En al-Ándalus, a Abderramán III le sucede su hijo AL-HAKAM II (961-976). Segundo califa omeya de Córdoba. Nacido en Córdoba el 13 de enero de 915, a los ocho años había sido nombrado sucesor de su padre ABDERRAMÁN III. Sin embargo, cuando se hace cargo del poder tiene ya 46 años. Su educación ha sido exquisita y ha participado intensamente de las actividades de gobierno así como de las campañas militares, acompañando al califa en varias ocasiones. AL-HAKAM continuará la política de ABDERRAMÁN III, manteniendo en general la paz y la prosperidad en al-Ándalus. Su reinado será uno de los más pacíficos y fecundos de la dinastía en la península, alcanzando el apogeo del periodo califal.

La afición a las letras, las ciencias y las artes de AL-HAKAM II, le llevan a invertir buena parte del tesoro del Estado en mejorar el nivel cultural de los Ándalusíes, al mismo tiempo que convierte a Córdoba en la cuna del saber occidental. Es famosa la nutrida biblioteca de su Mezquita con más de 400.000 volúmenes. Funda, por otra parte, 27 escuelas públicas en las que los eruditos enseñan a los pobres y huérfanos a cambio de atrayentes salarios.

AL-HAKAM II, en el año de la fecha, al subir al trono, vuelve a ampliar la Mezquita de Córdoba. Esta ampliación es la más hermosa de todas destacando su cúpula, aportación de la cultura cordobesa del siglo X. También poseen notable belleza, por su extremada decoración en piedra, así como por su admirable entrecruzamiento, arcos angrelados y lobulados que dan acceso y límite a este recinto singular

AL-HAKAM exige al rey de León la cesión de las diez fortalezas de acuerdo con lo pactado entre este rey y su padre ABDERRAMÁN III, y al de Pamplona le exige que le entregue al prisionero Fernán GONZÁLEZ. Pero ambos monarcas se niegan a hacer nada de lo que se les demanda.

Fallece ORDOÑO IV que se encuentra huido en Córdoba, por lo que SANCHO I el Craso incumple una vez más su promesa ante el califa musulmán y se dispone a resistir con las armas el inevitable ataque musulmán.

AL-HAKAM II se decide a atacar a los reyes cristianos en el verano de 963. SANCHO I el Craso, ha conseguido que se alineen junto a él las fuerzas aliadas de León, Castilla, Pamplona y, por primera vez, las de los condes de Barcelona BORRELL y MIRÓ que rompen de esta manera con su buenas relaciones con el califato. Pero se trata en realidad de una alianza débil y llena de recelos por todas partes. El propio rey leonés carece de la fortaleza moral y del valor que poseyeron sus antepasados en ocasiones semejantes.

El resultado del ataque musulmán en diversos puntos es un múltiple fracaso cristiano. Fernán GONZÁLEZ pierde San Esteban de Gormaz, se pierde también Atienza y la navarra Calahorra y el condado de Barcelona padece asismismo los efectos de este ataque. El rey de León, junto con el de Navarra, se apresura a pedir una nueva tregua. Barcelona vuelve a su política de paz con al-Ándalus. A partir de esta derrota estos tratados de paz adquieren un auténtico sentido de vasallaje.

El reinado del califa omeya AL-HAKAM II se caracteriza por ser un período fecundo de paz, basado en una política de pactos con los reyes cristianos que le ayudan a mantener sus posiciones sin recurrir, apenas, al empleo de las armas. AL-HAKAM II, sin embargo, de forma puntual, debe defender el califato con la fuerza de las armas. Así, en 966 tiene que hacer frente a los piratas vikingos daneses que son derrotados en las llanuras de Lisboa, hundiendo gran parte de su flota, compuesta por veintiocho navíos.

Los vikingos, expulsados de Galicia, prosiguen sus ataques esta vez en las costas portuguesas. Las fuerzas de AL-HAKAM II las repelen finalmente con contundencia.

AL-HAKAM II confia en exceso en los funcionarios que le rodean, especialmente en el chambelán al-Mushafi, el visir Ibn Abi Amir (futuro Almanzor) y el general Galib.