dadas las circunstancias, han ido disminuyendo a mediados del siglo IX. El amor a la Virgen María, heredado de la Iglesia visigoda, sigue patente entre los mozárabes y continúa cultivándolo la liturgia. Por otra parte, a excepción de algunos contactos esporádicos, la Iglesia mozárabe ha quedado muy aislada del resto de la cristiandad. Por tanto los movimientos renacientes europeos no pueden influir en ella. Sólo el martirio sacude a estas comunidades y las depura.

La labor colonizadora de ORDOÑO I culmina con la población de Burgos y Mijangos, que se convierten en cabeza de sendos condados. Igual se hace con Auca, convertida en el primer condado de los montes de Oca. Y es que por estas fechas comienzan a llegar a la cuenca del Duero mozárabes que escapan de la persecución que sufren en al-Ándalus. Pero alternando con esta labor, ORDOÑO I tiene que seguir luchando en el campo de batalla. Y, así, se suceden a lo largo de estos años las tradicionales incursiones de los musulmanes que son contestadas por otras de los cristianos.

Las humillaciones sufridas en Córdoba y el deseo de poner fin al poder musulmán hace que los clérigos mozárabes llegados al reino astur conviertan a los reyes astures en sucesores de los visigodos, recordándoles que están llamados a reconstruir la unidad y a expulsar a los ocupantes del territorio, a los musulmanes.

En lucha constante con francos y árabes, el Reino de Pamplona (Iruñea) va extendiéndose hacia los antiguos dominios de los vascones. Al avanzar la reconquista hacia las tierras llanas del sur, el Reino de Pamplona (Iruñea), pasa a llamarse Nafarroa, la tierra llana. El mestizaje de vascos y mozárabes en la ribera del Ebro y en el romanzado (mitad este de Navarra), dará lugar al surgimiento de una nueva lengua latina, la lengua navarro-aragonesa. Si bien el 80% de la población navarra es vascoparlante, el euskara nunca se utiliza para redactar documentos en la corte navarra. Siguiendo los usos de la época, los escritos oficiales se realizan en latín o en lengua latina autóctona, y por lo tanto se realizan mayoritariamente en navarro-aragonés.