FELIPE II consciente de la creciente audiencia del calvinismo como oposición estructurada a su autoridad y sin querer transigir con algunas reivindicaciones, aprovechando que la amenaza turca cede debido sin duda a la muerte del poderoso sultán Solimán, decide reprimir por la fuerza la revuelta en los Países Bajos. Así, un ejército de 10.000 veteranos españoles recibe la orden de marchar desde Lombardía a los Países Bajos para restaurar el poder real. La expedición, al mando de FERNANDO ALVAREZ de Toledo, tercer duque de ALBA, uno de los más prestigiosos generales españoles, parte hacia Bruselas en abril de 1567
FERNANDO ÁLVAREZ de Toledo (Tercer duque de Alba) (1568-1573)
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Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba reemplaza a Margarita en la gobernación de los Países Bajos.
En el mes de agosto del año 1567, estallan una serie de disturbios y protestas. MARGARITA de Parma no recibe ningún apoyo por lo que tiene que recurrir a la diplomacia para separar a la nobleza del levantamiento popular. Una vez logrado esto, el levantamiento empieza a ser sofocado, aunque demasiado tarde según el criterio de FELIPE II, quien nombra a FERNANDO ÁLVAREZ de Toledo, Duque de Alba (descendiente del rey Alfonso XI de Castilla), para reemplazar a su hermana Margarita en la gobernación de los Países Bajos.
Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba crea en Bruselas, el Tribunal de la Sangre.
FERNANDO ÁLVAREZ de Toledo, tercer duque de Alba crea en Bruselas (Flandes/Bélgica) el Tribunal de la Sangre. El Tribunal de los Tumultos, conocido por los holandeses como Tribunal de la sangre se crea para juzgar a los culpables de los desórdenes acaecidos el año anterior en los que los calvinistas asaltaron las iglesias para quemar las imágenes de los santos que ellos encontraban heréticas. El tribunal condenará a muerte a centenares de flamencos a los que confiscará sus propiedades, entre ellos a los condes de Egmont y Horn, dos de los principales nobles flamencos, decapitados en Bruselas y cuyas cabezas estarán expuestas tres horas. La represión ejercida por Tribunal de los Tumultos y el duque de Alba, al que llamaron “el duque de hierro”, creará un profundo resentimiento en los Países Bajos contra el rey, el duque y los españoles, y será uno de los motivos que alimentarán la sublevación de los Países Bajos. En el resto de Europa se alzarán voces en contra de la represión, principalmente de los príncipes protestantes alemanes, que presionarán a los embajadores españoles pidiendo menos rigor en las penas.
En los Países Bajos, el duque de ALBA cometerá diversos errores políticos.
En los Países Bajos, el duque de ALBA cometerá diversos errores políticos. Uno de ellos al querer instaurar, en la fecha, el impuesto de la alcabala para sufragar los gastos militares y administrativos que ocasiona el gobierno de aquellas provincias, olvidando el impacto negativo que puede producir esa tasa en toda la economía neerlandesa.
Toda una política de «sangre y hierro» es llevada a cabo por el duque de ALBA en los Países Bajos.
Toda una política de «sangre y hierro» es llevada a cabo por el duque de ALBA en los Países Bajos. Más de diez mil soldados permanecen estacionados bajo su mando en estos territorios y a cualquier revisión actual -y actualizadora- de su figura le ha de ser difícil exculpar de su actitud sangrienta por mucho que ésta haya sido exagerada y distorsionada por sus enemigos. Para muchos, FELIPE II y el duque son responsables ante la historia sin ningún tipo de paliativo de un rigor excesivo, rotundo, desproporcionado y criminal, aunque sea cierto que con ello se reducía el avance de los herejes y protestantes sobre los reinos de Europa. No puede dejarse de tener en cuenta, sin embargo, que estas mismas represalias son moneda corriente en la Europa de la segunda mitad del siglo XVI.
GUILLERMO de Orange, que estaba refugiado en Alemania, invade con sus partidarios los Países Bajos.
GUILLERMO de Orange, que estaba refugiado en Alemania, invade con sus partidarios los Países Bajos. Pero su ejército no está capacitado para enfrentarse con éxito a los tercios del duque de ALBA. GUILLERMO, por otra parte, confia en la sublevación del país contra los españoles. Pero se equivoca: el terror impuesto por el gobierno de la monarquia alcanza tan grande eficacia, que nadie se atreve a enfrentarse a los tercios. Siguen, pues, varios años de luchas y escaramuzas, que suponen sin embargo para la hacienda española un gran desgaste al tener que mantener un importante ejército.
Los holandeses, llevan a cabo una guerra de corso y piratería contra la navegación y el comercio españoles.
Los holandeses eran un pueblo marinero que construía barcos de un nuevo tipo, provistos de grandes y eficaces cañones. Los españoles, por su parte, disponían de barcos más antiguos y mucho menos efectivos, lo que significaba que los holandeses podían mantener las aguas próximas limpias de barcos españoles y llevar a cabo una guerra de corso y piratería contra la navegación y el comercio españoles. Mientras ellos controlaran el mar, el duque de ALBA no podría poner fin a la rebelión. Por otra parte, las fuerzas navales de la monarquía estaban ocupadas en la defensa contra el turco y en la vigilancia del tráfico con Indias, por lo que las costas de los Países Bajos y las conexiones con la Península, apenas si estaban resguardadas. En efecto, desde sus bases en Inglaterra, los «mendigos del mar», piratas de las provincias del norte, hostigaron constantemente los barcos españoles, con la simpatía de ISABEL I de Inglaterra.
La fuerza de los tercios reduce gran parte de la insurrección.
La fuerza de los tercios reduce gran parte de la insurrección. Símbolo de esto es la rendición tras un asedio de seis meses, de Haarlem por las tropas del duque de ALBA (12/1572 hasta 7/1573). Pero la situación de estas tropas es cada vez más preocupante. El mismo duque escribe que la insurrección le llega «no hasta el cuello sino por encima de la cabeza». La intransigencia con tanto ardor defendida por él y seguida por FELIPE II ha conducido a los Países Bajos a una insubordinación más radical que nunca.
Amenaza de motín de las tropas españolas en los Países Bajos. Luis de Requesens nuevo gobernador.
Ante la amenaza de motín de las tropas españolas en los Países Bajos, FELIPE II firma en Madrid las patentes e instrucciones por las que releva del cargo de gobernador de las Provincias Unidas de los Países Bajos al duque de ALBA y en su lugar nombra al catalán (¿aragonés?) LUIS DE Requesens (1573-1576). El fracaso de la política de sangrienta represión llevada a cabo por el duque de ALBA es el factor que determina este cambio, aunque el de ALBA había escrito a FELIPE II dándole razón de su cansancio -sin gloria-, rogándole mandase en breve a otra persona para hacerse cargo de la «pacificación» de esta Europa del norte. LUIS de Requesens tiene fama de moderado y de llevar a cabo una política de transigencia.